Homilía Viernes Santo

Introducción

La liturgia del Viernes Santo es especial dentro del año litúrgico, debido a que es el único día en el que la Iglesia no celebra misa, a excepción del Sábado Santo, sino únicamente un oficio litúrgico que sí incluye la comunión con el Cuerpo de nuestro Señor, consagrado en la celebración del día anterior, el Jueves Santo.

La homilía para este día no debe ser larga, debido a que se lee la Pasión del Evangelio según San Juan, por lo cual debe ser más bien corta. En ella se ha de reflexionar sobre la muerte de Nuestro Señor Jesucristo y se ha de motivar la feligresía a que participe activa y conscientemente de los momentos celebrativos subsiguiente: la oración universal y la adoración de la cruz (o mejor dicho: la adoración de Nuestro Señor en la cruz).

Finalmente, la homilía ha de hablar del misterio de nuestra salvación acontecido en la persona de Jesús y manifestado con pura crudeza y mayor ternura en su muerte en la cruz, único camino para llegar a la Resurrección.