Dom
17
Ene
2010

Homilía Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)

Alegres, irrepetibles, tremendamente humanos.

Introducción

Este es un domingo para la alegría. Sí, es cierto que en el mundo hay mucho sufrimiento y mucho dolor, pero Dios, a través del profeta -1ª lectura-, nos recuerda que el dolor nunca tiene la última palabra. Frente a su sensación de abandono, la humanidad sufriente puede recibir una palabra de aliento y de ánimo. Nosotros podemos pronunciarla, debemos hacerlo. ¿Cómo lo haremos? Eso nos corresponde identificarlo a nosotros. Descubrir nuestra identidad de hijos e hijas de Dios, reconocer nuestros dones pero también nuestras limitaciones -2ª lectura- es una responsabilidad que entra dentro de la opción de libertad que supone seguir a Jesús. Aprender a poner nuestras capacidades al servicio de los demás y reconocer que nuestras limitaciones se complementan con los dones de los otros es un ejercicio de “salud cristiana”. Por último, el evangelio nos recuerda que la manera de hacer de aquél a quien seguimos es generar de cada situación de escasez una oportunidad nueva para emplear mejor nuestros recursos.