Ene
Homilía Santa María, Madre de Dios
“ Conservaba estas cosas, meditándolas en su corazón ”
Pautas para la homilía de hoy
Reflexión del Evangelio de hoy
La Palabra se hace Carne hoy, invitándonos a contemplar el Misterio del Nacimiento del Salvador del seno de María (Lc2,16-21), como una bendición divina para todo el pueblo, (Nu 6,22), haciéndonos hijos de Dios; (Gal 4,4)
Hoy os ha Nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. (Lc 2,11) ¿Qué signo se les dio a los pastores? Fueron de prisa y encontraron a María, a José y al Niño acostado en el pesebre. (Lc 2,16) ¿Serán capaces de reconocerlo así? ¿Seremos capaces nosotros de contar como ellos, cuanto hemos visto y oído en la fe?
El Misterio de la Encarnación de Jesús, en el seno de María, Madre.
¿Cómo seguimos haciendo nuestro el Misterio y los frutos de la Encarnación? El Hijo de Dios se hizo hombre naciendo como todos de una mujer, marcado por la fragilidad y la debilidad inherentes a toda carne. El Altísimo eligió el camino de la generación humana para hacerse Enmanuel, “Dios con nosotros. Y María es mediadora en el paso histórico de la ley a la gracia.
María: la Maternidad, la Fecundidad y el Vacío de la fragilidad.
La Maternidad divina de María, radicada en su maternidad física, la coloca en una relación única y exclusiva con el Cristo Total. María descubre el misterio de su Hijo sólo en la celda de su corazón. El Vaticano II (LG 53, 63, 61), presenta la Maternidad de María como principio unificador de todo su misterio. Gracias al principio de que María ha recibido la máxima participación en la humanidad de Cristo, es posible integrar en una unidad llena de sentido, todas las verdades marianas y la relación con la verdad de la Encarnación y la Redención.
- María, Madre de Jesús, Hijo de Dios. Sin María no hay encarnación. La Maternidad es un hecho biológico concreto y real. María es verdadera Madre de Jesús. Esta maternidad humana, biológica, histórica, impide hacer de ella un mito celestial.
- María, Madre de Dios. Dios ha querido ser Dios con nosotros y tener una madre que es nuestra madre. La Maternidad divina de María está en íntima relación con el sentido histórico de dicha maternidad.
- María, Madre de la Iglesia y de la Humanidad. No fue la Maternidad de María un hecho individual y privado. Es un acontecimiento trascendente, público y universal. María por el lugar que ocupa en la historia de la salvación, llega a ser Madre nuestra.
El vació del corazón humano, sólo lo puede llenar Dios.
Navidad es una oportunidad para tomar conciencia del valor de la Maternidad, la de María y la nuestra. En el vaciamiento de María, Dios la hace Madre del Redentor y de todos los redimidos. Engendrar el deseo de Dios en nosotros y vivir abiertos, acogiendo la vida que nos habita y entregando nuestros miedos, nos permite entender mejor la maternidad.
Los vacíos de la vida, como seno materno, son un espacio para que nazca Dios. Hay un hueco con forma de Dios en el corazón humano que nada puede llenar. Dios no necesita mucho espacio y siempre hace su hogar en el vacío. Cuando sentimos un vacío que anhelamos llenar, podemos apreciarlo como un lugar donde Dios mora. Es el útero vacío que sólo Dios puede llenar, y al hacerlo, fertiliza el desierto y la soledad del alma. Lo que Dios puede hacer en el alma es engendrar a su Hijo y es necesario que esto sea así. Es propio de Dios no poder dejar de engendrar en mí y en todos. (Maestro Eckart).
Conclusión.
a) Por el Sí a la voluntad de Dios, María dio a luz a Jesús, Salvación del mundo y Bendición de Paz para todos. Por eso, ella es Madre de Dios, Madre de la Iglesia y de la humanidad. Un símbolo de la comunidad cristiana, en donde los creyentes encontramos a Cristo y podemos orar en fraternidad diciendo:
+ “Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”.
b) La Maternidad es una forma de ser y de vivir, a la que Dios nos convoca a todos: Acoger, escuchar, aconsejar, perdonar… pueden ser para nosotros, formas de vivir la maternidad, aún en medio de tantas preguntas que nos hacemos oración. El hueco de los desiertos y pobrezas que vivimos, son un lugar donde Dios quiere plantar su tienda. ¿Cómo será esto? ¿Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados ¿Por qué me buscabais?
+ ¿Cómo busco yo a Dios? ¿Dónde lo encuentro? ¿Cómo lo doy?
c) La Oración para este año Jubilar de la Esperanza, expresa la Bendición de Dios en María, que es su Hijo Jesús. En la Maternidad divina y universal de María, encontramos el ancla de nuestra esperanza con la que repito:
+ “El vacío de mi vida, tiene la medida de tu inmensidad, Señor”