Sep
Evangelio del día
“ ¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15-20
Cristo Jesús es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Salmo de hoy
Salmo 99, 2. 3. 4. 5 R/. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:
«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo:
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola:
«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».
Reflexión del Evangelio de hoy
La grandeza de Jesús
Todo lo que leemos en esta carta a los Colosenses es un himno a la grandeza de Cristo Jesús. En verdad es hombre y Dios. Todos los calificativos que se le atribuyen son ciertos. Pero Cristo Jesús no se quedó con su grandeza para él y para que nosotros se la reconociéramos. Al contrario, fue capaz de despojarse de su rango divino y se hizo esclavo, se puso a nuestro servicio. Quiso enseñarnos cómo debemos vivir nuestra existencia humana. Lo hizo no desde su trono de gloria, sino viviendo como uno de nosotros y sirviéndonos hasta morir en la cruz, por vivir y predicar el amor. No sé qué nos atrae más de Cristo Jesús, si su grandeza por ser grande: imagen de Dios, primogénito de toda criatura, creador de todas las cosas… o su grandeza por su abajamiento, por ser nuestro servidor. Ya sabemos el camino para ser grande en el “reino de Dios”.
Nuestros ayunos
Teóricamente entendemos la razón que da Jesús para que sus discípulos no ayunen, aunque culturalmente nos resulte extraña porque entre nosotros no se da la institución de “los amigos del novio”. Además, nosotros siempre gozamos de la presencia de Cristo. “Yo estaré siempre con vosotros”. Nuestros ayunos van a ir por los sufrimientos, las tribulaciones, las dificultades que nos va a acarrear seguir a Cristo en todas las circunstancias de la vida, y cambiar nuestra mente y nuestro corazón no cristianos para saborear y gustar el vino nuevo, que es todo lo de Cristo Jesús.