Ago
Evangelio del día
“ Cursaré el camino de la perfección, ¿cuándo vendrás a mí? ”
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 30,1-2.12-15.18-22:
Palabras que recibió Jeremías de parte del Señor:
«Esto dice el Señor, Dios de Israel:
“Escribe en un libro todas las palabras que he dicho:
Tu fractura es incurable,
tu herida está infectada;
tu llaga no tiene remedio,
no hay medicina que la cierre.
Tus amantes te han olvidado,
ya no preguntan por ti,
pues te herí como un enemigo,
te di un escarmiento cruel.
Y todo por tus muchos crímenes,
por la gran cantidad de tus pecados.
¿Por qué gritas por tu herida?
Tu llaga es incurable.
Por tantos y tantos crímenes,
por todos tus numerosos pecados
te he tratado de ese modo”.
Pero esto dice el Señor:
“Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob,
voy a compadecerme de sus moradas;
reconstruirán la ciudad sobre sus ruinas,
su palacio se asentará en su puesto.
De allí saldrán alabanzas,
voces con aire de fiesta.
Haré que crezcan y no mengüen,
que sea reconocida su importancia,
que no sean despreciados.
Serán sus hijos como antaño,
su asamblea, estable en mi presencia;
yo castigaré a sus opresores.
De entre ellos surgirá un príncipe,
su gobernante saldrá de entre ellos;
lo acercaré y estará junto a mí,
pues ¿quién arriesgaría su vida
por ponerse cerca de mí?
—oráculo del Señor—.
Y vosotros seréis mí pueblo
y yo seré vuestro Dios”».
Salmo de hoy
Salmo 101,16-18.19-21.29 y 22-23 R/. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sion,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,22-36
Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y lo hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le trajeron a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.
Reflexión del Evangelio de hoy
«He aquí que Yo hago volver a los cautivos de las tiendas de Jacob… y vosotros seréis mi pueblo y Yo seré vuestro Dios»
Inicio del libro de la Consolación. El Pueblo está en un grave aprieto. Los aliados de los que se ha fiado le han fallado. Tanto Israel como Judá están bajo el yugo invasor y el pueblo ha ido perdiendo su identidad cultural y religiosa. Han vivido un sincretismo religioso que les ha hecho perder su sentido de Pueblo. «Irremediable es tu quebranto, incurable tu herida». Pero ha comenzado una era nueva. Yahvé ha visto su aflicción y se ha apiadado de ellos. El poder del pueblo asirio comienza a tambalearse. Y en el pueblo se inicia una «renovación» en la fe yahvista y renace la esperanza nacional. Dios ama a su pueblo y volverá a reunirles como hijos bajo su manto. Ni en los peores momentos de su historia, Dios olvida a sus hijos. Hará volver a los desterrados, los reunirá en torno a Sión. El pueblo ha de estar confiado y agradecido. Entonar cantos de alabanza en la esperanza que Dios se ha apiadado de ellos y los ha congregado como un pastor a sus ovejas.
Esta es la enseñanza que el profeta Jeremías transmite en este libro de la Consolación. Ni en los peores momentos Dios nos abandona. Ni en los momentos más difíciles nos olvida. Por eso hemos de entonar cánticos de alabanza y agradecimiento al que siempre está con nosotros.
«Al instante les habló Jesús y dijo: Ánimo, que soy yo, no temáis»
Este fragmento del evangelio de Mateo, Jesús caminando sobre las aguas, es la continuación de la primera multiplicación de los panes entre aquellos que han salido a su encuentro en un lugar solitario. Mateo quiere fortalecer la fe y la confianza en Jesús de la comunidad de Jerusalén a quien va dirigido su evangelio. En los momentos en que escribe este evangelio, la comunidad de creyentes ha sufrido la persecución romana y la destrucción del templo. Y Mateo relata sus experiencias milagrosas de la vida de Jesús.
Hay que reforzar la fe en Jesús y atestiguar su filiación divina. Jesús es capaz de saciar el hambre de cinco mil como es capaz de controlar los fenómenos naturales, las tormentas o la densidad del agua del mar caminando sobre ella. Pero sobre todo, Él está presente cuando la fe de sus discípulos decae o titubea. Jesús aparece ante el temor de los discípulos para animarlos. Ánimo, sed fuertes, tened confianza, no dudéis de mi apoyo… «Yo soy», les confirma Mateo, insinuando la verdadera personalidad de Jesús, el Hijo de Dios. ¿Cómo puede Dios olvidar a los suyos? Por eso, no temáis, no os desesperéis, la mano de Dios esté con vosotros. Esta historia reafirma a la Iglesia de Mateo, que incluso en medio de la persecución, no tienen por qué temer. Jesús está presente en medio de ellos. El temor es natural, entendible, le sucede hasta al mismo Pedro, tal como nos cuenta el evangelio como continuación del relato. Pero como Pedro, al sentir miedo y comenzar a hundirse, invocando al Señor él nos pone a salvo.
También a nosotros se nos ofrece la misma seguridad. Ni la enfermedad, ni la muerte, la persecución o cualquier otro problema pueden separarnos de la cercanía de Dios. Ni la adversidad es señal del disgusto de Dios, ni la prosperidad lo es del favor de Dios. Dios está siempre presente y cercano a nosotros para dar sentido a nuestra vida. Aceptar a Dios, es procurar que su Reino, el reino del amor, sea una realidad en nuestras relaciones, con Dios y con todos los demás, hijos de Dios y hermanos nuestros en Jesús.