Feb
Homilía VI Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
Evangelio para niños
Bienaventuranzas - Lucas 6, 17.20-26
En aquel tiempo bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén, de la costa de Tiro y Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: Dichosos los pobres, / porque vuestro es el Reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, / porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, / porque reiréis. Dichosos vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero ¡ay de vosotros los ricos, / porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los que estáis saciados, / porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, / porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas
Explicación
Jesús decía cosas tan importantes y hablaba al corazón de tal modo que, muchos, se reunían junto a él para escucharle. Sus palabras eran nuevas, y su modo de hablar era tan original que resultaba convencer a muchos de los que le escuchaban. Decía, por ejemplo : Seréis felices si no hacéis del dinero lo más importante para vivir. Desead mucho ( eso es tener hambre y sed ) la justicia y la paz . Que vuestro corazón sea tan sensible como para llorar con los que sufren. No tengáis miedo a quienes os puedan amenazar por ser amigos míos.
Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Domingo 6-C (Lc 6,17.20-26)
Lucas: Maestro, es estupendo que hayas elegido a los doce para acompañarte. Entre todos tus amigos podremos ayudarte mejor.
Niño1: ¡Maestro, háblanos! Nuestro mundo está lleno de problemas.
Niño2: Necesitamos escucharte. Sólo tú tienes palabras de vida eterna.
Jesús: Está bien. ¿De qué queréis que os hable?
Niño1: Háblanos de la riqueza. Tener dinero es lo que más interesa a la gente. Así se puede hacer muchas cosas por los demás.
Jesús: Pues yo os digo que dichosos los pobres. De ellos es el reino de Dios.
Niño1: Estás “fuera de onda”, Jesús. En nuestro mundo “tanto tienes, tanto vales”.
Niño2: Entonces dirás también que dichosos son los que pasan hambre, ¿no? No entiendo que te guste que la gente pase hambre.
Jesús: Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Niño1: Maestro, a mí me hacen llorar las injusticias, las guerras...
Jesús: Dichosos vosotros los que lloráis, porque reiréis en el reino de los cielos.
Niño2: Jesús, es difícil ser cristiano en estos tiempos, es más, yo diría que es difícil ser una buena persona, ¡todos te machacan!
Jesús: Dichosos vosotros cuando os odien y os excluyan y os insulten porque actuáis según el evangelio, alegraos ese día y saltad de gozo. Vuestra recompensa será grande en el cielo.
Niño1: Entonces..., si a los pobres les llamas “dichosos”, ¿qué les dices a los ricos?
Jesús: ¡Ay de vosotros, los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo!
Niño2: ¿y qué nos dices a los que tenemos de todo y no necesitamos nada?
Jesús: ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
Niño1: Comprende, Jesús, que a mí eso que dices me causa risa. ¡Es que me parto de la risa!
Jesús: ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
Niño2: Maestro, somos tus discípulos; seguro que a nosotros toda la gente nos acogerá y hablará bien de nosotros, ¿verdad?
Jesús: ¡Ay de vosotros si eso os sucede! Porque eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.
Lucas: Esto decía Jesús cuando bajó del monte y hablaba a mucha gente del pueblo y de toda Judea, de Jerusalén y de la costa.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández