Oct
Homilía XXVIII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2012 - 2013 - (Ciclo C)
“ Viendo que estaba curado, se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. ”
Pautas para la homilía de hoy
Reflexión del Evangelio de hoy
Con el don gratuito brota la alegría
Naamán el Sirio, que al introducirse siete veces en el río Jordán queda limpio de la lepra. Pero confunde la gratitud con una relación de compromiso, como si debiera pagar por la vida recibida, una relación que pasa factura, que quiere comprar la salud, un sentido mercantilista de la vida. No vislumbra la vida, y los dones recibidos de Dios y los hermanos. No comprende la gratuidad. Que la vida entregada ha sido ofrecida y regalada. Y a pesar de la negativa de Eliseo a recibir nada, opta por cargar con el pasado, llevando la tierra a cuesta, la carga de un par de mulas.
Reconocer la salvación, la vida recibida ha de provocar un sentimiento profundo de alegría. Pero no siempre nos permitimos vivir con alegría, y puede llegar a incomodarnos la alegría que pueda estar viviendo nuestro hermano.
Dios permanece fiel
San Pablo, nos invita, en su segunda carta a Timoteo, que el camino de la fe es hacer memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos. ¿Qué huella ha quedado en nosotros, el perdón recibido en la cruz? ¿Qué alegría ha brotado de nosotros por haber vuelto a la vida con Él?
No depende de cada persona recibir el don que se ofrece, pero sí depende de cada uno acogerlo o no, una vez reconocido y agradecido. Porque hoy soy la persona que soy, por mi relación con Dios y con mis hermanos. La interdependencia no resta, sino que suma, y eso nos permite llegar a ser nosotros mismos. Por eso, Dios siempre permanece fiel, porque él no puede negar su amor, no puede negar quien es, no puede negar la misericordia.
La vuelta atrás del extranjero
Por el camino, tras el encuentro con Jesús de Nazaret, son curados diez leprosos; pero sólo uno, el samaritano, el extranjero, es quien regresa alabando a Dios, y postrado en tierra a los pies de Jesús, da gracias. ¿Dónde están los otros nueve: Los de casa, los que dicen creer, los que dicen pertenecer?
La ingratitud nace de una visión negativa del ser humano. Hay personas que siempre desconfiarán de las verdaderas intenciones de quien ha hecho aparentemente el bien. Es una visión que limita nuestra capacidad para agradecer, confunden la gratitud con una muestra de debilidad o sumisión: quien agradece reconoce sus propias carencias y cierta superioridad en el otro, que puede darle algo que necesita. Este tipo de visión fomenta el individualismo y la autosuficiencia, y llegamos a decir que no hemos elegido libremente el don que se ha recibido, porque en el fondo no queremos deber nada a nadie. Llegamos a decir: “yo no te lo he pedido”.
Otros, no se consideran dignos de recibir los dones y, por eso, les resulta imposible reconocer los dones gratuitos recibidos. No se reconocen dignos de ser amados. La culpa imposibilita la conciencia y no deja espacio al perdón y al amor. No se abren al sentido del amor incondicional: permitir que el misterio del amor entre en nuestra vida, generando así la confianza en nosotros, y la oportunidad de agradecer.
¿Cuánto tiempo vamos a permanecer lejos de Dios? Agradecer es una forma de aceptar libremente el amor de Dios en mi vida. Morir con Él y Vivir con Él.