Abr
Homilía V Domingo de Cuaresma
Año litúrgico 2010 - 2011 - (Ciclo A)
“ Yo soy la resurrección y la vida ”
Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)
Primera lectura: (Ezequiel 37,12-14).
Marco: Ez 37 recoge la visión cruda de los huesos secos que vuelven a la vida. La representación es original y singular. Pero el contenido global trata de responder a las graves preguntas que se hacían los exilados: ¿dónde está la palabra de Dios? ¿Por qué guarda silencio Dios? ¿Qué futuro espera al pueblo exilado? ¿Dónde están las promesas de Dios a los patriarcas? El conjunto responde a estos interrogantes.
Reflexión
¡Dios responde a los interrogantes más profundos de los hombres! El interrogante fundamental que recoge todos los otros es ¿cuál es el sentido de la vida y cuál es su destino futuro? Dios responde a través del profeta que Él mismo toma la iniciativa de sacarlos del exilio y llevarles de nuevo a la tierra prometida. Porque se comprometió solemnemente y cumple su palabra. La vuelta del exilio se convertirá, de esta manera, en la imagen de una liberación mucho más amplia que tendrá lugar en el momento final de la actuación de Dios en favor de los hombres, es decir, en el momento que hemos convenido en llamar "escatológico" (el "tiempo" oportuno en que Dios realiza plenamente su plan). El exilio y la liberación del mismo se interpretó como un motivo de esperanza para el futuro de Israel. ¡La vuelta a la vida y a la esperanza es obra del Espíritu Creador! En este caso, Ezequiel conecta y remite a la acción creadora del Espíritu. Y el Espíritu vuelve a aparecer en un momento crucial de la historia de Israel y también como "Espíritu Creador". La liberación es obra del poder de Dios. Por eso se abre el futuro a una nueva esperanza. ¡Entra en juego la inquebrantable fidelidad de Dios! Esta fidelidad inquebrantable de Dios garantiza la esperanza de los hombres que se realizará en su momento y en el modo, que Dios ha previsto, en la plenitud de los tiempos. Este anuncio de Ezequiel se realizará en la resurrección de Jesús.
Segunda lectura: (Romanos 8,8-11).
Marco: Pablo, procediendo a ilustrar el modo de la justificación por la fe, es decir, los efectos que produce en nosotros sigue este proceso: (1º) la paz con Dios (5,1-11); (2º) la vida (5,12-21); (3º) la esperanza y la vida (6, 1-11); (4º) el creyente es substraído al poder de la ley (7,1-25); (5º) el hombre puede ser justificado por la fe y entonces, en virtud del Espíritu de la vida el hombre está capacitado para abrirse a la vida en cuanto hijo y heredero de Dios, llamado a recibir en el futuro una gloria inefable, en la que participará juntamente con él todo lo creado (8,1-30).
Reflexión
Respuesta coherente al don del Espíritu. En esta nueva situación del hombre creada por el Espíritu, sus actitudes han de ser coherentes con ella. Se ha producido una nueva vida, y con ella las consecuencias de la nueva vida que se manifiestan en el comportamiento cotidiano. El creyente que es movido por el Espíritu realiza las obras del Espíritu. Es luz, porque el Espíritu es luz, en medio de su mundo. Tiene otras motivaciones más hondas que conducen su vida. ¡El Espíritu, firme seguridad de nuestra esperanza! Pero la vida en el Espíritu no sólo se manifiesta en un nuevo modo de comportamiento, sino que también le abre a una gran esperanza. El mismo Espíritu que resucitó a Jesús, a quien se adhiere por la fe, realizará en el hombre una obra semejante: la resurrección. El hombre fue creado para la vida y Dios se la garantiza por la resurrección. Este fragmento conecta tanto con Ezequiel como con el evangelio en este planteamiento central para el hombre que fue creado para la vida y la felicidad y está llamado a la vida y a la felicidad. Y la seguridad de su consecución se adelanta en las "arras" del Espíritu, que habita en el creyente, es un anticipo que garantiza la donación total y para siempre de la vida. Los hombres de hoy, como los de ayer, necesitan el testimonio vivo y convincente de los discípulos y seguidores de Jesús que afirman la seguridad de nuestra esperanza. El hombre necesita una respuesta al enigma de la muerte que le aplasta.
Evangelio: (Juan 11,1-45).
Marco: La afirmación central es que Jesús es la "resurrección y la vida". A partir de un "signo" (la resurrección de Lázaro), Juan nos transmite una espléndida reflexión-revelación de Jesús mismo como fuente de la vida y vencedor de la muerte. Este acontecimiento está estrechamente relacionado con lo que Juan afirma en 5,24-30 (léase detenidamente).
Reflexión
¡El camino-proceso de la muerte a la vida, aunque todavía en el ámbito del signo y del anuncio!
1º) El primer atentado contra la vida del hombre es la enfermedad, un fenómeno desconcertante y atenazante que asalta al hombre menazadoramente. Nos movemos en un ámbito profundamente realista y humano. ¿Que hará Jesús con su amigo que sufre el asalto de una enfermedad que puede conducirlo a la muerte? Este dato hay que entenderlo en aquel contexto histórico y social en el que la medicina se desenvolvía en niveles muy rudimentarios. Realismo humano además porque las dos hermanas sin su hermano quedarán en una situación grave de desamparo. Siempre el punto de partida es el mismo: la realidad humana ante el proyecto de Dios que era de vida y para la vida. Sólo desde la aceptación de la experiencia humana podremos valorar la grandeza del don de la vida que procede de Dios a través de Jesús.
2º) ¡El poder y la gloria de Dios se revela en la debilidad y en la muerte! La obra de dar la vida se presenta en dos estratos o niveles: (1º) quien oye y cree la palabra de Cristo posee ya la vida eterna; es lo mismo que pasar de la muerte a la vida. Ya estamos en el momento en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y vendrán a la vida (5,24-25); (2º) llega el tiempo en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas (5,28-29). También aquí está presente el bautismo. El Dios de la vida se enfrenta al poder de la muerte. Está en juego el honor y el prestigio de Dios y el destino y la felicidad del hombre.
3º) Los hebreos definen con frecuencia la muerte como una dormición o un sueño en espera del encuentro definitivo con el Dios de la vida fiel a sus promesas. En este proceso hacia la vida, el maestro va a requerir una vez más la confianza total del hombre. Son momentos tensos que el relator quiere presentar dramáticamente ante su lector para que entre él mismo en el juego, para comprometerlo en el desenlace de la acción. De este modo lo que Jesús haga afectará a Lázaro y le afectará a él también. A Juan le gustan la presentaciones dramáticas. Diríamos que era un hábil dramaturgo con la añadidura de que el drama que el maneja es el de la vida, destino y felicidad del hombre a través de Jesús. No es una pura pieza literaria. Es un mensaje definitivo y una repuesta con sentido.
4º) Para que creáis. ¿Para que crean qué? Que el Hijo del hombre tiene poder para dar la vida al que quiere. La característica de este episodio es afirmar que el don de la vida es aquí presentado expresamente como victoria sobre la muerte.
5º) Marta tiene plena confianza en Jesús amigo suyo y de sus hermanos; pero sobre todo, amigo de Dios. Sabe que su relación con Dios es única, singular e irrepetible. Al menos en la presentación que Juan hace de Marta. Envuelta en la desolación, brilla en su corazón la lámpara que Jesús más estimaba: la confianza en la bondad y la fidelidad amorosa de Dios Padre, dador y restaurador de la vida.
6º) Tu hermano resucitará... Sé que resucitará en la resurrección del último día. Con su confesión inicial, Marta muestra que pertenece al círculo de los fariseos que creen en una resurrección universal al final de los tiempos (en contra de los saduceos que no profesaban esta fe). Marta sabe que llegará al final de los tiempos la resurrección universal como acto previo al juicio al que seguirá la vida eterna.
7º) ¡La Vida es una victoria real sobre la muerte! Yo soy la resurrección y la vida. ¿Crees esto?. Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. El secreto de este acontecimiento es que Jesús revela que la resurrección se anticipará, como en primicia, al tiempo presente proyectada al futuro. Todo el conjunto centra la atención del lector en la declaración solemne de Jesús, que supone la oferta más grandiosa para la humanidad entera porque responde al interrogante más amenazador que atenaza a los hombres: ¿después de esta vida qué? El centro de interés de todo el conjunto es subrayar fuertemente que Jesús es "la resurrección y la vida". Jesús es la resurrección y la vida como oferta para todos los hombres. Y todo esto se fundamenta en un hecho, en un acontecimiento: Cristo ha vencido a la muerte; simbólicamente, a nivel de "signo", resucitando a Lázaro. Este acontecimiento es un "signo" de su propia Resurrección, que será la respuesta definitiva, porque es una resurrección para siempre y fuente de esperanza viva para todos los creyentes.