Dic
Evangelio del día
“ Venid a mi todos los que estáis cansados ”
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 40, 25-31
«¿Con quién podréis compararme,
quién es semejante a mi?», dice el Santo.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿quién creó esto?
Es él, que despliega su ejército al completo
y a cada uno convoca por su nombre.
Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza,
ninguno falta a su llamada.
¿Por qué andas diciendo, Jacob,
y por qué murmuras, Israel:
«Al Señor no le importa mi destino,
mi Dios pasa por alto mis derechos»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Fortalece a quien está cansado,
acrecienta el vigor del exhausto.
Se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.
Salmo de hoy
Salmo 102, 1-2. 3-4. 8 y 10 R/. Bendice, alma mía, al Señor
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestro pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas
Este texto, dentro del capítulo 40 de Isaías, se dirige al pueblo de Israel que vive una dura experiencia en el exilio. Los judíos son deportados a Babilonia en varias etapas y allí residirán durante 70 años. Israel pasa por diversos momentos existenciales muy difíciles, durante estos años. Se siente abandonado de Dios que no se interesa por su pueblo, experimenta la tentación de buscarse otros ídolos que le resuelva sus problemas. “Al Señor no le importa mi destino…” Y es en medio de esta experiencia dolorosa del pueblo, como Dios suscita al profeta Isaías que interpela su desconfianza y presenta a un Dios que “fortalece a quien está cansado y acrecienta el vigor del exhausto”.
Cuando el pueblo de Israel vuelve a Jerusalén, su fe se ha purificado, han descubierto a un Dios que cura la fragilidad y restablece las fuerzas del que no camina. El destierro fue un tiempo difícil, pero, tiempo de Gracia para reflexionar sobre su fe. “El tiempo difícil y apasionante de este periodo posibilitó la vivencia más auténtica de la fe” (Francesc Remis)
No hace falta añadir muchas palabras más a este texto para descubrir en él muchas situaciones y semejanzas con nuestro hoy. En las personas que han de dejar su país, su familia, que cruzan desiertos o mares huyendo del hambre, la persecución, las guerras, en este éxodo migratorio con el que nos despertamos cada mañana. Nos descubrimos a nosotros mismos, en las situaciones personales y vitales en las que podemos sentir el abandono de Dios, la falta de respuesta a nuestras necesidades, momentos de prueba, de dificultad, y tantas situaciones en la vida que ponen a prueba nuestra fe y nuestra confianza en Dios.
También hoy se nos ofrece en la Palabra, a este Dios próximo que cura nuestra fragilidad y restablece la fuerza del que está cansado. Ánimo, nos dice por medio del profeta, porque “Dios da vigor al fatigada y al que no tiene fuerzas, energía. Él se dispone a curar nuestra fragilidad. Aquellos que ponen la esperanza en Dios, nos dice, renuevan sus fuerzas.
Cuando el pueblo de Israel volvió a su tierra, su fe se había purificado, habían descubierto a ese Dios próximo a su pueblo capaz de conducirlos hasta la tierra prometida.
Se nos invita también hoy a nosotros a descubrir, en medio de las dificultades de la vida, a Dios que renueva y purifica nuestra relación con El, que sostiene nuestra esperanza, que hace camino con nosotros.
Señor ayúdame a descubrir en las crisis de la vida, un camino de purificación de mi fe y de fortalecimiento de mi confianza en Ti.
Y encontraréis descanso para vuestro espíritu
Mateo, a través del capítulo once, nos narra diversas actitudes que las personas o grupos manifiestan ante Jesús.
Los versículos que iluminan hoy nuestro día van precedidos de una emotiva oración de Jesús en donde se dirige a su Padre con un profundo agradecimiento “te doy gracias, Padre, porque…has revelado estas cosas a los pequeños”. Jesús pone de manifiesto esa mirada complacida del Padre, hacia los sencillos, los que se sienten pobres y necesitados, hacia los que están lejos de la prepotencia del saber o tener, hacia los que en su corazón se dejan instruir por Dios. A esos ¿a nosotros? Dios les revela que, en su Reino, son sus predilectos porque están dispuestos a escuchar su Palabra, a conectar con su mensaje, a comprometerse con los valores de su Reino, a tener una mirada compasiva y misericordiosa. Y por eso y por nosotros da gracias, Jesús al Padre. “te doy gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a la gente sencilla”
En la época de Jesús, en las comunidades a las cuales Mateo dirige sus escritos, había demasiada gente agobiada bajo el peso de la ley “los maestros de la ley y los fariseos echan cargas pesadas sobre los hombros de los demás” (Mt. 23,4), a Dios sólo se accede desde el escrupuloso cumplimiento de la ley, de sus muchos preceptos, que suponen un yugo pesado, muy pesado. Es este entorno el que contempla Jesús, y Él nos ofrece su yugo, su doctrina, su vida, “Aprended de mi” para que, todas las personas que sienten sobre si el yugo pesado de las mil dificultades de la vida, de las cargas impuestas, de los distintos “yugos” que oprimen nuestro corazón, recojan la invitación que hoy y a cada uno nos hace Jesús “Venid a mi” porque Dios ha revelado las cosas de su Reino a los sencillos, a los que confían en Él como la fuente de Gracia para recorrer el camino de la vida. “Venid a Mi”
Dejemos que esta invitación resuene en nuestro corazón y reavive nuestra confianza en Él.