Ene
Homilía II Domingo del tiempo ordinario
“ Amad como yo os he amado ”
Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)
Primera Lectura: (1Samuel, 3,3b-10.19)
Marco: La vocación de Samuel. Con Samuel comienza la predicación profética propiamente dicha. Juez y profeta es llamado a transmitir al pueblo la voluntad de Dios recordando las cláusulas de la alianza, especialmente la primera: no hay más soberano que Dios mismo.
Reflexiones
1) ¡Dios llama con plena libertad a quien quiere!
El Señor llamó a Samuel: ¡Samuel, Samuel! Él respondió: Aquí estoy... La Escritura, relato de las acciones salvificas de Dios, nos informa de un dato constante y es que Dios siempre que proyecta alguna obra importante para la salvación de su pueblo elige a los intermediarios o al intermediario que la ha de llevar adelante en su nombre: Abrahán, Moisés, los Jueces, etc. Y para esta misión y tarea siempre les acompaña una especial capacitación según los casos y la misión. Este mismo esquema se reproduce en Samuel. Las llamadas en sueños nocturnos son frecuentes, porque Dios utiliza diversas formas para revelarse a los hombres: por visiones diurnas, por visiones nocturnas o por iluminación interior (cf. Jr 1,4-10). La triple llamada a Samuel se entreteje por la presencia del sumo sacerdote en el relato. Samuel piensa, con lógica, que es el sacerdote Eli quien le requiere durante la noche. Pero la insistencia en la llamada indica al sacerdote que la voz viene de otra parte. Samuel atiende a las indicaciones del sacerdote con lo que allana el camino para el encuentro con el Señor. A la llamada, Samuel responde con una total disponibilidad. Hoy también Dios necesita o quiere necesitar colaboradores voluntarios que quieran llevar adelante su proyecto de salvación sobre los hombres. Siguen siendo necesarias las mediaciones creíbles a los hombres y mujeres de nuestro tiempo con sus preocupaciones, angustias y esperanzas.
Segunda Lectura: (1 Corintios 6,13c-15a. 17-20)
Marco: El contexto más amplio se centra en los desórdenes en la comunidad: divisiones alarmantes, escándalos morales de suma gravedad, ruptura del sentido comunitario y solidario entre los hermanos, graves dudas sobre la resurrección. La rayón fundamental para el comportamiento moral y comunitario: somos miembros de Cristo y el Espíritu habita en nosotros.
Reflexiones
1) ¡El cuerpo, que es propiedad del Señor, está destinado a la resurrección!
El cuerpo es para el Señor; y el Señor para el cuerpo... Dios nos resucitará con Cristo... El cuerpo humano está destinado a una misión de alta dignidad. Es necesario mantenerse en ese destino del cuerpo humano y, por lo tanto, hacer de él un uso adecuado y en consonancia con el destino que se le asigna. El apóstol recoge y expone una serie de razones a favor de su enseñanza del valor del cuerpo humano como constitutivo inseparable de la persona humana integral. La razón o motivo primero aducido por el apóstol es que ni el hombre ni la mujer son propietarios exclusivos de su cuerpo sino a administradores del mismo en nombre del que les ha concedido ese don: el Señor. La segunda razón que aduce es que al igual que el cuerpo de Cristo, el cuerpo humano está destinado a participar de la gloria de la resurrección. Dos motivos de especial significación. Ya en el proyecto creacional de Dios todos los elementos que forman y constituyen al hombre son incluidos en la expresión «a imagen y semejanza de Dios». Todo el hombre en su integridad fue colocado en un estado de comunión, de vida, de felicidad y de comunicación con Dios. Ahora Pablo recuerda que en Cristo Jesús, liberador y restaurador de aquélla primera situación de la naturaleza humana, el hombre debe descubrir que la dignidad de su ser humano total ha sido adquirido (liberado) a un precio muy elevado, a saber; la propia sangre de Cristo. Y todo el hombre está destinado a recuperar aquella primera vida por medio de la resurrección (cf. también 1Pe 1,13-16). Hoy como ayer descubrimos en la Escritura dos verdades que han de complementarse: que todo el cuerpo forma parte integral del hombre y participa de su destino y es bueno, aunque no somos propietarios autónomos del mismo y, por otra parte, que es necesario que su utilización se ajuste al marco establecido por Dios porque es bueno para los hombres y mujeres.
Evangelio: (Juan 1, 35-42)
Marco: El contexto es la llamada de los primeros discípulos y los testimonios a favor de Jesús. La lectura recoge la vocación de los primeros discípulos de Jesús. El autor de este relato ha puesto especial cuidado en presentarnos las primeras vocaciones al discipulado como una dinámica de encuentro con Jesús y proclamación de este encuentro a otros. La ley del encuentro vivo y profundo caracteriza estos relatos vocacionales al discipulado y al apostolado.
Reflexiones
1) ¡Ese es el cordero de Dios, el esperado del pueblo de Dios y de las naciones!
Este es el cordero de Dios... Juan el Bautista tenía la misión de preparar la llegada del Mesías. Pero sus discípulos le tomaron a él por el verdadero Mesías y, después de su muerte, formaron la secta de los Bautistas que seguían manteniendo la esperanza y la convicción de que su maestro Juan fue el verdadero Mesías. Los redactores del cuarto evangelio, que recogen la tradición joánica, se encontraron con ellos y trataron de mostrarles que Juan sólo fue un intermediario; que el verdadero Mesías era Jesús. En este trasfondo se entienden mejor estas palabras iniciales que encontramos en lectura de hoy. Es necesario el traspaso de Juan a Jesús para participar realmente de la salvación de Dios y del verdadero plan de Dios. Juan cumple su tarea y apunta hacia Jesús. Se produce el primer encuentro con Jesús: Este es el cordero de Dios (el término utilizado por el redactor del cuarto evangelio puede significar. cordero, siervo, hijo, inspirados en la corriente deuteroisaiana). Lo que según los sinópticos pronuncia la voz del cielo acerca de Jesús, en la tradición joánica se coloca en labios de Juan: la descripción escueta de la identidad de Jesús y de su misión futura. Y dos discípulos de Juan se ponen en marcha en el seguimiento de Jesús que continúa su camino. Es conveniente subrayar este sentido de la escenificación: Jesús «pasaba» sin detenerse. El paso de Jesús atrae con fuerza cuando el hombre se abre a su presencia, a sus gestos, a su palabra.
2) ¡La urgencia de la búsqueda de Jesús!
¿Qué buscáis?.. Es necesario permanecer siempre en situación de búsqueda y clarificación. Hay que prestar especial atención a los términos utilizados por el redactor. En su relato, el verbo «permanecer» tiene múltiples sentidos que alcanzan desde el permanecer del Hijo en el Padre y, a la inversa, corno el permanecer de los discípulos en Jesús corno los sarmientos en la cepa, o el permanecer del Espíritu en medio y dentro de los discípulos, o el sentido normal de habitar en alguna parte. Esta terminología utilizada por el evangelista nos invita a tomar con las debidas precauciones su lenguaje: en el texto actual no sólo preguntan por la casa donde vive, sino por la realidad que ofrece a los hombres. Venid y lo experimentaréis vosotros mismos. Es necesario también captar la variedad de sentidos que el narrador da al verbo «ver»: experimentar profundamente, abrirse al don de la fe, estar en compañía de alguien, observar atentamente. Los discípulos deben ponerse en marcha y experimentar, observar y abrirse plenamente a Jesús. Fueron y se quedaron con él aquel día. El narrador observa que eran las cuatro de la tarde. Recuérdese el modo de computar los días los contemporáneos de Jesús: un día se compone de tarde y mañana y no de mañana y tarde corno entre nosotros. Por eso a las mañanas del encuentro con los hombres han de preceder las tardes del encuentro con Jesús. No puede ser de otra manera para poder transmitir algo de valor a los hornbres.De la experiencia auténtica y transformadora a la evangelización gratuita, convincente y generosa. Este es el paso que observamos en esta bella narración vocacional. Andrés anuncia lo que ha visto y oído. Y lo llevó a Jesús.
3) ¡De la evangelización convincente al encuentro vivo con Jesús!
Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro). Jesús se le quedó mirando. Es llamativo cómo en el relato evangélico, en los cuatro evangelistas aunque lo subraya más Marcos, Jesús mira con especial significación a sus interlocutores. Estas miradas revisten aspectos muy diversos: ira, contrariedad, predilección, forma especial de inquirir el interior del hombre, acogida, ternura. Otro elemento del relato joánico es el cambio de nombre. También es necesario recurrir a la Escritura para entender que el cambio de nombre no es capricho ni un detalle decorativo de la persona, sino que se le da una especial identificación, una especial tarea, una especial misión. En el futuro se llamará Cefas que quiere decir Pedro. Juego con el nombre en sus diversas lenguas aramea y latina: «piedra», «fundamento». Evidentemente esta reflexión es propia de la experiencia pospascual y de la experiencia de la comunidad cristiana. Hoy como ayer, este relato vocacional nos invita a un encuentro siempre renovado con el Maestro y amigo, Jesús; una apertura a los otros para conducirlos a Jesús; una atención especial para evangelizamos a nosotros mismos. El centro, el motor, y el objetivo de todo tiene un nombre: Jesús, y una finalidad: conectar al hombre con Él para que pueda conseguir su salvación y felicidad. Esta es nuestra tarea, nuestro reto y nuestro premio.