Jun
Homilía XII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2012 - 2013 - (Ciclo C)
“ ¿Quién dice la gente que soy yo? ”
Pautas para la homilía de hoy
Reflexión del Evangelio de hoy
La pregunta que Jesús hace a sus discípulos, nos la hace hoy a nosotros
A la primera pregunta de Jesús, ¿Quién dice la gente que soy yo?, los discípulos le responden ambiguamente: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas”. Ciertamente eran una multitud los que habían escuchado a Jesús; y habían sido testigos de sus milagros: dar de comer a miles de personas solo unos pocos panes y peces, curar a enfermos de múltiples enfermedades, arrojar demonios de los posesos, resucitar a muertos, etc… Era evidente que Jesús de Nazaret tenía unos poderes extraordinarios que no habían visto en nadie, salvo lo que narraban las escrituras de los antiguos profetas de Dios; y de Juan el Bautista en los últimos tiempos.
Pero la pregunta esencial e importante de Jesús es la segunda; que también hoy Jesús nos la hace a cada uno de los que nos “llamamos” cristianos.
“Y vosotros – o sea, nosotros los cristianos de hoy-: ¿Quién decís que soy yo?
La inmensa mayoría de los cristianos, fundamenta su “fe” en Jesucristo, en creer una serie de verdades, guardar más o menos una serie de precepto, rezar unas oraciones y, en el mejor de los casos, “cumplir” con unos ritos (sacramentos), y alguna cosa más…
Jesús quiere eliminar toda clase de triunfalismo en los que nos llamamos cristianos
La respuesta de Pedro es clara y determinante en su vida: “Tú eres el Mesías de Dios”. Que es lo mismo que decir: “Tú eres el SEÑOR” ; el ¡ÚNICO SEÑOR! de todo lo creado: a quien hay que someterlo todo, porque de él lo hemos recibido todo. Pero no un señor al estilo humano que nos domina y esclaviza; que manda despóticamente en nosotros. Y para aclararles como es el estilo de su “señorío”. Les dice a continuación: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ( o sea, los que mandan) ser ejecutado; y resucitar al tercer día”. Y, algún tiempo después, con motivo del lavatorio de los pies, en la última cena, les dirá: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y los soy….; pero no he venido para que me sirváis, sino para servir: ¡haced vosotros lo mismo!. O sea, el que sea el mayor,¡ que sirva a los demás!
A modo de conclusión y algunas preguntas inquietantes
El evangelio termina con estas palabras de Jesús: “El que quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo”.
Creo que cuando decimos que somos cristianos lo decimos de verdad; pero ¿qué es para mí ser cristiano: rezar, como decíamos antes, unas oraciones, “guardar” unos preceptos, “cumplir” con uno ritos, (sacramentos)…; y ¿luego qué…? ¿Sólo en esto se nos debe notar que somos cristianos, seguidores de Cristo…? ¿Ante esta situación, o comportamiento “mediocre” de la manifestación de nuestra fe en Cristo, estamos expresando a los demás un verdadero “seguimiento” al Maestro en nuestra vida?...
En definitiva: ¿Quién es verdadero Señor y Maestro de mi vida…? : el dinero…, el poder…, el bienestar y el gozar de los placeres de la vida…, etc; y esto a costa de quién sea y cómo sea; o Jesucristo, Señor y Maestro, no solo con sus enseñanzas, sino sobre todo con el testimonio de su vida, puesta al servicio de los demás, ¡Hasta su muerte en la cruz!…
¡ Qué magnífico ejemplo nos está dando nuestro Papa Francisco en el verdadero seguimiento de Cristo a favor de los pobres y más necesitados de nuestra sociedad ¡