Oct
Evangelio del día
“ Creció, se hizo un árbol y los pájaros anidaron ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-25
Hermanos:
Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto.
Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.
Pues hemos sido salvados en esperanza. Y una esperanza que se ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar uno algo que ve? Pero si esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Salmo de hoy
Salmo 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6 R/. El Señor ha estado grande con nosotros
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.
Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, decía Jesús:
«A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
La creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios
Pablo comienza hablando de la gloria de los que sufren con Jesucristo y que se manifestará en nosotros. A continuación, coloca en este “horizonte de la esperanza” a toda “la humanidad”, a toda “la creación,”
En lo tocante a la resurrección, Pablo sigue la gran tradición bíblica, el Dios creador y salvador. En el tema de la creación el hombre tiene que llegar a un término feliz bajo la dependencia de Dios, hace al hombre responsable de la creación.
“Hermanos: Considero que los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación, de los hijos de Dios.”
De las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad, la virtud de la esperanza es a la que menos importancia le damos. En este pasaje de San Pablo a los Romanos nos dice el valor que tiene esta virtud, “Porque la creación expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios”. El Apóstol contempla a la humanidad y a la creación en el camino de la salvación, (ya realizada en Jesucristo, pero aún no concluida), con la mirada expectante y tendida hacia ese futuro de liberación que se hace ya presente en la esperanza; “la humanidad entera está gimiendo con dolores de parto. Y no solo eso; también nosotros los cristianos que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior aguardando la hora de ser hijos de Dios la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados.”
Tenemos que dar razón de nuestra esperanza en los ambientes en que vivimos, porque la esperanza no defrauda y es la que nos ayuda a mantener la fe viva en Jesucristo.
Los que aman a Dios colaboran activamente, no se puede estar pasivamente esperando el santo advenimiento.
En este mundo en que vivimos nadie espera, porque lo tienen todo, y lo que no tiene no lo espera con perseverancia lo espera con desespero, porque no sabemos privarnos de cosas que no son necesarias, que son caprichos.
Crece el grano, y se hace un arbusto
Una cuestión habitual dentro de la doctrina de los maestros religiosos de aquel tiempo da paso a las parábolas del grano de mostaza y a la levadura.
Con estas parábolas Lucas ilustra el modo que Jesús va viviendo la experiencia de Dios como Padre y la forma como esa experiencia debe ir enraizando en cada persona y en cada sociedad.
El reino glorioso de los últimos tiempos comienza, ya desde ahora, en la humildad de los corazones de los creyentes. Las dos imágenes de la mostaza y la levadura se complementan para darnos una idea del dinamismo de crecimiento y de trasformación del reinado de Dios.
En la minúscula semilla de mostaza se encierra algo inmensamente grande. Dios sabe valorar la dimensión de lo pequeño frente a la mentalidad oficial del tiempo de Jesús donde solo contaba lo grande y poderoso, y esta mentalidad se había convertido en la medida de todo juicio. Jesús reacciona contra este modo de ver la vida y en esta bella parábola nos describe otra realidad.
De una minúscula semilla brota la vida más exuberante: un árbol que crece y da cobijo a otros seres, adonde “vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas”
Por eso tenemos que mirar desde lo pequeño de nuestra vida la grandeza y el poder de Dios.
Ojala que nos parezcamos al grano de mostaza y de la levadura para tener la verdadera esperanza en Dios, ya que él es el que nos da el crecimiento de nuestra fe para alcanzar el reino glorioso.