Vie
8
Abr
2016

Evangelio del día

Segunda Semana de Pascua

Si es cosa de Dios

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 34-42

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.

Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.

En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».

Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.

Salmo de hoy

Salmo 26, 1. 4. 13-14 R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.

Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».

Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.

Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».

Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».

Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.

Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».

Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».

Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Reflexión del Evangelio de hoy

  • “Si es cosa de Dios”

Muy acertada nos parece la reflexión de Gamaliel. Dirigiéndose a las autoridades religiosas, del Consejo, que no sabiendo muy bien qué hacer con los apóstoles que, con gran valentía seguían predicando a Jesús y Jesús resucitado, les mantenían en la cárcel para que se callasen y no extendiesen esa buena noticia, les dice: “No os metáis con esos hombres; soltadlos… si lo que proclaman es cosa de hombres, se dispersarán; pero si es cosa de Dios, no lograréis dispersarlos y os expondrías a luchar contra Dios”.

Después de XXI siglos de existencia del cristianismo, Gamaliel acertó. Jesús muerto y resucitado sigue reinando en el corazón de millones y millones de hombres y mujeres, por la misma razón de este buen fariseo: lo de Jesús es “cosa de Dios”. Si no fuera así, con las acechanzas exteriores que la iglesia de Cristo ha sufrido, con los pecados y flaquezas de los cristianos… todo se habría disuelto. Pero como es “cosa de Dios”, y Dios sigue presente en ella, la iglesia, la comunidad de seguidores de Jesús, sigue viva.

También evidentemente el criterio de Gamaliel nos lo tenemos que aplicar cada uno de nosotros. Ojalá todo lo que hagamos sea “cosa de Dios”, y nos dejemos guiar por Dios y todo lo que él nos ha dicho, principalmente a través de su Hijo Jesús. Es la única manera de que encontremos el gozo de vivir ahora y la plenitud de la felicidad después de nuestra muerte.

  • “Iban a llevárselo para proclamarlo Rey”

Jesús siempre se deja guiar por sus entrañas de misericordia, que no le permiten abandonar a sus propias fuerzas y sin alimento que comer, a tantos que habían acudido a escuchar su palabra liberadora. Y realiza la multiplicación de cinco panes y dos peces para dar de comer a tantos seguidores. Incluso sobraron doce canastas.

Pero no podemos olvidarnos del final de este evangelio. Los beneficiados de la multiplicación con la que saciaron su hambre material quieren proclamarlo rey. Aclaman a un rey milagrero que sacie sus necesidades materiales. Pero Jesús lo rechaza de plano. Jesús quiere reinar de otra manera. Quiere reinar en el corazón de cada persona y ofrecerles un alimento más necesario que el necesario alimento material. Quiere regalarles y multiplicar su amor, su perdón, su luz, su verdad, su cuerpo, su sangre… para que caminen por esta vida con sentido, con ilusión, con esperanza antes de llegar a la patria definitiva y gozar de la plenitud de la felicidad.