Abr
Homilía Vigilia Pascual
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)
“ ¿Buscáis a Jesús? No está aquí. Ha resucitado ”
Introducción
No ha habido que esperar a la pandemia para ver los templos cerrados. Desde antes, mucho antes, el silencio embargaba la vida de los creyentes después de conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesús.
No se trata solo del enmudecimiento de quien ha sufrido una pérdida inesperada, ni del recogimiento que acompaña al duelo. El silencio de los templos, signo del silencio más profundo del creyente y de la comunidad, es un silencio contemplativo.
Desconcertados por la ausencia del Señor, nuestro silencio se hace no tanto recuerdo de un pasado perdido cuanto en una provocación de preguntas que apuntan al futuro, continuando la oración de Jesús en la cruz: Padre ¿por qué me has abandonado?
Dios da su generosa y sorpresiva respuesta, resucitando a su Hijo. El amor es más fuerte que la muerte y por ello la vida de Jesús, el Hijo amado, no se ve truncada para siempre.
El Padre no quiere la muerte de Jesús, como no quiere la de ninguno de nosotros. El Padre apuesta siempre por la vida y nos libera de las ataduras de la muerte.
Por eso, la liturgia de la Vigilia Pascual que celebramos esta noche está llena de símbolos de vida: la luz, la Palabra de Dios que hace surgir la vida y la conserva con amor y con sentido, el revuelo de las campanas acompañado el canto del gloria, el agua que limpia, refresca y regenera por doquier, la celebración eucarística que es encuentro y comida gozosa con el Resucitado, todo nos introduce en el misterio de Dios, el amigo de la vida.