Nov
Evangelio del día
“ Cuando des un banquete, invita a los pobres ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2,1-4:
Hermanos:
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.
Salmo de hoy
Salmo 130,1.2.3 R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre;
como un niño saciado
así está mi alma dentro de mí. R/.
Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
No os encerréis en vuestros intereses
La primera lectura recoge un deseo entrañable de san Pablo: que tengan los sentimientos de Cristo. El sentimiento es el del amor. Se manifiesta feliz, porque ha sentido el amor que le profesan los cristianos de Filipos; que es el mismo que sienten entre ellos. Les pide que se mantengan en esa actitud; que no se dejen llevar por envidias, deseos de superioridad, que no se encierren en los intereses exclusivos de cada uno. Que el interés desborde el propio yo y se extienda a los demás. Todo ello permitirá vivir en la paz del Señor, como se proclama en el salmo responsorial.
Cuando des un banquete, invita a los pobres
En el texto del Evangelio de este día Jesús no habla a sus discípulos ni a los que viene a escucharle, sino a “uno de los principales fariseos, que le había invitado”. El texto en una primera lectura no tiene mucho sentido: ¿cómo no se va a invitar a familiares, a amigos…? El sentido del texto se encuentra en la referencia a la búsqueda de correspondencia en aquellos a los que invita. Jesús quiere que cuando se sea generoso, es decir: se haga el bien a alguien, o se diga bien de alguien, no se busque que los demás sean lo mismo de generosos con uno.
La generosidad es una de las actitudes más nobles, más “humanas”: pertenece al genus humano, como algo esencial y noble. Tiene valor en sí misma, engrandece nuestra condición, la constituye: sin generosidad no somos “humanos”. La paga de la generosidad es ennoblecer nuestro ser. Lo que se reconocerá cuando el juicio sea el de Dios.
¿Nos hemos examinado del nivel de nuestra generosidad? Si abundan en nosotros los sentimientos de la primera lectura, la generosidad brotará de modo espontáneo. La verdad de lo que somos son nuestros sentimientos. De los más nobles brota ser generoso.