Ene
Evangelio del día
“ Nosotros somos de Dios ”
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 22 – 4, 6
Queridos hermanos:
Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Queridos míos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo.
En esto podréis conocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo.
Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios.
Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha.
En esto conocemos el Espíritu de la verdad y el espíritu del error.
Salmo de hoy
Salmo 2, 7-8. 10-12a R/. Te daré en herencia las naciones
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones;
en posesión, los confines de la tierra». R/.
Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 12-17. 23-25
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó.
Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
Reflexión del Evangelio de hoy
Dios nos habla al corazón
Esta bella perícopa de la Carta de la Primera Carta del Apóstol San Juan, que meditamos, hoy está llena de buenos consejos que, si los tenemos en cuenta, aligerarán bastante el peso de lo cotidiano.
- «Podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y lo que pidamos lo recibiremos de él porque guardamos sus mandamientos.» ¿Cuál es la condición?
- Que creamos en Él, y
- Que nos amemos unos a otros.
Dios nos habla al corazón y nos recomienda que nos amemos como Él nos ama.
Por tanto quien tenga Amor fraterno deja que Dios someta su corazón a un examen riguroso, porque ama desde el corazón, en él tiene la raíz del Amor.
Quien deja que Dios le llene de Amor el corazón, tiene la seguridad de que todo lo que pida se le concederá.
Tengamos la seguridad de que si nuestra vida rebosa Amor, nuestra oración será escuchada por Dios.
Aunque también es verdad que Dios no nos concede lo que queremos, sino lo que nos conviene.
- «Conocemos que Dios permanece en nosotros por el Espíritu que nos dio.» Es el Espíritu de Dios el que nos hace permanecer en el Amor, que nuestra vida sea rica en Caridad.
- «Quien conoce a Dios nos escucha…», por tanto la persona que escucha es poseído por el Espíritu de la Verdad.
Por nuestra parte atendamos al mensaje que nos quieren transmitir, y escuchemos a toda persona que nos que nos ayuda a amar a Dios y a los hermanos.
Podemos preguntarnos:
¿Cuido mi formación espiritual para discernir dónde está el bien, y dónde el mal?
¿Con mi vivir de cada día doy a conocer que soy de Dios?
«Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos»
El Señor Jesús se retiró a Galilea, y fue para los habitantes de aquella región la “intensa luz” que anunciaba Isaías.
La obra que había comenzado Juan el Bautista es ahora continuada por el mismo Jesús.
Esta realidad, que ya había sido anunciada por Juan, cuando él expresaba que fue enviado por Dios para ser testigo de la luz, pero que él no era la luz, cuando manifestaba que el que estaba por venir era más poderoso que él.
Ya Juan durante su vida había colocado a Jesús en su lugar, pues predijo que esta nueva misión, comenzada por Jesús, no solo sería la proclamación de la Palabra, sino que la misma Palabra estaría acompañada por toda clase de curaciones y de manifestaciones del amor que Dios tenía hacia los hombres.
La llegada de Jesús a la región de Galilea, produjo como un nuevo nacimiento para muchas personas que vivían en las tinieblas, en las oscuras regiones de la muerte.
La presencia de Jesús fue para ellos una luz en sus caminos.
Jesús llega con un claro mensaje a esta región de Galilea: Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca.
También hoy podemos acercarnos a Jesús para que nos sane de las dolencias del alma, sobre todo, que nos ayude a darle la espalda egoísmo, y, a abrirnos a Su Gracia.
La Liturgia nos permite celebrar hoy la santidad de San Raimundo de Peñafort, gran predicador de la Verdad y del Amor a Dios, llamando a la conversión a quienes vivían alejados de Dios, y a quienes no lo conocían.
San Raimundo fue un santo humilde, de máxima perfección y extraordinario celador de la observancia regular.
Podemos preguntarnos:
¿Me dejo iluminar por Dios?
¿Escucho el mensaje del Señor Jesús, sobre la necesidad de mi conversión a Él?