Dom
20
Sep
2009

Homilía Vigésimo quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Año litúrgico 2008 - 2009 - (Ciclo B)

El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres

Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)



  • Primera Lectura. (Sabiduría 2, 12-20)

Reflexiones

Marco: El contexto es la sección destinada a reflexionar sobre la sabiduría y el destino del hombre.

Las actitudes del justo son una denuncia

Acechemos al justo que nos resulta incómodo... El justo es incómodo con su sola presencia. Denuncia con sus obras aunque no recurra a las palabras. El justo se gloría de tener el conocimiento de Dios. No sólo el conocimiento del Dios único, sino también el de su voluntad (Rin 2,17-20) puesta en obra; acaso también el de sus misteriosos designios sobre el hombre (Sb 2,22). El justo es, por su talante y por su comportamiento, un reproche permanente y esto provoca la persecución contra él. Lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños. Los impíos repiten los reproches formulados a menudo contra el pueblo judío, separado del resto de los hombres por sus creencias y sus prácticas.

  • Segunda Lectura: (Santiago 3,16-4,3)

Marco: El contexto lo constituyen unas exhortaciones sobre la verdadera y la falsa sabiduría y algunas advertencias contra las discordias.

Reflexiones

¡La sabiduría que procede de Dios es creadora de paz!

La sabiduría que viene de arriba es amante de la paz. La Escritura tiene un concepto de la paz más amplio que el nuestro. Esta realidad engloba todos los bienes de la salvación que Dios ofrece a los hombres. Y, a la vez, nos introduce en el modo y talante de vivir aquellas gentes menos agobiadas que nosotros. El símbolo de la paz puede que esté relacionado con el modo de vida en tranquilidad bajo la parra y la higuera. Esta expresión ha pasado a sintetizar el bienestar de una vida tranquila, en armonía y comprensión mutua. De Dios sólo puede proceder la paz y lo que con-duce a la paz. La paz es ahora relacionada con la misericordia y con el bienhacer: La conjunción de estas actitudes puede garantizar una paz verdadera y constante.

Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia. Santiago relaciona los dos términos que sintetizan un mundo rico de experiencias humanas y religiosas. La justicia es el resultado de poner en práctica las cláusulas de la alianza tanto en lo que se refiere a Dios como en lo que se refiere a las relaciones de los hombres entre sí. De la paz ya hemos dicho una palabra. En este texto de Santiago parece que la justicia es fruto de la paz. En general se estima que la paz es fruto de la justicia y del amor. En todo caso ambas realidades están estrechamente unidas y se necesitan mutuamente.

  • Evangelio: ( Marcos 9, 29-36)

Marco: El contexto son los primeros pasos del camino del Hijo del hombre que se dirige a Jerusalén donde se consumará su misión en la muerte y resurrección salvadoras. La lectura de hoy se centra en dos realidades: el segundo anuncio de la pasión y el debate mantenido entre los discípulos sobre quién es el mayor entre ellos.

Reflexiones

1. ¡Insistencia de Jesús sobre su futuro desenlace!

Instruía Jesús a sus discípulos: el Hijo del hombre va a ser entregado... El anuncio de la pasión y resurrección aparece por tres veces en el relato evangélico. Esto significa que Jesús insistía sobre el asunto y que este tema era de especial importancia en sus planes. Esta realidad forma parte de la instrucción de Jesús a sus discípulos. Va de camino hacia Jerusalén. En este aspecto Lucas es coincidente con Marcos al redactar una buena parte de su relato como un viaje hacia Jerusalén (Lc 9,51-19.27). Lucas lo desarrolla más y lo completa con enseñanzas que le llegan de otras fuentes además de Mareos. Lo importante es que es precisamente en el marco de este viaje hacia Jerusalén cuando Jesús intensifica su instrucción a los discípulos. Esta visión, que probablemente depende de los redactores evangélicos, pudo haber tenido su apoyo en el Jesús histórico. Jesús es un buen pedagogo y sabe dosificar las enseñanzas a sus discípulos. Ciertamente le comprendieron poco en los grandes temas. Pero la instrucción les llega por la insistencia de Jesús.

La transmisión de la enseñanza rabínica se hacía por repetición constante e insistente. Más tarde recibirán la clave pata conseguir la adecuada interpretación. Hl discípulo debe estar dispuesto a seguir a su maestro y su camino hasta el final. El narrador propone a su comunidad este itinerario que fue transitado primero por el maestro. El mismo destino del maestro espera al discípulo. Hasta donde comprendían, esta realidad les acusada estupor; espanto e incomprensión.

2') ¿Quién es el más importante?

¿De qué discutíais por el camino? Estos datos nos remiten al Jesús histórico. Todas estas escenas son escandalosas e indignas de un discípulo de Jesús cuando se le entiende desde la Pascua. Por eso estos fragmentos del relato evangélico son los que con mayor Fiabilidad nos acercan al Jesús que caminó sobre la tierra. Jesús, en la presentación actual del redactor marcano, les habla de humillaciones, desprecios, escarnios, juicios injustos y muerte ignominiosa y los discípulos discuten por el camino a quién le correspondería el mejor y más honroso puesto al lado de un Jesús Mesías triunfador y rey del mundo desde Jerusalén. Todos querían ser sus primeros ministros en ese reino. Este reino se conquistaría sin la cruz y sin la humillación. Porque eso es lo que tienen en sus mentes cuando discuten por los primeros puestos. Este contraste tan fuerte sólo es posible si lo leemos en el marco del Jesús histórico. Y Marcos lo conserva en su relato porque fue la verdad y porque esta realidad es una lección para la comunidad cristiana en la que él vive y para la que escribe su relato. Y pausa la comunidad cristiana de todos los siglos. Después de la resurrección y el envío del Espíritu los comportamientos de los discípulos cambiaron radicalmente. ¡Cuán necesaria es la luz pascual para comprender a Jesús, su misión y la misión de los discípulos como continuadores de su mensaje y de su obra!

3.) ¡En el reino de Jesús es grande el que sirve a los demás!

Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. Este estilo que recurre a los contrastes, a las paradojas, a las situaciones aparentemente absurdas le gustaba al Jesús que vivió entre nosotros. Estas palabras arrancan del Jesús histórico. Su comprensión y alcance por parte de los discípulos será fruto de la luz pascual. Oímos al Jesús que vivió entre nosotros cuando escuchamos estos consejos, advertencias o exhortaciones. En la comunidad que surgirá de aquellos que le escuchan atentamente y formarán la nueva familia de Dios (Mc 3, 31ss) la grandeza y el honor será el servicio y no la rivalidad o la competencia entre ellos. Es un nuevo talante que se distancia del comportamiento de los rabinos. Los discípulos de este nuevo maestro sumido en Israel han de estar siempre para dispuestos al servicio hasta el don de la propia vida. Pero para ello hay que volverse como niños. De nuevo la presencia del niño en medio de los ambiciosos discípulos. El niño era despreciado en tiempos de Jesús. El niño no contaba. El niño es la realidad de lo insignificante y símbolo de la nueva actitud ante el reino presentada por Jesús. Para cumplir el programa de Jesús hay que volverse como ellos. Jesús quiere a los niños (Mc 10, 13-16). Este episodio de la vida de Jesús es revelador por sí solo de la situación de los niños y, por tanto, de la fuerza de las palabras de Jesús cuando invita a estos mismos discípulos a parecerse a ellos para entrar en el reino. Más todavía: el que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí sino al que me ha enviado. Es necesario que los creyentes y la Iglesia mostremos al mundo actual este rostro y este comportamiento de Jesús. El Evangelio lleva dentro de sí la suficiente fuerza regeneradora para transformar el mundo, lenta pero eficazmente; pero sobre todo, las relaciones entre los que creen en Jesús y que son como la levadura en medio de ese mundo.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
(1937-2019)