Ene
Homilía III Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2011 - 2012 - (Ciclo B)
“ Levántate, vete a Nínive... ...y te haré pescador de hombres ”
Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)
Primera Lectura: (Jonás 3,1-5.10)
Marco: El relato no pretende presentar un personaje históri co. El género de esta obra es muy parecido al parabólico en los evangelios. Se trata de una dramatización en la que se pretendí contraponer dos modos diferentes de interpretar la vida, el comportamiento y la historia de los hombres: se quiere subrayar la acción de un Dios misericordioso y clemente que está dispuesto a perdón y a la indulgencia de cuantos se acercan a él; el protagonista de la obra representaría ciertos ambientes religiosos de corazón poco generoso. El vencedor final es el Dios misericordioso que abre el tesoro de su perdón a los ninivitas que se reconocen necesitarlo. La lectura recoge el momento del anuncio a los ninivitas.
Reflexiones
1) ¡Vete a proclamar a los ninivitas el pregón que yo te diré!
Levántate y vete a Nínive... El protagonista de esta historia se pone en manos de quien le envía y emprende el camino hacia la misión que se le encomienda. Nínive es tierra de paganos, pero no importa, el mandato del Señor prevalece. Encontrarnos un primer atisbo del universalismo de la salvación que más tarde se hará realidad y se abrirá camino entre los paganos para facilitarles el acceso a la fe y a la salvación. Evangelizar consiste en ser embajador de otro, mandado por otro, transmisor de lo que al otro le place; evangelizar consiste en poner frente a frente el proyecto de Dios y las necesidades reales de los hombres. Y eso sólo lo sabe Dios mismo. Jonás se pone en marcha y realiza el proyecto de Dios. Cierto que en el trascurso de esta dramatización las reacciones de Jonás son un contraste con la misión y finalidad que Dios quería.
Segunda Lectura: (1 Corintios 7,29-31)
Marco: El contexto son las respuestas de Pablo a los corintios para tratar de resolver los problemas concretos que abarcan los capítulos 7 al 10. En esta sección se hace eco Pablo de dos problemas que tenía planteados la comunidad de Corinto, a saber: cuál ha de ser la actitud del cristiano ante la alternativa virginidad o matrimonio; y cómo debe comportarse un cristiano cuando es invitado a un banquete pagano en el que se sirvan carnes sacrificadas a los falsos dioses. La lectura de hoy trata del primer tema.
Reflexiones
1) ¡Las paradojas del ser cristiano en medio de la historia!
Los que lloran como si no lloraran... ¡Atención a las paradojas utilizadas! La paradoja, forma de expresión que Jesús utilizaba muy gustosamente, es un recurso literario utilizado para llamar la atención del oyente o del lector. El apóstol, que recurre gustoso también a la paradoja, no pretende minimizar las realidades humanas vividas en la historia. Lo que intenta es invitar al lector a dirigir la mirada a otra parte superior y que ofrece al hombre su plena realización. Desde esta perspectiva nueva desciende a lo cotidiano y lo valora. Quien se deja atraer y fascinar por ese final esplendoroso comienza a entender el valor de lo tangible, que es un valor ciertamente. Lo plenamente humano es este destino y la peregrinación por la historia es un anticipo del destino y una tarea a realizar para prepararlo. El creyente, dice Pablo, debe interpretar y comprender su vida sobre la tierra poniendo su corazón y su esperanza en la meta final. Si viviera hoy utilizaría la imagen de una carrera ciclista: todos los ciclistas, al comenzar la carrera, ponen su mirada en la meta final donde esperan ser coronados. Pero saben que deben cubrir un número determinado de etapas; no pocas dificultades y sufrimientos; una mezcla de fracaso y éxito durante el camino. Pero la meta final empuja todo el proceso y evita que las dificultades ahoguen el anhelo de la corona final. Este equilibrio es el que Pablo quiere enseñar a sus fieles de Corinto y a los creyentes de hoy.
Evangelio: (Marcos 1,14-20)
Marco: El contexto es el comienzo del ministerio de Jesús. Marcos hace coincidir; en estos primeros compases, el programa completo de la predicación de Jesús presentado en lapidarios y breves epígrafes: Dios cumple su proyecto a favor de la humanidad; que Dios comienza a manifestarse y actuar como único soberano de la historia de los hombres; que su predicación y su presencia en el mundo debe conducir a un cambio de rumbo de las vidas humanas, a una rectificación profunda, a un dirigir la mirada en otra dirección totalmente nueva marcada por Jesús; que abrirse al Evangelio es la última oferta y posibilidad que Dios hace a la humanidad y que es la mejor decisión que el hombre puede tomar en su vida.
Reflexiones
1) ¡El proclamador itinerante del Evangelio de Dios!
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Se ha cumplido la tarea de Juan como preparador de la venida del Mesías. Tanto el contenido como el talante de Jesús al entregarse a una evangelización itinerante nos invitan a una importante reflexión. El tema central de la predicación de Jesús es el anuncio gozoso del reino de Dios o de la ya inminente soberanía de Dios que se hace presente en Jesús mismo al proclamarla con su palabra y sus signos (por esta razón se llaman signos basileicos). El mismo hecho de la evangelización es un signo de que hemos llegado al final de los tiempos o al momento de la actuación definitiva de Dios en la historia. Marcos recuerda los cuatro ternas en que se puede resumir toda la predicación y actuación de Jesús. El término de Buena Noticia arranca, sobre todo, del segundo Isaías que anunciaba la próxima e inminente liberación del pueblo de Dios saliendo de la esclavitud o exilio de Babilonia. Desde entonces las fórmulas Buena Noticia o anunciar la Buena Noticia se convirtieron en términos cargados de sentido salvador, de promesa y cumplimiento. Por eso Jesús era muy parco en la utilización del término Evangelio.
En realidad quien sintetizó toda la acción de Jesús en este término fue el apóstol Pablo que lo utiliza abundantemente en sus cartas. Frecuentemente lo hace con algún genitivo que lo precisa: Evangelio de la gracia, de la paz, de la salvación. Y en un momento de su evolución, Pablo lo utiliza sin genitivo: el Evangelio. Pues bien, el redactor marcano supo sintetizar la obra, la persona y la predicación de Jesús en esa expresión. Todo es una Buena Noticia por antonomasia. Hoy como ayer necesitamos volver al sentido primigenio de esta expresión que no es una palabra sino un trascendental contenido que necesitan escuchar, participar y entrar en él los hombres de nuestro tiempo. Acaso más que nunca es necesario volver al Evangelio, volver al talante de Jesús al anunciarlo y descubrir que estamos de camino, que somos peregrinos que se dirigen hacia una gran esperanza: la experiencia temporal y definitiva de la Soberanía de Dios que derrocha bondad y amor misericordioso sobre los hombres. El encuentro con el Evangelio sería para los hombres y mujeres de nuestro tiempo la clave de una verdadera humanización con perspectivas de trascendencia mientras se comprometen en la temporalidad.
2) ¡El núcleo de la proclamación de Jesús!
Jesús decía: se ha cumplido al plazo, está cerca el reino de Dios; convertios y prestad vuestra adhesión a la Buena Noticia. En síntesis apretada, la predicación itinerante de Jesús se concentró en cuatro elementos fundamentales: el primero, el cumplimiento del tiempo establecido por el Padre. Segundo, en la persona y actuación de Jesús comienza a despuntar ya la soberanía de Dios. Podemos leer un texto en el relato evangélico de Mateo y de Lucas que nos describe admirablemente el contenido del reino: Id a contar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡Ydichoso el que no encuentre en mí motivo de tropiezo! (Mt 11,2-6). Esta lista recoge varios textos de Isaías en los que anuncia el futuro reino de Dios. Con el anuncio del reino comienza a alborear una nueva etapa, comienza a alborear en el mundo el día de la salvación. El reino o la proclamación de la soberanía de Dios centró y ocupó toda la vida de Jesús. Es un tema que encontramos en los cuatro narradores evangélicos (aunque en Juan muy poco porque centro esta actuación en la vida eterna y la propia persona de Jesús). La característica propia de Jesús es que el reino de Dios está ya presente, comienza ya a alborear y pronto será plenamente presente en su muerte y resurrección con la acción del Espíritu Santo. Tercero, es necesario cambiar radicalmente para entrar en el reino. La conversión, la rectificación, el cambio de actitud en labios de Jesús tiene una finalidad: entrar en el reino, participar en él, enrolarse en la nueva creación que él viene a aportar. Entre la espera (marcadamente política y nacional) del Mesías por el pueblo de Dios y la oferta de Jesús hay un contraste importante. Por eso es necesario cambiar de mentalidad para entrar en el reino. Y por eso la insistencia en ese cambio fundamental íntimo y estructural es un elemento básico del anuncio de Jesús. Cuarto, es necesario también abrirse al Evangelio, del que hemos hablado más arriba. Y éste es realmente el tiempo salvífico establecido por el Padre.
Esta síntesis recoge la propia comprensión que Marcos tenía del ministerio de Jesús. Para ello se vale del lenguaje y conceptos paulinos que sintetiza lo más nuclear de la fe cristiana. Para que ese anuncio del reino sea creíble a los hombres y mujeres de nuestro tiempo debe ser presentado en sus dos perspectivas complementarias necesariamente: el compromiso en la temporalidad o en la etapa histórica del reino y una esperanza abierta sin temor hacia el futuro (porque el reino es a la vez histórico y trascendente; temporal y eterno; íntimos y manifestado; pero siempre de la mano de la paz). El compromiso temporal de los creyentes es una contribución al establecimiento del reino en primicia. Este compromiso apunta sin ambigüedades a lo que es realmente el reino: un estado definítivo en el que la concordia, la igualdad, la comunión con Dios y la felicidad sin fin serán una realidad inmarcesible. Pues es necesaria dar signos convincentes y atrayentes del realismo de la esperanza cristiana comenzando en el tiempo y en la historia.