Mar
Homilía Vigilia Pascual
Año litúrgico 2012 - 2013 - (Ciclo C)
“ ¡Aleluya! Cristo, el Señor, ha resucitado ¡Aleluya!. ”
Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)
Las lecturas que la Iglesia proclama en la Vigilia Pascual, podernos distribuirlas, por razones pedagógicas, en tres bloques: a) Creación e historia de la salvación; b) anuncios proféticos del futuro glorioso; c) cumplimiento de las Escrituras en Cristo.
1. Creación e Historia de la Salvación
Primera Lectura: (Génesis 1,1-31; 2,1-2)
Marco: En la celebración judía pascual recordaban cuatro acontecimientos: creación, llamada de Abrahán y sacrificio de Isaac, liberación de la esclavitud de Egipto y esperanza escatológica.
Reflexiones
1. ¡El origen del mundo y del hombre: primer acto salvífico de Dios!
La creación está orientada hacia el hombre, que es su centro y meta. Israel contempló a su Dios, en primer lugar, como su libertador y como el guía que le dirigía hacia la salvación. La historia de la salvación es el cañamazo de toda la revelación. Elohim es el único Dios eterno que en el principio ha creado al mundo de la nada; ninguna criatura pudo venir a la existencia sin la palabra omnipotente del Creador. La vida ha tenido un inicio en el tiempo, por lo tanto, hubo un momento en que no existía. Coronándolo todo -como imagen de la divinidad- aparece el hombre, que teniendo un elemento terreno, tiene otro componente divino que le ennoblece y lo abre siempre a la trascendencia. Todo es bueno; el hombre muy bueno, correspondiendo así al plan del Creador. A este punto inicial se llega mediante una reflexión progresiva de la historia de la salvación. La creación es el primer acto salvífico en el tiempo, aunque posterior en el conocimiento. Es el modelo de acciones salvíficas posteriores; es gratuita y parte de la iniciativa divina. Por tanto, por la interrelación Dios Salvador- Dios Creador; cada acto salvífico se considerará una nueva creación, sobre todo en lo que se refiere a la salvación definitiva. Dios creó al hombre para la vida, para la felicidad y para la libertad en el marco de su mandamiento que es de vida. El hombre será feliz en la comunión con su Creador (más tarde se le revelará al hombre como Padre) y en la cooperación estrecha con Él por la puesta a contribución de su industria y posibilidades recibidas (sentido auténtico del trabajo humano y humanizador). El hombre disfrutará de una vida sin límites, sin muerte, si come solo de aquello que gratuita y generosamente se le ofrece: de todos los árboles del jardín (simbolismo para expresar el ancho campo de la libertad de acción del hombre). Dios hizo al hombre para la vida interminable. Será libre frente a otros como él; pero siempre será dependiente de su Creador, raíz y origen de su libertad.
2. ¡Dios crea al hombre para la vida y para la felicidad!
Dios colocó al hombre en el jardín (oasis en medio del desierto) que había creado para que lo cultivara. Dios asocia al hombre, «al que había hecho poco inferior a los ángeles y que había coronado de gloria y dignidad», en la obra de la creación. La tarea humana, el trabajo humano está en el proyecto original de Dios sobre el hombre. No es un castigo como consecuencia del pecado. Colaborar en la creación con su Creador es un don, es una oportunidad de realización del hombre como obra del amor de Dios y la acción del Espíritu. La significación global del jardín de Edén es teológica, y no geográfica. Es la dramatización de algunas verdades fundamentales: significa el bienestar por excelencia, es símbolo de la felicidad, es imagen plástica de la comunión misteriosa del hombre con Dios. En él se cultivan árboles de toda especie que el hombre puede disfrutar: dramatización de todos los bienes que proporcionan al hombre su bienestar. Pero hay un árbol singular: el de la ciencia del bien y del mal. Expresión plástica de una realidad teológica también: sólo Dios es el soberano, Él se reserva la autoridad de decidir y determinar el bien y el mal. El hombre ya ha recibido con el don del Espíritu creador la capacidad de ser libre en sus decisiones. Puede elegir el bien o el mal, decidir sobre lo que es bueno y malo se lo reserva Dios.
Segunda Lectura: (Génesis 22,1-18)
Marco: Este relato del así llamado sacrificio de Isaac.
Reflexiones
1) ¡Interrogantes de Abrahán!
Dios ha llamado a Abrahán para una misión universal: todas las naciones serán bendecidas en él; le promete una tierra y una descendencia. Isaac es el fruto de esta promesa y manifestación del poder' de Dios, porque Abrahán es anciano y Sara estéril. En la línea humana, las cosas se desarrollan con normalidad. Pero Dios tiene un proyecto más universal. Este relato, que originariamente invitaba a suprimir los sacrificios humanos, se convierte en el mejor ejemplo de la fe de Abrahán. El lector sabe que se trata de una prueba ¿lo entendió así también Abrahán? En la vocación, Miraban es invitado a abandonar su pasado politeísta para dejarse guiar por el Dios que le llama. Ahora, debe estar' dispuesto a renunciar al futuro. Y se interroga ¿Cómo se hará realidad la posesión de una tierra para siempre y una descendencia como las arenas del ciclo si Dios me pide el sacrificio del hijo que está llamado a garantizar las dos cosas? Ciertamente Abrahán se encuentra con un doloroso dilema: debe elegir entre las promesas de Dios (necesarias para un nómada como él) o el Dios de las promesas (necesario porque es quien le llama y le garantiza lo prometido). La fuerza de este relato y la razón básica de su presencia en la Vigilia Pascual está en estas palabras: Toma a tu hijo único, a tu querido Isaac, ve a la región de Moria, y ofrécemelo allí en holocausto, en un monte que yo te indicaré... (Gn 22,2). Isaac es tipo de Jesús el Unigénito, el Hijo Único y muy querido del Padre (Jn 1,14.18; 3,16ss; Rm 8,32).
2) ¡Abrahán, el hombre de la promesa, ejemplo de fe!
La promesa a los patriarcas posee un doble contenido: la posesión del país de Canaán y la descendencia innumerable. Es frecuente hallarlas juntas, como si fueran una fórmula fija. Esta promesa doble es antiquísima. El alcance y el momento cronológico del cumplimiento de la promesa recibieron una reinterpretación muchos siglos después. Dios no solo prometió a los padres un país y una posteridad; también les prometió ser su Dios y el de sus descendientes, poniéndoles así ante la perspectiva de una relación particular consigo mismo. La historia de los patriarcas, en su redacción actual, ha de interpretarse como una disposición particular de Yahvé mediante la cual llama a la existencia al pueblo de Israel y por esto toda ella apunta a una meta superior que la trasciende: con su promesa anuncia, en primer lugar, la constitución del pueblo, luego la relación especial de este pueblo con Yahvé, que le fue otorgada en el Sinaí y Finalmente el don salvífico por excelencia, la posesión definitiva de la tierra de Canaán. Gn 12-50 considera toda la época patriarcal como el tiempo de la promesa.
Estas narraciones patriarcales no solo se interesan de la promesa y la guía divina en cuanto tales, sino también concentran su mirada sobre todo cuanto haya de humano en el destinatario, en cuyas reacciones y conflictos se refleja la promesa. El narrador hace que el lector mismo experimente y suba las mismas situaciones donde fue probado el sujeto de la promesa. No cabe la menor duda de que en el fondo de estas narraciones sobre Abrahán se oculta el problema de la fe, aunque el término «fe» solo aparece una vez. Creer significa en hebreo «apoyarse en Yahvé», adherirse al Dios personal y fiarse de El. Pero el objeto hacia el cual Abrahán orienta su fe es, como casi siempre ocurre en el AT, una realidad futura. Yahvé expuso su plan histórico a Abraham (Gn 15,5), éste la aceptó como una cosa real y en ella «se apoyó». En esto consistió su fe. Esta respuesta de Abrahán tuvo su cristalización en la historia a través de una serie de etapas: primera, la aceptación inicial mediante la ruptura con su pasado (Gn 12,4); segunda, las vicisitudes de su fe (Gn 12,10-20; Gn 16,1-6; Gn 21, 8-21). Tercera, la reiteración de la promesa y alianza (Gn 15,1-17); justificación por la fe (Gn 15,6). Cuarta, la insistencia correctiva de Dios (Gn 17,1-17). Quinta, primer cumplimiento de la promesa: el hijo (Gn 21,1-6). Sexta, prueba de la fe de Abrahán en el cumplimiento de la promesa: el sacrificio de Isaac (Gn 22). Su significado podría ser que el hombre debe ser capaz de «devolver» a Dios su promesa reconociendo la absoluta libertad e independencia de Dios. Radical prueba de obediencia. Sus consecuencias: confirmación absoluta de la promesa, lanzándola hacia Cristo (v.18). Séptima, segundo cumplimiento de la promesa: la tierra (Gn 23,1-20). Octava, la prolongación inmediata de la promesa en el designio de Dios: casamiento de Isaac, camino hacia la fecunda descendencia de Abrahán fruto de la promesa (Gn 24). Novena, muerte de Abrahán con la promesa cumplida: sus hijos y su sepultura. La existencia de los patriarcas ante Dios, como la presentan las historias patriarcales, posee un carácter único en la historia de la salvación: describe en ellas una relación peculiar e irrepetible con Dios.
Tercera Lectura: (Éxodo 14,15-15,1)
Marco: Relato del paso del mar rojo. Esta lectura marca el momento central de la liberación de Egipto. Es la epopeya más admirable de Dios con el pueblo de las figuras.
Reflexiones
1 ¡El pueblo de Israel sale de la tierra de Egipto!
Realmente ¿la liberación de Egipto fue el resultado de una huida o de una expulsión? Es posible que lo mismo que hubo varias entradas en Egipto, ha podido haber varios éxodos. En este caso se podría entender que algunos grupos fueron expulsados mientras que otros grupos huyeron. El relato actual nos habla de dos presentaciones del milagro del mar: primera, Moisés debe levantar su bastón, extender la mano sobre el mar y dividirlo en dos, con el fin de que los israelitas pasen a pie enjuto (Ex 14,16); Moisés lo hace, las aguas se dividen y los israelitas pasan; los carros egipcios se lanzan en su persecución; Yahvé ordena a Moisés extender su mano para que las aguas refluyan sobre los egipcios; esto es lo que hace Moisés; los egipcios son sumergidos y los israelitas se salvan. Segunda, a los israelitas que son perseguidos, que se creen perdidos y que se enfrentan a Moisés, éste les ordena quedarse donde están y mirar la columna de nube que los protege y que se coloca entre ellos y los egipcios; durante la noche, Yahvé levanta un viento fuerte del este que seca el mar de madrugada y hace cundir el pánico entre los egipcios trabando las ruedas de sus carros; a la aurora, las aguas refluyen y Yahvé anega a los egipcios (v.30). En el primer relato, es Moisés el que obra. Yahvé ordena a Moisés extender su bastón y divide el mar. En el segundo relato es Yahvé el que obra; durante la noche, hace soplar el viento y seca el mar; hace cundir el pánico entre los egipcios y anega a los egipcios en el mar. Se trata de un relato épico para exaltar el poder de Dios a favor de su pueblo en el momento más angustioso de su historia. Este acto salvífico, confirmó su fe en Yahvé (Ex 14,31). Y se convirtió en un artículo fundamental de fe para todos los que se vincularon al yavismo (Dt 11,4; Jos 24,7; Dt 6,21-22; 26,7-8).
2. Anuncios Proféticos del futuro glorioso
Cuarta lectura: (Isaías 54, 5-14)
Marco: El contexto de esta lectura es el retorno del pueblo de Dios a Jerusalén (terminado el exilio de Babilonia) y misión del Siervo del Señor.
Reflexiones
1) ¡Dios, esposo fiel, vuelve a su pueblo, esposa infiel!
El que te hizo te tomará por esposa... como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. En la Escritura observamos que la imagen del esposo y la esposa para expresar las relaciones de Dios con su pueblo aparece con frecuencia. Especialmente en Oseas (cf. cap. 2,3,1 1), el que más intensamente utiliza este recurso, y Ezequiel o Jeremías. Dios es Santo en medio de su pueblo, no un hombre. Quiere decir que sus compromisos los mantiene por encima de todo. Que su sí es definitivo por su parte. Y que la ternura y el cariño no se apaga a pesar de las infidelidades. Esta es una forma sorprendente de expresar la historia de la salvación y de interpretar las cláusulas de la alianza. En Israel la fidelidad matrimonial era considerada, de un modo singular e intenso, como una realidad sagrada. Cualquier infidelidad grave era severamente castigada. Dios tiene poder para llevar adelante su proyecto. Es fiel y mantiene su palabra. Es incansable en las solicitaciones a su pueblo, para que entre en las relaciones firmes y seguras que se deben dar entre soberano y vasallo ratificadas por una solemne alianza.
Dios no se vuelve atrás. Utiliza una paciente pedagogía para atraer a su pueblo.
2) ¡La misericordia de Dios vence todas las infidelidades y es siempre fiel!
Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero. El profeta-poeta entra en la intimidad de unas relaciones que comenzaron con un enamoramiento total. Las traiciones de su pueblo no le apartan ni enfrían el amor primero de Dios. La misericordia de Dios es eterna. La imagen del Dios de Israel como un Dios misericordioso se extiende por toda la Escritura. Incluso cuando castiga, sigue amando. El autor de la Carta a los Hebreos ha interpretado esta actitud de Dios haciendo una comparación con los padres de este mundo (Kb 12,4ss). Dios es como un padre que corrige a quienes ama. Los castigos son una pedagogía animada por el amor y la misericordia, porque en Dios no cabe la venganza y el castigo como desahogo de su ira. Porque es Santo en medio de Israel y no un hombre. Dios manifiesta su misericordia de dos maneras: perdonando sinceramente las faltas, pecados y errores (janun) y acogiendo con ternísimo afecto a los desvalidos, a los necesitados y a los que sufren (ja.num). Esta última expresión encuentra su mejor sentido en la imagen de una madre a la que se le conmueven las entrañas por los fallos, fracasos y sufrimientos de sus hijos.
La fidelidad de Dios para con su pueblo se hará visible y concreta en que en el futuro seguirá protegiendo a su pueblo, tendrá firme asiento en la justicia y no tendrá que temen. La seguridad que el soberano se compromete a ofrecer a su vasallo se mantendrá firme; la fidelidad inquebrantable de un esposo fiel será firme; la misericordia de Dios será eterna. Estos tres rasgos subrayados por el profeta-poeta aseguran y dan firmeza a la esperanza. Hoy como ayer toda esta simbología y todas estas expresiones de la misericordia y la fidelidad de Dios porque es Santo siguen teniendo valor y vigencia. Nuestro mundo necesita evangelizadores y testigos que le hablen del amor de Dios vivido en la fidelidad. Necesita que los creyentes en Jesús seamos creíbles y convincentes de esta experiencia que solo la encuentra el hombre en la comunión con su Dios. Y esto lo ha ofrecido al mundo, de forma definitiva, en su Hijo muerto y resucitado cuyo «memorial» estarnos celebrando en esta liturgia solemne.
Quinta Lectura (Isaias 55, 1-11)
Marco: Es el epílogo final del segundo Isaías. Dios es el Soberano universal que dirige la historia de todos los pueblos. Este descubrimiento fue una inusitada novedad en Israel. Ultima exhortación a participar en los bienes de la nueva alianza y a convertirse mientras aún es tiempo.
Reflexiones
1) ¡La lluvia que empapa la tierra para fecundarla!
Como bajan la lluvia v la nieve desde el cielo... Esta imagen fluye con toda naturalidad en un medio ambiente en el que las cosechas dependen de la lluvia porque se da muy poco el regadío a través de canales. Cuando el deuteronomista describe las bondades de la tierra prometida afirma que Dios la riega él mismo y no es necesario el duro trabajo de llevar el agua para regarla. Se subraya en esta imagen por una parte la gratuidad procedente de lo alto y por otra la necesidad de la lluvia para que la tierra germine y produzca sus frutos. Recuérdese que en Palestina sólo llueve durante seis meses al año (época de lluvias) y no llueve durante otros seis meses (época de no lluvias) y es muy escasa en ríos. Así como la lluvia empapa la tierra y la fecunda por sí misma así también la palabra de Dios es eficaz por sí misma porque lleva en su propia entraña la fuerza de vida y de liberación. En la comprensión hebrea de la palabra ésta es creadora de vida y acción, más que un vehículo de conocimiento. La palabra es eficaz por sí misma y transmite toda la fuerza creadora y regeneradora del Dios de donde procede. Este sentido dinámico y fecundo de la palabra es una característica singular del pensamiento y experiencia de fe del mundo hebreo. La palabra de Dios será eficaz incluso contra todas las resistencias. Desde siempre la palabra de Dios no vuelve a él vacía. «Cumple su encargo» quiere decir que siempre realiza el proyecto, ya cuando se trata de denuncias proféticas, ya cuando se trata de una palabra consoladora.
2) ¡Es imprescindible un cambio de mentalidad y de actitudes!
Que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios que es rico en perdón. Los profetas insistían en la necesidad de rectificación, cambio de actitudes frente a Dios y frente a los hombres más concordes con la alianza del Sinaí y sus exigencias. Es necesario revisar la comprensión que tenemos del Dios que se ha revelado y ha actuado en la primera etapa de la historia de la salvación recogida y narrada en el Antiguo Testamento; principalmente es considerado como el Dios fiel y misericordioso. Acaso fuera suficiente este texto para convencernos: Moisés invocó el nombre de Yahvé. Yahvé pasó por delante de él v exclamó: «Yalzvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes» (Ex 34, 6-7). Esta comprensión de Dios como benigno y misericordioso está presente a lo largo de toda la Escritura. Por eso, el hombre tiene la seguridad de encontrar a Dios a su favor, dispuesto al perdón y a la indulgencia, si rectifica siempre.
3) ¡Qué distancia entre los planes de Dios y los de los hombres!
Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos... Como el cielo es más alto que la tierra... La comprensión de Dios como un ser espiritual fue evolucionando poco a poco. Una de las aportaciones más significativas de este profeta-poeta es la comprensión de Dios como universal, espiritual y salvador para todos. Esta intuición adquirirá todo su sentido en el Nuevo Testamento, ciertamente. La lejanía de Dios se hace cada vez más infranqueable o, mejor; se comprende cada vez con más claridad que es infranqueable por el hombre. Aunque quisiera, no le sería posible entrar en el misterio de Dios y sustraerle sus planes. Dios será siempre el que está muy por encima, mas allá de las posibilidades humanas de comprensión. Sin dejar de ser un Dios cercano y providente que se ocupa de las necesidades de los hombres con singular solicitud y atención. Los planes de Dios corresponden a su providencia universal. Por tanto, ningún plan del hombre puede adecuarse a los planes de Dios. Hoy como ayer es necesario que el hombre se sienta muy cercano de Dios o, mejor, que Dios está muy cercano al hombre. Pero a su vez el hombre moderno debería estar dispuesto en su corazón a aceptar que Dios es el Otro que le desborda por todas partes ipara bien del hombre por cierto! Que a Dios ni se le puede suplir; ni menos sustituir por ningún logro de nuestros avances. Por el contrario, el hombre está invitado a descubrir en sus propias conquistas la mano oculta y misteriosa de un Dios que, desbordándolo, lo acompaña y ayuda en su progreso legítimo y provechoso para las personas humanas imágenes vivas suyas.
Sexta Lectura: (Baruc 3,9-15.32-4,4)
Marco: Este librito muestra especial interés por los exiliados en Babilonia. Baruc fue secretario de Jeremías, presenta a la comunidad de los desterrados en Babilonia con los ojos puestos en Jerusalén. Tenemos un caso de ficción literaria, ya quo el libro pertenece realmente al s. II a.C.
Reflexiones
1) ¡Obedece y vivirás en paz!
Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre... así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la-paz... Estos pensamientos están en sintonía con las enseñanzas sapienciales sobre la Sabiduría. Baruc es más sapiencial que profético. Para encontrar la paz es necesaria la adquisición de la Sabiduría que procede de Dios, creador del universo. Sabernos que la paz es la suma de todos los bienes y el resultado de una fidelidad inquebrantable a la voluntad de Dios manifestada en sus mandamientos. Los exiliados están en tierra extranjera porque quebrantaron la alianza con su Dios soberano y protector. Es necesario volver al encuentro con ese Dios que garantiza la justicia y la libertad fundamentos de una paz estable y duradera. En esta Vigilia Pascual, la Iglesia quiere que nos detengamos en esta experiencia histórica de Israel para entrar más plenamente en lo que significa el misterio pascual como liberador y garante de la paz entre los hombres y de los hombres con Dios.
2) ¡Camina a la claridad de su esplendor!
Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su esplendor.. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor! El profeta-sabio nos invita a dirigir la mirada en tres direcciones: en primer lugar, la evocación de la enseñanza profética de Isaías cuando se refiere a la peregrinación de las gentes al monte Sión de donde sale la ley y la luz. En segundo lugar, el profeta recuerda que la gloria de Israel es su Dios y su vocación como signo ante las gentes. Israel debe mantener su dignidad de pueblo elegido como signo para los pueblos; por tanto, no puede entregar su gloria y su dignidad a otros. La gloria es una realidad que ha recibido de Dios mismo. Es una herencia. Es un tesoro al que Israel no puede renunciar porque es el sentido de su propia historia. En tercer lugar, una bienaventuranza: el pueblo de Dios ha sido llamado a una misión singular y para realizarla ha recibido una palabra que alumbra e ilumina su camino. Leemos en el Deuteronomio: Pues el precepto que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo para que digas: «¿Quién subirá al cielo a buscarlo para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?» Tampoco está más allá de los mares para que digas: «¿Quién pasará al otro lado de los mares a buscarlo para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?» Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón., para que la cumplas (Dt 30,11-14).
Séptima Lectura: (Ezequiel 36,16-28)
Marco: El contexto se centra en el mensaje de esperanza (Ez 33,1-39,29). Los oráculos y comparaciones intentan buscar una explicación al desastre y atisbar signos de esperanza (36-37).
Reflexiones
1) ¡La dolorosa experiencia que provocó el desastre del pueblo de Dios!
Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta... por haberlo profanado con sus idolatrías... En la predicación profética aparece insistentemente el pecado original de Israel: su inclinación a la idolatría. Ya apareció en el desierto al salir de Egipto con la fabricación del becerro de oro. La idolatría atenta contra la primera cláusula de la alianza. La alianza es la base del pueblo de Dios (soberano) entendido como su vasallo, Dios es el soberano que se dignó ofrecer a Israel una alianza que le comprometía para siempre. Por la alianza, Dios sale garante y defensor de su pueblo contra los enemigos. Pero el pueblo, a su vez, se había comprometido a ser fiel y guardar la alianza. En aquel momento Dios pronunció estas palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te sacó de Egipto, de aquel lugar de esclavitud. No tendrás otro Dios fuera de mí... (Ex 20,1-6). Mediante esta alianza y su aceptación Israel es el pueblo de Dios, pueblo de su propiedad y Dios se compromete a defenderlo y liberarlo. El profeta explica la razón de por qué el pueblo está en el exilio: porque se ha vuelto a los ídolos (que no salvan) y ha abandonado y ha dado la espalda a Dios (que siempre lo ha protegido y le dio la tierra). Los creyentes en medio del mundo son enviados para recordar que solo hay un Dios que ama, salva y libera al hombre.
2) ¡Dios se conmueve ante la profanación de su Nombre y reunirá a su pueblo!
Sentí lástima de mi santo Nombre, profanado por la casa de Israel. En la estipulación de la alianza, Dios no tiene otro a quien poner como testigo y a quien dirigirse. Él es el único. Dios jura por sí mismo. En las alianzas hititas (en cuyos formularios se inspiran literariamente los autores sagrados, aunque el contenido es radicalmente distinto) el rey soberano que estipula una alianza con algún vasallo pone como testigos a los dioses propios de la nación. Pero Dios no puede hacerlo porque no hay nadie superior a él y porque es el único Dios verdadero. Esta es la diferencia de la alianza de Dios con su pueblo y todas las demás alianzas. Dios ha comprometido el honor de sí mismo, de su nombre, en esta estipulación. El nombre está por la persona, según la mentalidad semita. Está en juego el honor y el deshonor de Dios mismo. Israel se ha atrevido a atentar contra el honor de Dios. Pero los proyectos de Dios no son de aflicción sino de esperanza. Dios actuará movido por la lástima que le da ver su nombre profanado y su pueblo humillado. El vasallo humillado es un motivo de deshonor para el soberano garante. Dios, fiel siempre a sí mismo, y a su proyecto a favor de su pueblo, decide actuar. Y lo hará por el honor de su nombre profanado. Porque los gentiles, en Babilonia, decían: Estos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido.: Dios, omnipotente y misericordioso, no puede soportar la acusación de que no fue capaz de salvar a su pueblo, a su protegido. Por eso decide actuar a favor de su pueblo pero por su propio honor que, en definitiva, es la salvación de su vasallo.
Si la dispersión fue el resultado de la infidelidad del pueblo expresada en la idolatría, la reunificación del mismo es el resultado de la intervención del Dios fiel. El profeta recoge ahora tres ternas importantes en la predicación profética y en la esperanza del futuro: en primer lugar, la reunificación del pueblo de Dios pasó a ser una promesa de esperanza para el futuro. Cuando Dios realice plenamente su proyecto salvador tendrá lugar la reunificación. En segundo lugar, la promesa de un espíritu nuevo evoca la primera creación por obra del Espíritu de Dios. En el capítulo 37 lo desarrolla Ezequiel con la visión de los huesos secos que cubren el valle y que recobran la vida como fruto del soplo del Espíritu. En la Escritura encontramos sólo tres veces la misma expresión: en la creación del hombre (Gn 2,7), en esta profecía de Ezequiel y en el relato joánico de Cristo resucitado soplando sobre los apóstoles y dándoles la misión de hacer posible la nueva creación (In 20, 23ss). El espíritu nuevo es una promesa de futuro que se cumple en la Pascua y en Pentecostés. En tercer lugar, el resultado es la vuelta a la tierra prometida donde Dios ejerce su soberanía sobre su pueblo. Esta tierra que prometió a los patriarcas.
Contenido de la Fiesta de la Pascua
La pascua, originariamente, es un memorial de la liberación de Egipto, de la epopeya nacional en la que Yahvé desplegó su poder en favor de su pueblo. Después del exilio se enriqueció este contenido con una proyección hacia el futuro, con un elemento de perspectiva escatológica. Este es el contenido teológico de la fiesta: el pasado se hace presente, sobre todo, en la narración litúrgica de la salida de Egipto. Para la teología judía, por tanto, la pascua abarca el pasado, el presente y el futuro. La fiesta se refiere primeramente al «pasado». Cada uno de los elementos del rito se aclaran tanto en la misma Biblia, como en los textos del ritual, a través de los diversos elementos históricos de la salida de Egipto. La fiesta de la pascua es un zikkaron*, un memorial de la acción salvadora divina (Ex 12,14), es decir, la representación sacramental del mismo. La salvación del pasado se convierte, por su presentación litúrgica, en una salvación presente. Este es el sentido de Ex 12,42. Así como Yahvé veló en la noche, para salvar a Israel, así también Israel debe velar a través de todas las generaciones en la noche para hacerse partícipe de esa liberación.
Sin embargo, la fiesta de la pascua no sólo estaba orientada al pasado, sino también al futuro. El pasado es la prenda del futuro y garantía de firmeza en la esperanza de Israel. Parece que el carácter escatológico de la pascua se iba intensificando y concretando, cada vez más, en los últimos siglos precristianos. Y dirigiendo tanto el pasado como el futuro está la fidelidad y la misericordia de Dios como un presente siempre vivo, En cierto modo podía decirse que la pascua es como un sacramento de Israel. En el targum palestinense se nos ha conservado una preciosa referencia a un poema que habla de cuatro noches: La primera noche: cuando se apareció Yahvé sobre el mundo para crearlo. La segunda noche: nacimiento de Isaac y mandato de Dios de sacrificarlo. Sustitución por un carnero. La tercera noche: liberación de la esclavitud de Egipto. La cuarta noche: cuando llegue el mundo a su fin para ser redimido. El cumplimiento escatológico. Este poema agrupa 4 ternas principales que constituyen el contenido de la Fiesta de Pascua: creación; alianza con Abraham y sacrificio de Isaac; la liberación de Egipto; la perspectiva escatológica. Esta noche pascual tiene el carácter doble del zikkaron. bíblico: el hombre se acuerda para agradecer y esperar; Dios se acuerda para intervenir en razón de su Alianza indefectible.
3. Según las Escrituras: Cumplimiento en Cristo
Primera Lectura: (Romanos 6,3-11)
Marco: El contexto es la sección dedicada por Pablo a la salvación y la vida. Hoy somos invitados a contemplar cómo en Cristo, y sólo en él, se encuentra la verdadera vida.
Reflexiones
¡La paradoja de muerte y de vida en Cristo y en sus discípulos!
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, luimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte. Detrás de esta imagen, y sustentando su significación, está el sentido de la personalidad corporativa''". Según esta comprensión, muy propia de la cultura antigua que participan también los hebreos, una persona individual asume la responsabilidad que corresponde a todos. Y aún más en el fondo está la realidad abordada en el capítulo 5 sobre el viejo y el nuevo Adán. Todos los hombres participan, a través de la generación natural, del destino del primer Adán que conduce inexorablemente a la muerte, El sentido de solidaridad que existe en la conciencia de los que forman un mismo clan y una misma familia era más fuerte y profundo que en nuestra mentalidad. Esta realidad proporciona a Pablo una de sus más atrevidas afirmaciones: en Cristo somos un solo cuerpo y para ello es necesario entrar por el camino de su muerte que abre esperanzas de nueva y real vida para los hombres. Igualmente Pablo, evoca y acude al modo de practicar el bautismo en los primeros siglos de las Iglesia, es decir; mediante la inmersión en la fuente (piscina) bautismal. En este gesto sacramental todos los signos adquieren especial importancia y significación: comunión real-sacramental en la muerte y resurrección de Jesús con el don del Espíritu regenerador. ¡Esta noche renovamos solemnemente el Bautismo!
Esta llamada a una leal y comprometida solidaridad alcanza también a los discípulos de Jesús en este mundo que nos ha cabido en suerte vivir. O mejor; ha querido la providencia que nos viéramos inmersos en este mundo. Para un creyente, hay un plan previsto por Dios. Hoy, quizá más que en otros tiempos, urge un testimonio vivo y coherente de solidaridad que sepa enraizarse en la que Cristo nos ofrece mediante el bautismo y que debe manifestarse en hechos concretos entre los hombres. Sólo así se hará cada día más creíble el Evangelio de Jesús. Todo esto estaría en sintonía con los anhelos de tantos hombres y mujeres que entregan su vida para conseguir una mayor comunión, igualdad y dignidad entre todos los hombres. Uno de los términos más adecuados para traducir hoy lo que es la Buena Noticia acaso sea la solidaridad real, consciente, responsable y comprometida con Cristo por un lado y con los hombres por otro. Los creyentes encontrarnos en Jesús la razón más convincente y más exigente a la vez que más consoladora.
Evangelio: (Marcos 16,1-8)
Marco: Relato del sepulcro vacío. Está estructurado como los relatos de anunciaciones: presencia de enviados de lo alto; reacción de los receptores sobrecogidos de temor y de espanto ante lo divino; tranquilización por parte del enviado de lo alto; el mensaje que viene a transmitir (que es la parte central); signo que se ofrece a los receptores del mensaje; ejecución del mensaje.
Reflexiones
1) ¡El sepulcro está vacío!
Vieron que la piedra estaba corrida... Los cuatro relatos coinciden en que encontraron el sepulcro vacío. Es un dato firme de la tradición evangélica. Cada evangelista redactó este acontecimiento de modo diferente. Mateo lo acompaña con la presencia de signos apocalípticos: terremotos, etc. La comprobación de que el sepulcro estaba vacío es creíble y fiable. En Jerusalén se decía que en aquel sepulcro había estado el Señor: Sin embargo, esta comprobación no basta para la fe en la Resurrección de Jesús. Sobre este acontecimiento descansa la fe de la Iglesia y el destino de la humanidad. Por lo tanto, es necesaria la máxima seguridad y certeza. Pero es un signo que acompaña a la fe y proporciona la posibilidad de explicar el acontecimiento como algo que atañe a Jesús en su totalidad. El relato del sepulcro vatio expresa la realidad de la Resurrección, pero no es la fuente primera de la fe en el acontecimiento. Es una condición que acompaña a la certeza de la vuelta a la vida acaecida en Jesús. Contribuye a entrar en el realismo de la Resurrección. Es necesario otro recurso para que el sepulcro vacío adquiera todo su sentido: la experiencia personal y comunitaria del Cristo vivo y la revelación de lo alto que les permite identificar al Resucitado con el Crucificado.
2) ¡Temor humano ante la presencia de lo divino!
En la Escritura el testimonio de dos o tres es válido. Mientras Marcos recuerda que se trata de un joven y Mateo habla de un ángel, Lucas habla de dos hombres. Lucas quiere indicar a sus lectores la firmeza y la importancia de lo que va a anunciarles puesto que hace concurrir a dos testigos válidos. Las mujeres que acuden al sepulcro quedan desconcertadas al encontrarlo abierto y vacío y el temor y el espanto les alcanza. Es la reacción normal ante la presencia de lo divino. Así podemos comprobarlo por todos los relatos de anunciación de algún acontecimiento extraordinario en la historia de la salvación: anuncio del nacimiento de Sansón; anuncio de la misión de Gedeón; etc. Esto invita al lector a superar los signos externos. Muestra que está ocurriendo algo de singular importancia. Este dato prepara la proclamación del mensaje central hacia el que convergen todos los detalles narrativos. Este relato es una dramatización* cristológica de singular importancia. La atención debe centrarse en el contenido y en la explicación de por qué el sepulcro estaba vacío.
3) ¡Ha resucitado!
Él les dijo: No os asustéis: ¿Buscáis a Jesús el nazareno, el crucificado? Los cuatro evangelistas coinciden en afirmar que la explicación de que el sepulcro estaba vacío se cimentaba en el acontecimiento sorprendente de la Resurrección. Lucas añade la expresión interrogativa ¿por qué buscáis entre los muertos al viviente? Quiere hacer comprensible a sus lectores, de habla y cultura griegas, el contenido esencial del mensaje. Para un hebreo la resurrección lo es todo para que alguien pueda expresarse, vivir y comunicarse. Jesús entregó en la cruz todo su ser humano para la salvación del mundo. Y todo su ser humano vuelve a la vida en su totalidad. La Resurrección de Cristo no se limita a una reanimación de un cadáver (aunque la incluye), como por ejemplo la resurrección del hijo de la viuda de Naím, o de Lázaro, o la hija de Jairo. La Resurrección de Jesús es mucho más. Es la vuelta a la vida para siempre, en un estado totalmente nuevo, trascendente. Lo que llamamos una resurrección escatológica. Incluye la vuelta a la vida del ser total de Jesús en cuanto hombre según la antropología hebrea que contempla al hombre de una manera monista, es decir, no cuenta con las categorías griegas del hombre compuesto de alma y cuerpo. El hombre es carne (ser humano perecedero, capaz de comunicación y de identificación); el hombre es alma (ser vivo), es decir; el hombre es entendido de manera monista no dualista. Y el acontecimiento de la resurrección ocurre al tercer día. Con esta expresión se quiere indicar, más allá de la cronología, que se trata de una Resurrección del final de los tiempos, trascendente y para toda la humanidad.
4) ¡Va por delante a Galilea!
El signo que los enviados de lo alto ofrecen a las mujeres es la referencia a un anuncio hecho por Jesús cuando aún estaban en Galilea. Marcos y Mateo indican que el signo es el sepulcro vacío, el lugar donde le habían puesto. Lucas nos recuerda que después del tercer anuncio de la pasión y resurrección los discípulos no entendieron nada, no captaron lo que quería decirles, no alcanzaban a comprender el sentido de lo que Jesús les decía. Es la última parte del relato de anuncio: la ejecución. Así lo hicieron las mujeres acudiendo a donde estaban los Once y los demás para anunciarles el mensaje que habían recibido de lo alto. Y estos no las creyeron. El acontecimiento desborda todas las previsiones y planes de los Apóstoles. La actuación de Dios en el momento central de la salvación ha sido de singular importancia. La Resurrección es la nueva creación que enlaza con el proyecto original de Dios. Se trata de algo de singular importancia para la humanidad. No era fácil entrar en el misterio, en la maravilla de las maravillas del poder de Dios. Hoy como ayer; este mensaje sigue teniendo toda su validez. Es la respuesta definitiva al gran enigma que pesa sobre la humanidad: ¿qué sentido tiene la muerte? ¿Qué le espera al hombre después de la muerte? Jesús había contestado en su enseñanza a la pregunta que le plantearon la última semana de su ministerio; había avanzado unas primicias en las resurrecciones que había realizado. Pero ahora da la respuesta definitiva: después de la muerte espera a la humanidad una vida sin fin, feliz, para siempre y para todos.