Nov
Homilía Todos los Santos
Año litúrgico 2014 - 2015 - (Ciclo B)
“ ¡Felices los pobres…! ”
Introducción
La multitud incontable
Hoy la Iglesia nos propone celebrar y recordar, en una fiesta única a todos los Santos, los conocidos y desconocidos. La minoría de los “canonizados” son los más conocidos seguramente pero la inmensa mayoría de ellos son desconocidos. Hoy estamos invitados a recordarlos; son hermanos y hermanas nuestros que han vivido con fidelidad las bienaventuranzas proclamadas por Jesús de Nazareth: mártires, niños, jóvenes, esposas, esposos, religiosos, religiosas, obispos, papas; laicos y consagrados, pertenecientes a la jerarquía de la Iglesia y también grandes anónimos… es la multitud de la que habla el Apocalipsis, entre los cuales estarán, sin duda, familiares y amigos nuestros. ¿Quién no ha conocido gente “santa”, humilde, pacífica, anónima y servicial alguna vez?
Muchos piensan que la santidad es cosa “seria”, solo para algunos pocos elegidos, para una élite, para poca gente... Descartemos esta idea, ya que el Concilio Vaticano II nos enseña que “es, completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena” (LG 40). “Quedan, invitados y aun obligados todos los fieles cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado” (LG 42). ¿Qué concepto tengo de la santidad? ¿Me siento llamado a la santidad?