
Abr
Homilía Jueves Santo
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
“ Debéis lavaros los pies unos a otros ”
Pautas para la homilía de hoy
Reflexión del Evangelio de hoy
Un día, al pasar por una librería del centro de la ciudad, me llamó la atención el siguiente cartel: “Los verbos leer, amar, soñar no toleran el modo imperativo” … En un primer momento, estuve de acuerdo con esa frase: …¿Es posible obligar a amar? … Hasta que tomé conciencia que los cristianos recibimos –y hoy nos lo recuerda el versículo antes del Evangelio– el mandamiento del amor: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros, como yo os he amado» (Jn 13, 34)
¿Cómo es que Jesús “nos manda” amar? En realidad, este verbo solo puede tolerar “el modo imperativo” cuando el hablante lo vive y lo testimonia “al extremo”: «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo». Su acción, así, se vuelve inauditamente comprometedora. Tanto amor… nos enamora, tanta entrega nos convence…, pues “solo el amor es creíble” (H. von Balthasar).
La sangre será vuestra señal
En su momento, Israel, oprimido en Egipto, aprendió por experiencia que la libertad tenía el precio del sacrificio y así, la vida entregada se vuelve una memoria continua de la responsabilidad de esa libertad: “La sangre será vuestra señal” (Ex 12,13).
Sin embargo, como nos advierte el Salmo 116 (115), Dios no es sádico y no disfruta con el sufrimiento, pues “mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles” (v.15). La comida sagrada es la forma que el pueblo tiene de entrar en comunión con esa vida, reconociéndose deudor de esa entrega e “incorporándola” como fuente de vida.
Los amó hasta el extremo
Mas justamente, como la muerte de sus hijos es algo que tanto “le duele” a Dios, Él quiso asegurar la vida plena para todos, aún a costa del sufrimiento y la entrega ofrecida por su Hijo: “no hay mayor amor…” que el amor “hasta el extremo”.
El amor humano –especialmente éste, vivido hasta el extremo– es una acción tan sublime …que es divina, y es propia y exclusivamente humana – y por eso imperativa– a pesar de su costo, pues, como diría un poeta contemporáneo: “Estamos orgullosos del precio de tanto dolor, que por tanto amor pagamos”… O, como diría el Cantar de los cantares: “Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio” (8,7).
Con su mandamiento nuevo del amor, Jesús nos enseña que el amor oblativo hasta el extremo es lo propiamente humano. Por eso, su mandamiento no es la obligación de un autoritario sino el testimonio convincente de nuestra versión humana más completa y auténtica.
…Y, por tan humano… divino. Con este gesto extremo de amor, el Hijo del hombre se revela como Hijo de Dios, y la Encarnación “termina de completarse” en la historia, cuando el Verbo divino bebe el cáliz de la condición humana “hasta las heces”, asumiendo el último misterio humano que le quedaba por asumir: la muerte.
Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva …
La comida eucarística que hoy se nos regala y que estrenamos como Iglesia nos in-corpora a esa entrega tan humana y tan divina. Y la comunión con ella nos dispone, a su vez, para continuar con esa entrega. Toda la asamblea eucarística está desafiada a vivir lo que se les advierte a los presbíteros en el día de su Ordenación: “Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”.
En realidad, cada Eucaristía proclama que la muerte ha sido vencida porque nada puede apagar un Amor que enfrenta la muerte confiando en la vida. Cada Eucaristía proclama que no hay vida propiamente humana sin recibir ese Amor extremo y que la señal continua de la Pascua es cada cristiano entregando su vida en el amor.
Lavaros los pies unos a otros
Y como amor con amor se paga, la señal de quien vive de la Eucaristía, es el servicio a la humanidad, como el Maestro. La condición de servidumbre que el gesto de lavar lo pies implicaba en la cultura de Jesús y que los discípulos rechazaban tan visceralmente… suele quedar muy edulcorada en nuestras comprensiones y representaciones actuales…
¿Qué significa asumir el servicio al modo de Jesús sin reconocimientos, sin descanso, sin recompensa, sin….etc., solo confiando en todo lo comprenderemos más tarde?
Este Jueves Santo recibamos este amor “hasta el extremo” y dejemos que él nos renueve y transforme: lávanos, «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Escucha la canción Amar y servir de Fr. German Pravia.