Sep
Homilía XXIV Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)
“ Hasta setenta veces siete... ”
Introducción
La primera oración de la Eucaristía es conocida como “colecta”. Colecta porque recoge y expresa los sentimientos de la asamblea que se dispone a celebrar el misterio pascual. Por eso es importante prestarle atención. Hoy esta oración pedirá a Dios que nos conceda servirle de todo corazón para que percibamos el fruto de su misericordia. Estas dos peticiones están muy relacionadas con el evangelio de este domingo, en el que el Señor nos exhorta a perdonar siempre, sin límites. El perdón al hermano que nos ha ofendido puede ser una buena manera de servir al Señor. Por otra parte, este perdón otorgado al hermano es la mejor prueba de que hemos acogido y, por tanto, percibido, el fruto de la misericordia que el Señor tiene con nosotros.
La liturgia de hoy habla de perdón y misericordia. Cada eucaristía comienza con una petición al Señor de las misericordias para que perdone nuestros pecados y así podamos celebrar dignamente sus misterios. El salmo, que siempre leemos o cantamos después de la primera lectura, nos recuerda que nuestro Dios es misericordioso; esa es una de sus mejores características: “el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia”. Nosotros estamos llamados a imitar este modo divino de ser.