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Homilía Tercer Domingo de Cuaresma
Año litúrgico 2008 - 2009 - (Ciclo B)
“ Destruid este templo, y en tres días lo levantaré ”
Introducción
En la primera lectura, vemos a Yahvé y al pueblo elegido firmar un pacto, una alianza de amigos, no comercial. “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo”. Yahvé, a través del Decálogo, le indica el camino a seguir, para que realmente sea su pueblo, y su comportamiento el de los que “pertenecen a Dios”. No le impone pesadas cargas, le muestra la senda para encontrar la alegría de vivir.
Conocemos que, aunque siempre hubo un resto del pueblo que se mantuvo fiel, con frecuencia, el pueblo de Dios no fue fiel a lo pactado. Entre otros puntos, hubo un fuerte deterioro en lo referente a los sacrificios ofrecidos en el Templo. Los profetas ya alertaron sobre esta desviación. Jesús, en el evangelio de este domingo, quiere dejar las cosas claras y expulsa a los vendedores de animales y cambistas del Templo. El verdadero culto a Dios ha se ir siempre respaldado por el amor real a Dios y al prójimo.
El mismo Jesús, el Cristo crucificado, que predica Pablo, es el vivo ejemplo del auténtico culto a Dios: amar a Dios, cumpliendo su voluntad, y amar a los hermanos, dando la vida por ellos.