dominicos.org utiliza cookies, propias y de terceros, para la mejora de la experiencia del usuario durante la navegación. Si decide continuar, entendemos que presta su consentimiento para su utilización por parte del sitio web. Más información en Política de Cookies.         Entendido
Dom
3
Abr
2011

Homilía IV Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2010 - 2011 - (Ciclo A)

Jesús es la luz del mundo

Evangelio para niños

Curación del ciego de nacimiento - Juan 9, 1-41


En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Jesús escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: -Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado). El fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: -¿No es ése el que se sentaba a pedir? Unos decían: - El mismo Otros decían: No es él, pero se le parece. El respondía: -Soy yo. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. (Era sábado el día que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos.) También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. El les contestó: -Me puso barro en los ojos, me lavé y veo. Algunos de los fariseos comentaban: -Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado. Otros replicaban: -¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos? Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: -Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos? El contestó: -Que es un profeta Le replicaron: -Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros? Y lo expulsaron. Oyo Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: -¿Crees tú en el Hijo del hombre? El contestó: - ¿Y quién es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: -Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es. El dijo: -Creo, Señor. Y se postró ante él.

Explicación

En una ocasión Jesús se topó con un ciego de nacimiento. Jesús hizo barro se lo untó en los ojos y le mandó lavarse. El fue y volvió viendo. También en nuestro bautismo nos lavaron los ojos del alma para poder ver a Jesús y para creer en él. Por el bautismo tenemos la luz que nos ilumina en nuestro camino.


Jesús es la luz del mundo

Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano ( descargar la imagen )

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA – “A”(Jn. 9, 1-41)

NARRADOR: En aquel tiempo, al pasar Jesús vio un hombre ciego de nacimiento, que pedía limosna.

CIEGO: ¡Una limosna para este pobre ciego de nacimiento! ¡Por piedad, una limosna!

DISCÍPULO: Maestro ¿quién pecó, éste o sus padres para que naciera ciego?

JESÚS: Ni pecó éste ni sus padres. Es ciego para que todos sepan que to soy la luz del mundo.

NARRADOR: Jesús llega hasta el ciego, se inclina, escupió en la tierra, hizo barro y se lo puso en los ojos.

JESÚS: Amigo, ve a lavarte a la piscina de Siloé.

DISCÍPULO: Maestro ¿en quién confía el ciego para obedecerte?
¿En ti o en la medicina?

JESÚS: Ha confiado en mí, eso le curará. Vámonos, que nos esperan.

NARRADOR: El ciego fue, se lavó y volvió con vista.

CIEGO: ¡Veo...! ¡Veo...! ¡Veo...! ¡Veo...!

NARRADOR: Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
VECINO: ¿Es ése el que se sentaba a pedir? Se le parece mucho.

CIEGO: ¡Sí, sí, sí... soy yo!

VECINO: ¿Y cómo es que ahora ves?

CIEGO: Ese hombre al que llaman Jesús, hizo barro, me lo puso en los ojos, dijo que fuera a Siloé a lavarme, me lavé, y ya veo.

VECINO: ¿Dónde está él?

CIEGO: No lo sé.

NARRADOR: Los vecinos llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.

VECINO: Sacerdotes, Fariseos, hoy es sábado y un tal Jesús ha curado a este ciego de nacimiento.

SACERDOTE: ¿Cómo ha sucedido?


CIEGO: Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.

SACERDOTE: Si viniera de Dios guardaría el sábado. Todo el que diga que Jesús es el Mesías, será expulsado de la sinagoga ¿Y tú, ciego, que piensas de él?

CIEGO: Seguro que es un Profeta.

NARRADOR:El enfado de los sacerdotes iba a más. Veían que más y más gente creían en Él

SACERDOTE: Éste nos toma el pelo. ¡Llamad a sus padres!

PADRES: Sabemos que es nuestros hijo, y que nació ciego... Pero no sabemos quién le ha curado y por qué. Preguntádselo a él. ¡Ya es mayorcito!

SACERDOTE: Tú, ¡contesta! ¿Por qué ves ahora?
Confiesa que Jesús es un pecador.

CIEGO: Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé que era ciego y ahora veo.

SACERDOTE: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

CIEGO: Os lo he dicho ya. ¿Es que queréis ser discípulos suyos?

SACERDOTE: ¡Eso lo serás tú! Nosotros somos discípulos de Moisés. A Moisés le habló Dios. Pero éste...
¿de dónde viene?

CIEGO: Vosotros decís que Dios no escucha a los malos, sino a los buenos. Si Jesús no viniera de Dios... ¡No podría hacer milagros!

SACERDOTE: Te crees muy listo, y estás lleno de pecado. ¡Fuera de la Sinagoga, fuera! ¡Ya no eres judío!

NARRADOR: Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:

JESÚS: ¡Oye, escucha! ¿Crees en el Hijo del Hombre?

CIEGO: ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?

JESÚS: Lo estás viendo. Es el que habla contigo.

CIEGO: Creo, Señor.

JESÚS: Para un juicio he venido yo al mundo: para que los que no ven, vean y los que ven, se queden ciegos.

SACERDOTE: ¿También nosotros estamos ciegos?

JESÚS: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís que veis, vuestro pecado sigue ahí.
PALABRA DEL SEÑOR
 

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández


Marzo 2025