Sáb
19
Abr
2025

Homilía Vigilia Pascual

Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

La Vigilia Pascual desvela el misterio inentendible de las Escrituras. Encuentran respuesta las preguntas fundamentales del ser humano. Porque se han cumplido las palabras que Jesús mismo había anticipado estando en Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitará”. 

En esta noche descubrimos que la creación del mundo y de la vida, con su belleza y su drama, su destino final no es la muerte. Logramos entender que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios para ser amados, no para sucumbir en manos de los dioses que nosotros mismos fabricamos, que nos dividen y enfrentan entre hijos e hijas de un mismo Padre. Nos confirma que el destino de la humanidad lo decide Dios y no los hombres, por poderosos que se consideren. 

Nos admira escuchar que Dios, que salvó del sacrificio al hijo de Abraham, no se reservara a su propio Hijo con tal de salvarnos a todos. El patriarca, con el ejemplo de su fe nos motiva a perseverar en la nuestra en los momentos de prueba. Las ocasiones son múltiples. Cuando una enfermedad grave trastoca de raíz nuestra vida, al quedarnos sin trabajo y todas las puertas se cierran, al romperse la relación afectiva en la que construimos nuestro proyecto de vida, al generarse conflictos que nos dividen como familia, son ejemplos, en los que nuestra fe es invitada a encontrar luz en el misterio pascual.

En esta noche se reescribe la historia de la humanidad. El primer paso liberador de Dios en la historia liberando al pueblo de Israel de la esclavitud, era el preludio del definitivo paso en la pascua de Jesús. El crucificado que se había convertido ante los ojos de todos como alguien maldito (cf. Gal 3,13), ahora Dios cambia la sentencia y es rehabilitado, resucitando de entre los muertos. Los pueblos que siguen sufriendo la privación de una vida digna encuentran en Dios un aliado de su causa. Incluso todos, por las aguas del bautismo somos liberados del pecado que anida en lo más profundo de cada uno y nos hermana unos con otros en Cristo resucitado.

Lo que anunciaron los profetas finalmente se ha cumplido en Jesús. A pesar de que nuestro amor no siempre le ha sido fiel, el de Dios hacia nosotros se muestra inquebrantable al hacernos partícipes de la resurrección de su Hijo. En esta vigilia pascual somos invitados a acudir a Él, a confiar en sus planes de salvación que no defraudan, que nuestros pecados han sido perdonados definitivamente en la pascua de Cristo. El Señor ha derramado sobre nosotros el agua regeneradora del bautismo que nos purifica de todas nuestra inmundicias e idolatrías. Arranca nuestro corazón de piedra, insensible ante el dolor de los demás y nos da un corazón de carne, capaz de ser compasivo y misericordioso. Nos ha infundido su Espíritu que nos posibilita caminar por los caminos que Jesús trazó en Galilea.

La sangre y el agua, símbolo de la eucaristía y del bautismo, que brotaron del costado atravesado de Jesús en la cruz adquieren ahora su pleno sentido al encontrar las mujeres vacío el sepulcro donde habían dejado su cuerpo, porque ¡ha resucitado! Nuestra condición humana que no podía liberarse de la muerte ha sido crucificada con Cristo. El bautismo nos inserta en su pascua. Saber que nuestros seres queridos difuntos resucitarán nos llena de esperanza. También nosotros sabemos que viviremos con Cristo, porque la muerte ya no tiene dominio sobre Él ni en quienes participan de su pascua.

A Jesús no hay que buscarlo entre los muertos, porque vive: ¡ha resucitado! Está vivo en medio de la comunidad cristiana, en la vida de todo creyente, en el corazón de los hombres y mujeres de buena voluntad, en cuantos construyen un mundo más humano, de paz y hermandad. Renovar las promesas bautismales en la vigilia pascual nos da la oportunidad de revivir aquel primer encuentro personal con Jesús que iluminó nuestra vida, tocó lo más íntimo de nuestro ser hasta el punto de que nuestra vida cambió para siempre. Todo adquirió un nuevo valor. Empezamos a entender que seguirlo como cristianos era algo más que cumplir unas prácticas y preceptos. Era intentar ser coherentes con su propuesta de una vida iluminada por su pascua.

 

En la celebración de esta noche, no dejemos de preguntarnos: ¿A qué cambios en mi vida me invita la Vigilia Pascual? ¿Qué me puede ayudar a renovar mi fe en Jesús resucitado?


Abril 2025