Homilía IV Domingo de Cuaresma

Introducción

En lo que llevamos del tiempo de Cuaresma, las lecturas evangélicas, extraídas de los sinópticos, han ido haciendo hincapié en las distintas actitudes relativas a la conversión. A partir de este cuarto domingo, los textos evangélicos proclamados en la liturgia (del evangelio de Juan) dan un giro: nos muestran a Jesús en su lucha contra el mal, y cómo la oposición de sus adversarios es creciente. Jesús, en las diferentes acciones y signos, va mostrando su identidad: él es el Mesías esperado, el Señor; pero no un Mesías triunfante y poderoso al estilo de los reyes y los grandes de la tierra, sino el siervo sufriente en el que se hace densa y plena la presencia salvífica de Dios.