Jun
Evangelio del día
“ Escucha, Israel ”
Primera lectura
Lectura de la segunda carta de san Pablo a Timoteo 2, 8-15
Querido hermano:
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.
Es palabra digna de crédito:
Pues si morimos con él, también viviremos con él;
si perseveramos, también reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.
Esto es lo que has de recordar, advirtiéndoles seriamente delante de Dios que no discutan sobre palabras; no sirve para nada y es funesto para los oyentes.
Procura con toda diligencia presentarte ante Dios como digno de aprobación, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que imparte con rectitud la palabra de la verdad.
Salmo de hoy
Salmo 24 R/. Señor, enséñame tus caminos.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia
y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Él permanece fiel
San Pablo, encarcelado y sintiendo cerca su propio fin, exhorta a Timoteo a guardar el tesoro recibido a través de su predicación, de su Evangelio, que no es otro que el de Cristo resucitado. No son palabras humanas porque, de serlo, habrían sido encadenadas, retenidas y silenciadas en su misma prisión. El último de los apóstoles se siente abandonado y reclama la consoladora presencia de su hijo en la fe para confirmarlo en su misión, que es el sentido de su propia vida y la de todos nosotros: anunciar el Evangelio sin palabrería inútil ni contienda verbal, con la humildad sincera que tienen las personas sencillas, trabajadoras, que predican la verdad con su vida honesta, que transparentan la obra que el Espíritu Santo, pacientemente, va realizando en ellas.
Entreveo la admiración que desprenden las palabras de Pablo que nada tienen que ver consigo mismo, con su firmeza, con su fortaleza o su valor. Él se siente depositario de lo que entrega a Timoteo y sabe que, en la predicación movida por el Espíritu Santo, lo importante no es el anunciante sino el anuncio. Procuremos que nuestras palabras no den testimonio de nosotros mismos ni de los subterfugios que nos justifican ni de alambicados argumentos que buscan la admiración de otros. Lo importante es que en el mundo no se silencie el Evangelio, la alegría de la salvación que es esperanza para todos los seres humanos y para la creación entera.
Que el Señor nos ayude a caminar con rectitud, que nos instruya pacientemente a los que confiamos en su fidelidad.
Escucha, Israel
Es estimulante imaginar la mirada de Jesús abrazando la rectitud del corazón del escriba. En otros pasajes evangélicos, el Señor reconoce una intencionalidad aviesa en su interlocutor y rehúsa dar una respuesta. No es el caso que escuchamos en el pasaje del Evangelio de san Marcos que hoy meditamos.
El escriba está interesado sinceramente en la respuesta de Jesús. Quisiera detenerme en este punto para meditar sobre las preguntas que solemos repetir en nuestra plegaria a Dios. Creo que nos ayudará a leer lo que hay en nuestro corazón y a valorar si nuestro interés tiene algo que ver con el mostrado por el escriba. Recuerdo unos versos muy alentadores del libro de Jeremías que dicen algo así: Clama a mí que yo te responderé y te diré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. La petición que se esconde en nuestra oración, y que también se desvela en ella, revela lo que está en nuestro corazón.
En el segundo punto para la meditación encontramos la novedad en la respuesta que Jesús da al escriba, plenitud de la plegaría judía que comienza con el solemne mandato: Shemá Israel. El amor al prójimo es la natural consecuencia del amor de Dios y no tanto la medida de nuestro amor. La experiencia del amor de Dios que hemos conocido en Cristo Jesús nos ha señalado el camino: podemos amar porque hemos sido amados primero (I Jn. 4:19). El amor ha sido derramado en nuestros corazones con el don del Espíritu Santo (Rom. 5:5) que hemos recibido y celebrado. También hemos celebrado la solemnidad de la Santísima Trinidad. El amor trinitario, origen y fin de toda vida y de toda la Vida. El amor es expansivo en cuanto que es comunicador de vida. La vida nos ha sido comunicada y solo la perdemos cuando intentamos retenerla. La vida fluye al entregarse, dándose a sí misma. Si intentamos retenerla, la perdemos. La vida no la poseemos, la tenemos. Pero no la tenemos en el bolsillo del pantalón y la entregamos dosificada como si se tratase de las monedas que depositamos en las manos de los menesterosos. Somos portadores de vida y solo la comunicamos dándonos. El misterio de la Santísima Trinidad es un misterio de comunicación de amor. Su cualidad es comunicarse y el pronombre reflexivo indica su encarnación. No hay misterio sin cuerpo, tercera solemnidad que hemos celebrado el pasado domingo.
Somos pura relación amorosa y el máximo peligro lo corremos cuando tomamos la cautela de guardar para nosotros mismos aquello que solo conservamos entregándolo. La razón expresada en la conocida sentencia popular nos dice que el que guarda siempre tiene. El escriba judío entendió que no somos tanto seres racionales como relacionales y su recto corazón fue iluminado por la verdad de Cristo.
¿Entiendo que el prójimo soy yo misma y que amarlo es la única posibilidad de sostener la Vida?