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Homilía V Domingo de Cuaresma
Año litúrgico 2014 - 2015 - (Ciclo B)
“ Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. ”
Introducción
Desde que se inició el tiempo cuaresmal, y de la mano de la pedagogía de las lecturas del ciclo B, hemos sido conducidos por diversos escenarios emparentados con lugares especialmente significativos para la fe bíblica.
Todo comenzó en el desierto, lugar de la prueba y de la tentación. A continuación fuimos conducidos al monte de la Transfiguración para vivir una experiencia anticipada de la Pascua. El tercer domingo nos ubicó en el espacio espiritual de Israel sostenido por la Ley y por el Templo. El cuarto domingo centró la atención en la fiesta de la Pascua. Allí nos sitúa también este quinto domingo, subrayando así, mucho más nítidamente, la cercanía de nuestra propia celebración pascual de 2015.
Visto así, estos escenarios bíblicos (Desierto, Monte, Ley, Templo y Pascua) son hitos que dan qué pensar a los que ajustan su paso al ritmo de la liturgia cuaresmal dominical. Una clave se vislumbra en esta didáctica. Una clave que hace suya la palabra de Dios en este quinto domingo y que, además, sirve también para interpretar la Escritura: Desierto, Monte, Ley, Templo y Pascua se han de leer a la luz de Jesucristo. Dicho de manera comprensible y aplicada a los textos de este V Domingo: la Alianza y la misma Pascua adquieren en Jesús un significado nuevo; en Él se cumplen de una manera única y significativa; se trata, claro, del sentido cristiano que, como Iglesia, celebramos los seguidores de Jesús en este tiempo cuaresmal que ya está llegando a su término.