Homilía Viernes Santo

Introducción

Cuando el pintor agnóstico Matisse preparaba un estudio sobre la Pasión de Jesús para pintar un Vía Crucis escribió: “Este es el drama más profundo de la humanidad. Ante este drama el artista no puede ser un mero espectador. Debe comprometerse. Estos dibujos van más allá. No es belleza lo que tengo que hacer, sino la verdad”. La verdad de la cruz y el crucificado.

Nada distraiga hoy nuestra mirada de la cruz y el crucificado. Cada viernes santo se nos revela la verdadera hondura del mal. Reconocemos y nos dolemos por nuestra complicidad con la maldad, el sinsentido y la mentira que destruyeron a Jesús, el Cordero inocente.

Dicen que toda vida tiene un precio, ¿qué precio tenía la vida de Jesús? ¿qué precio la de las víctimas inocentes de hoy o de siempre? ¿qué precio ponemos a nuestras vida para que no seas vidas perdidas ni desahuciadas ahora o en la eternidad? No hay precio. Dios nos “ha rescatado” a costa de sí mismo, de su entrega incondicional. Dios se ha identificado con todos los oprimidos de la historia y ha ido al encuentro de todos para hacerles justicia desde su mismo lugar de suplicio, desde su misma tumba.