Dom
18
Dic
2011

Homilía IV Domingo de Adviento

Año litúrgico 2011 - 2012 - (Ciclo B)

Para Dios no hay nada imposible

Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)



Primera Lectura: (2 Samuel 7,1-5.8b-11.16)

Marco: 2 Samuel 7 recoge una de las páginas fundamentales para la esperanza: la promesa mesiánica hecha a David por Dios. Bien es verdad, que este capítulo trata varios temas y ha sido redactado en sucesivos momentos históricos como una reelaboración viva de los pasos de la esperanza. Dios promete a David una dinastía permanente; que luego se hará eterna; que finalmente será la promesa del Mesías, centro de todas las esperanzas. Este fragmento hay que leerlo desde la experiencia de los reyes de Judá, que con frecuencia no estuvieron a la altura de su misión y a la vez desde la mirada de un Dios que no quebranta su fidelidad a la promesa pronunciada una vez para siempre.

Reflexiones

¡Recuerdo de las maravillas de Dios!

El rey David es consciente de que el pueblo de Dios, bajo su gobierno, goza de paz estable. Sabe, a pesar de sus debilidades graves, que es un don de Dios. Por eso quiere devolver a Dios el favor recibido. Y planea edificarle un templo (que era frecuente entre los reyes antiguos en honor de sus dioses protectores). En un principio el profeta aprueba el proyecto del rey: Ve y haz cuanto piensas, que el Señor está contigo. Pero Dios interviene para corregir este proyecto. Quiere seguir siendo generoso, el Señor de David y de su pueblo y el Dios fiel a sí mismo por su santidad. Todo lo que es y tiene David se debe a una elección gratuita de Dios. Está ahí como un instrumento de Dios para realizar el proyecto de salvación en favor de su pueblo (sentido de la unción). Dios actúa en el silencio y a través de su rey. En Israel sólo hay un rey, que es Dios. El rey humano no es propiamente un rey, sino un Lugarteniente, un representante de Dios (un naguid). Juntos han de llevar y garantizar la paz a su pueblo: con el término «paz»» hay que entender todos los bienes que colman los deseos de los hombres, es la suma del bienestar total e integral del hombre, la suma de los bienes salvíficos ofrecidos por Dios.

Segunda Lectura: (Romanos 16,25-27)

Marco: La doxología que contiene la lectura de hoy podría ser un texto tomado por Pablo de la vida litúrgica de la comunidad. Acaso la doxología habría sido añadida al final de una colección de las cartas paulinas en la que Rm se encontraría la última. De este modo, la doxología, compuesta de densas afirmaciones acerca del misterio salvador, sería el colofón de todo el cuerpo paulino.

Reflexiones

¡El evangelio, respuesta a los anhelos del hombre!

Al que puede fortalecernos según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús. El Evangelio que predicaba Jesús tenía como núcleo central el reino o soberanía de Dios. Los apóstoles, después de la experiencia de la Pascua y el don del Espíritu Santo, anunciaban a Cristo Jesús, Señor y Salvador de todos. El Evangelio de Jesús se transformó en el Evangelio sobre Jesús. De este modo expresaron que la esperanza del hombre encuentra su respuesta adecuada sólo en la adhesión al Cristo proclamado que es la continuidad con el Cristo proclamados. La unidad profunda entre las dos etapas manifiesta la solidez del proyecto de Dios en favor de los hombres. Anunciar incansablemente el Evangelio significa la esperanza firme de los proclamadores y la oferta de una respuesta a los anhelos de la humanidad. Sólo así puede considerarse como una Buena Noticia siempre actual, vivida y urgente. Los hombres necesitan oír el Evangelio de la esperanza.

El Evangelio que yo proclamo, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada Escritura... Jesús aparece en el centro de la historia de la salvación. De este modo el Antiguo Testamento es una preparación pedagógica que conduce a Cristo y el Nuevo Testamento es el testimonio de la venida de Jesús y la apertura hasta su vuelta. Todo el conjunto son las Sagradas Escrituras. Conocer las Escritura es conocer a Cristo, e ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo (san Jerónimo). Un acceso asiduo a la Escritura es un recurso imprescindible para la consolidación de la esperanza. Lectura y acogida traducidas en la experiencia diaria. Los cristianos tenemos la gracia de poseer un libro que Dios mismo nos entrega como la carta de un padre a sus hijos a través de la cual quiere entrar con ellos en amoroso diálogo. Una experiencia humana iluminada por la Palabra de Dios es un signo creíble ante el mundo, que necesita una Palabra que le dé seguridad, que le llegue profundamente. Iluminado por la Palabra, el hombre peregrino posee una lámpara que le ilumina en medio de las oscuridades humanas. Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. Por la consolación que dan las Escrituras será firme y auténtica vuestra esperanza.

Evangelio: (Lucas 1,26-38)

Marco: Los relatos de la infancia son una dramatización de realidades cristológicas importantes para la fe cristiana. Bajo el ropaje de narraciones sencillas y populares se esconden realidades cristológicas esenciales. Estos relatos son tan Evangelio como los relatos de la muerte y resurrección de Jesús.

Reflexiones 

¡El marco de la encarnación!

Lucas pone especial cuidado en narrar las circunstancias humanas en que se va a producir el acontecimiento central de la historia de la salvación. Coincide con el relato de Mateo al describir a los personajes elegidos por Dios para realizar su designio de enviar a su Hijo al mundo nacido bajo la ley, nacido de mujer. José y María estaban «desposados», es decir, con el propósito ya firme de formar pronto un hogar en Nazaret. Se indica la situación de María: es una «virgen». Y José es de la casa de David. Ambos elementos son necesarios para la adecuada comprensión de la narración. Jesús será hijo de David a través de José que, sin embargo, no será su padre biológico. Lo será por la paternidad legal que produce los mismos efectos jurídicos que la paternidad natural, cuando así lo reconoce públicamente el padre. La Palabra se hará historia en un hogar humano, pero con una intervención divina del todo especial corno lo demuestra la presencia de un ángel enviado por el Señor.

Alégrate, Agraciadísima, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.

La expresión alégrate que puede tener un sentido corriente de saludo, como por ejemplo «la paz sea contigo», etc. reviste un sentido del todo especial cuando se la relaciona con Zc 9,9; Sf 3,14-17; Jl 2,21-23. Se trata de la alegría porque la época mesiánica alborea ya. Es el gozo de todo un pueblo, representado ahora por María, que entiende que el Mesías está ya a la puerta. Y el título dado a María, que traducimos por Agraciadísima, está relacionado directamente con la misión que se le va a encomendar. Significa, en primera instancia, que María ha sido objeto de la benevolencia divina porque la ha elegido para la gran misión de ser la madre del Mesías y la Madre del Hijo de Dios. Como consecuencia de esta misión del todo singular, Dios preparó al instrumento elegido cuidadosamente. Así lo entendió la versión vulgata al traducirlo por llena de gracia. María está destinada a una gran tarea en la historia de la salvación. Así lo ha querido Dios. Y se le asegura la presencia divina para acompañarla en esa trascendental misión: el Señor está contigo.

 ¡Reacción primera de María ante la misión!

Es ya habitual en la Escritura recordarnos que la reacción de los hombres ante la presencia de Dios, cuando llama a alguien para una misión, sea de temor sagrado. Recuérdese a Moisés, Gedeón, Samuel, etc. María se percata de que es llamada a ser madre del Mesías y entiende lo que eso significa. Y experimenta el temor ante lo divino y ante la tarea que sc le presenta. Es también habitual en los anuncios de nacimiento que Dios actúe tranquilizando a los instrumentos elegidos por El asegurándoles que es de su agrado y que El no fallará. Todo lo que el ángel le dice en primer lugar se refiere al Mesías. Al oír la primera parte del mensaje, María interroga: ¿Cómo será esto, pues no conozco varón? Esta pregunta ha atraído siempre la atención. ¿A qué se refiere María? ¿Significa que había hecho un voto de virginidad? Así se ha entendido frecuentemente. Quizá una lectura atenta de los anuncios de nacimiento que aparecen en la Biblia ayude a entender la pregunta mejor. En estos relatos la pregunta obligada emitida por el receptor del mensaje tiene como finalidad que el enviado de Dios explicite más el contenido. Y esto podría ocurrir en este caso.

¡El Hijo de Dios-Hombre, fruto del Espíritu y de María!

El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Lucas enseña lo mismo que Pablo en la Carta a los Romanos cuando dice: Acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos (1,3ss). Lucas 1,35 es, por tanto, el centro del relato de la anunciación. La pregunta de María ha provocado una más profunda explicación: el hijo que tendrá no sólo será el Mesías, será además el Hijo de Dios. Y esto es obra del Espíritu Santo. Pero se trata del Espíritu Creador. Va a tener lugar una nueva creación y para realizarla es necesaria la presencia del Espíritu Creador. La virginidad de María está al servicio de esta maravilla. Sólo en la conjunción de la fuerza omnipotente del Espíritu y la colaboración de una virgen se expresa adecuadamente la singularísima novedad que se va a producir: la encarnación de la Palabra como primer momento de la nueva creación. La virginidad de María, que se da como elemento necesario, está al servicio de la maravilla que representa la encarnación como nueva creación. María está siempre al servicio de Jesús. Y lo estará más adelante durante el ministerio y hasta el final de su vida. Dos maravillas conjuntadas: intervención del Espíritu Creador de Dios y la aportación de una madre virgen.

¡Hágase!

Sólo la aportación libre de la criatura hace posible la maravilla del plan de Dios. Dios es así. El podía hacerlo sólo y directamente, pero no lo ha querido así sino a través de su criatura libremente asociada a la tarea. Y eso es lo que hace María. Pronunciando su ¡Hágase! ha entrado a formar parte directa en la encarnación. Su decisión ha hecho posible que la Palabra se hiciera realmente historia en todo humana menos en el pecado. La actitud de María al acoger la palabra de Dios, asumirla y meditarla será permanente durante toda su vida. Enseña san Agustín: Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por eso, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno... De ahí que María es dichosa también porque escuchó la Palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo... Y es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno (Sermón 25, 7-8).

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
(1937-2019)