Sep
Homilía XXIII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2016 - 2017 - (Ciclo A)
“ Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo ”
Introducción
La responsabilidad del profeta no está en callar, al contrario, su misión está en hablar, alentar, convencer a un pueblo de la bondad y misericordia de Dios, y si es preciso gritar a los vientos la misericordia de Dios. De él depende la salvación de muchos. Se le pedirá cuenta si hace caso omiso de su misión.
La fe en el Dios de Jesuscristo nos conduce al amor que supera toda ley. Amar a nuestros enemigos nos sitúa en la radicalidad del mandamiento nuevo, que no consiste en amar sólo a los que nos aman. El amor a nuestros enemigos, a los que nos hacen el mal, nos hace dueño de nuestro corazón. Ni el odio, ni la venganza son caminos apropiados para la fe.
Este amor nos ayuda a comprender que es en el ámbito comunitario donde es posible la conversión y la reconciliación, la corrección fraterna tiene un modo propio y sutil de concretar ese amor.