Homilía XII Domingo del tiempo ordinario

Introducción

Clausurado el ciclo pascual, la liturgia nos invita a no ceder en el gozo de la fe, brindándonos la oportunidad de adentrarnos en su fundamento originante al celebrar el Misterio Trinitario.

El Misterio de Dios no es un concepto incomprensible, sino una Realidad que nos supera por inconmensurable, que nos excede por su hondura, que nos desborda por su abundancia de Vida.

En esta Solemnidad se inserta la Jornada Pro Orantibus, es decir, la comunidad eclesial hace memoria de la vida específicamente contemplativa, para orar por los monjes y monjas que han elegido un estilo de vida en el que se prioriza el seguimiento del Señor desde la escucha orante y la celebración compartida, de la Palabra.

El lema para esta Jornada 2011 reza así:

“ La lectio divina: un camino de luz”

Es comprensible esta temática, si pensamos en lo habitual y genuino de esta práctica en el ámbito monástico y también por su conexión con el reciente Sínodo sobre la Palabra de Dios, en el cual se acentuó la importancia de la lectio y se recomienda esta lectura orante de la Biblia a todos los creyentes, como medio maravilloso de oración contemplativa en la vida cotidiana.