May
Homilía Pentecostés
Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)
“ Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. ”
Evangelio para niños
Pentecostés - Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. En esto entró Jesús , se puso en medio y les dijo: - Paz a vosotros. Y diciedo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: - Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: - Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados , les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos
Explicación
Después de la experiencia de la Resurrección, los primeros discípulos y seguidores sienten en ellos la presencia de una FUERZA interior y la claridad de una LUZ, que les ayuda a vivir como Jesús les había enseñado. Ese aliento de vida y de paz es el Espíritu de Jesús que ellos acogen. Aquél que les prometió enviar cuando él regresara al lado de su Padre.
Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Domingo de Pentecostés –ciclo C- (Jn 20,19-23)
Narrador: Escuchad, amigos y amigas, voy a contaros lo que sucedió tras la resurrección de Jesús. Los discípulos estaban en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos.
Discípulo1: ¿Y qué habían hecho los judíos para tenerles miedo?
Narrador: Acusaron a Jesús falsamente y consiguieron que Pilato le condenara a morir en la cruz.
Discípulo2: Y los discípulos temían que se les acusara también. ¡Qué cobardes!
Narrador: ¿Qué haríamos en su lugar? Jesús era su fuerza y su refugio. Además ellos soñaban con un Mesías victorioso. De hecho, lo abandonaron todo por seguirle, y ¡menuda decepción! Sin embargo, escuchad: Ha anochecido, es el día primero de la semana… Y de repente una voz les sorprende y les dice:
Jesús: ¡Paz a vosotros!
Discípulos: Es el Maestro, es el Señor… ¡Ha resucitado!... no es posible.
Jesús: No tengáis miedo. Mirad mis manos, mirad mi costado. Soy yo, Jesús, el Maestro.
Discípulo1: ¡Qué bien, Maestro…, has vuelto Jesús!
Discípulo2: Tu presencia nos anima y reconforta, ¡ya no tenemos miedo! ¡Qué alegría tenerte aquí!
Discípulo1: Sí, sí, qué alegría. Gracias por acordarte de nosotros.
Jesús: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.
Discípulo2: Perdona, Maestro...pero... ¿para qué queremos nosotros a ese Espíritu?
Discípulo1: ¡Claro!, alguien tendrá que ayudarnos... iluminarnos... guiarnos y... cambiarnos por dentro ¿no crees? … ¡Falta nos hace!
Narrador: Y Jesús queriendo darles confianza y ánimo, les dice:
Jesús: A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández