Ago
Evangelio del día
“ ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ”
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-40
Moisés dijo al pueblo:
«Pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra; pregunta desde un extremo al otro del cielo, ¿sucedió jamás algo tan grande como esto o se oyó cosa semejante? ¿Escuchó algún pueblo, como tú has escuchado, la voz de Dios vivo, hablando desde el fuego, y ha sobrevivido? ¿Intentó jamás algún dios venir a escogerse una nación entre las otras mediante pruebas, signos, prodigios y guerra y con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos, como todo lo que hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?
Te han permitido verlo, para que sepas que el Señor es el único Dios y no hay otro fuera de él.
Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte y en la tierra te mostró su gran fuego, y de en medio del fuego oíste sus palabras.
Porque amó a tus padres y eligió a su descendencia después de ellos, él mismo te sacó de Egipto con gran fuerza, para desposeer ante ti a naciones más grandes y fuertes que tú, para traerte y darte sus tierras en heredad; como ocurre hoy.
Así pues, reconoce hoy, y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Observa los mandatos y preceptos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y se prolonguen tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre».
Salmo de hoy
Salmo 76,12-13.14-15.16.21 R/. Recuerdo las proezas del Señor
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas. R/.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos. R/.
Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,24-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte morirán hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».
Reflexión del Evangelio de hoy
Las lecturas de hoy ensalzan la figura de Dios, la pone como ejemplo de grandeza, de poder, pero no nos confundamos…no es de superioridad, sino de generosidad. De dar lo mejor, de ofrecerlo a sus elegidos y a sus descendientes, para que seamos felices.
No sabemos si es por el momento que nos esta tocando vivir, pero parece que durante un tiempo proliferaron los libros de autoayuda, y benditos libros si a alguien le han ayudado a ver un horizonte más claro, a replantearse su vida, o a levantarse después de haber tocado fondo. Hay múltiples escritores, (seguro que ya nos ha venido a la mente algún nombre), ponentes y oradores que transmiten las claves y virtudes de la ansiada felicidad, y múltiples formas de hacer llegar esas sabias palabras a la humanidad. Quién no ha recibido un bello power point en su bandeja de correo, que por lo menos durante un segundo le ha hecho pensar, ¡que razón tiene!; esbozar una breve sonrisa y a la hora de darle a reenviar decir, es muy bonito pero seguro que mis contactos están hartos de recibir cosas así…
No pretendemos que ahora llenemos el correo de nuestros allegados pero si cuestionarnos por qué nos cuesta tanto transmitir el mensaje de Dios .
Si quienes vivieron la experiencia de los profetas, la vida de Jesus, …no nos hubieran legado y transmitido la palabra de Dios, ahora careceríamos de un gran pilar en nuestras vidas.
Muchos siglos tienen ya las Sagradas Escrituras. Muchos años los mensajes sobre la forma de vida y la alegría que nos proporciona ser coherentes, sentir la cercanía de la gente querida, sentir vivo el amor al prójimo, “ocuparnos y no preocuparnos” (Emilio.Duró), y reconocer que, aunque llena de dificultades, la vida vale la pena vivirla intensamente aun a riesgo de perder algo en el camino. “¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida?” Mateo 16, 24-28.