Jun
Homilía XI Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2015 - 2016 - (Ciclo C)
“ Tus pecados están perdonados ”
Evangelio para niños
La pecadora perdonada - Lucas 7, 36-50
En aquel tiempo un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo: -Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: -Simón, tengo algo que decirte. El respondió: -Dímelo, Maestro. Jesús le dijo: -Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con que pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos le amará más? Simón contestó: -Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús le dijo: - Has juzgado rectamente. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: -¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona poco ama. Y a ella le dijo: -Tus pecados están perdonados. Los demás convidados empezaron a decir entre sí: -¿Quiés es éste que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: -Tu fe te ha salvado, vete en paz
Explicación
Un fariseo, llamado Simón, invitó a comer a Jesús. Había una mujer, con fama de pecadora, que vivía en la ciudad, y que al saber que Jesús estaba comiendo con el fariseo, fue hasta allí. Llevaba un frasco de perfume; llorando, comenzó a bañar con sus lágrimas los pies de Jesús y a enjugárselos con sus cabellos, mientras se los besaba y los ungía con perfume. El fariseo pensaba: "Si supiera Jesús que esta mujer es una pecadora, no dejaría que le tocara". Entonces Jesús le dijo a Simón, el fariseo: - Mira Simón, un prestamista tenía dos deudores. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. Pero cmo no podían pagarle, les perdonó la deuda. ¿Cuál de los dos crees que le estará más agradecido? -Aquél al qu perdono más. -Así es. Y esta mujer ha hecho por mi todo lo que tú no habías hecho. Ella me ha recibido mejor que tú. Ella se merece el perdón de sus pecados, porque ha amado mucho. Y a ella le dijo: - Mujer, tus pecados te son perdonados. Vete en paz.
Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Narrador: En aquel tiempo se le acercó un fariseo a Jesús y le rogaba que fuese a comer con él. Jesús entrando en la casa del fariseo, se recostó a la mesa.
Mujer: ¿Es verdad que está Jesús?, ¿está en esta casa?
Narrador: Cuando la mujer supo que Jesús estaba en casa del fariseo, cogió un frasco de perfume, y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Fariseo: Si este fuera un profeta, sabría quién es esta mujer que le está tocando y lo que es: una pecadora.
Jesús: Simón tengo algo que decirte.
Fariseo: Dímelo, maestro.
Jesús. Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos euros y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?
Narrador: Simón contestó:
Fariseo: Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús: Has juzgado rectamente.
Narrador: Jesús se volvió a la mujer y dijo a Simón:
Jesús: ¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me ha secado con su pelo. Tú no me besaste; ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama.
Narrador: Jesús acercándose a la mujer le dice:
Jesús: Tus pecados están perdonados.
Convidados: ¿Quién se cree éste, que hasta se atreve a perdonar los pecados?
Narrador: Jesús se dirigió de nuevo a la mujer y le dijo:
Jesús: Tu fe te ha salvado, vete en paz.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández