Oct
Homilía XXXI Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)
“ No estás lejos del Reino de Dios ”
Comentario bíblico
de Fray Miguel de Burgos Núñez - (1944-2019)
Iª Lectura: Deuteronomio (6,2-6): Israel se identifica con su Dios
I.1. La primera lectura forma parte de lo que se conoce como los mandamientos deuteronómicos, que son una especie de catequesis de una escuela, que encierra el famoso Shema (¡escucha Israel!), de la religión deuteronómica, que los israelitas piadosos recitan todos los días, que está en los pequeños rollitos de las puertas de las casas, en las cajitas de las filacterias (tefillim) que se ponen para rezar en el muro del templo. La afirmación rotunda de monoteísmo es propia de la teología de esta escuela que inspiró la reforma del rey Josías, cuando el libro ¿se encontró? (cf. 2Re 22,10ss) en unas obras del templo. Se invita a Israel a pensar en su Dios, a guardarle fidelidad en cada instante, a amarlo sobre todos las cosas y sobre todos los dioses, porque este texto combate claramente el politeísmo.
I.2. Los israelitas deben llevar esto en su corazón, y por ello copiaron la costumbre oriental de hacer como amuletos y símbolos en las manos y en los brazos. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas sus fuerzas, como veremos en el evangelio, es dedicarle nuestro ser. ¿Es el monoteísmo de Israel un verdadero valor? No nos quedemos en la palabra, ni en el concepto. Israel es monoteísta por muchas razones socio-religiosas. No obstante no comenzó así su historia. Los patriarcas, los epónimos o padres del pueblo era politeístas o al menos tenían sus dioses familiares con respecto a otros. Los valores de un Dios creador y hacedor del mundo se introduce después en la religión de Israel. Para Israel, independientemente de la teología de la revelación, el llegar a ser monoteísta se explica por sus vidas, sus sufrimientos en la esclavitud de Egipto y por la fuerza que encontraron en el Dios Yahvé, que les llevó a la libertad.
IIª Lectura: Hebreos (7,23-28): Un sacrificio vivo
II.1. La segunda lectura vuelve sobre la carta a los Hebreos. Es, probablemente, el c. 7 de Hebreos una de las cumbres de esta carta. En el texto de hoy compara a los sacerdotes de la antigua Alianza y a Jesús. En el texto es muy importante la permanencia del sacerdocio de Cristo “para siempre”. El autor, que es un gran exegeta apoya casi todo el c. 7 en el Sal 110 como oráculo del sacerdocio de Cristo, superior y más perfecto que el sacerdocio levítico. Este “para siempre” determina, incluso, la perfección del ministerio sacerdotal de Jesús: su sacrificio no es de cosas, de víctimas, sino de entrega absoluta de sí mismo.
II.2. La lectura nos ofrece los tonos polémicos que el autor quiere poner sobre la mesa: es una polémica contra el sacerdocio levítico y ritual. Aquellos morían y eran sucedidos por sus hijos y familiares, lo cual denota la precariedad de ese sacerdocio. Pero con Jesucristo no puede suceder así, porque su sacrificio de amor, llevado a cabo en la cruz, es un sacrificio eterno, que abarca toda la historia. Ya no son necesarios los sacrificios rituales a Dios, porque Jesucristo los ha hecho ineficaces. Los sacerdotes antiguos debían purificarse personalmente antes de ofrecer un sacrificio por el pueblo, pero Jesús, el Hijo de Dios, ha puesto fin a una religión que no salva. Solamente salva, y para siempre, el sacrificio de su amor por todos nosotros, ofrecido a Dios.
III. Evangelio: Marcos (12,28-34): Dios quiere ser amado en los hermanos
III.1. El evangelio nos presenta al escriba que quiere profundizar de lleno en la Torah, la ley del judaísmo, ¿con qué intención? ¿sabiendo que Jesús sería capaz de ofrecerle una interpretación profética? Ya hemos visto la importancia que tenía y tiene en el judaísmo el primer mandamiento expresado con el Shema Israel, que es parte de nuestra primera lectura. La cuestión no quedará en una simple disputa escolástica, como alguno ha sugerido. El alcance de esta discusión y la pregunta del escriba (¡insólita!) ponen en evidencia muchas cosas del judaísmo que también nos afecta a nosotros. Lo primero que salta a la vista es que el segundo mandamiento no le va a la zaga al primero, que pone el acento en el amor de Dios. La versión de Marcos no está calcada ni del texto hebreo, ni de la versión griega de los Setenta… con algunas variantes de tipo helenista quiere llegar a una propuesta decisiva.
III.2. El realidad, el texto de Mateo 22,39s (que habría usado a Marcos como fuente) lo ha dejado mucho más claro: “de estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas”. El escriba, en verdad, no pretendía poner una trampa a Jesús como querían los saduceos, un momento antes, a propósito de la resurrección. Pero en su búsqueda de aclaración se ha quedado una cosa clara: el amor a Dios y el amor al prójimo no tiene “esencias” distintas. El amor, en el NT es de un “peso” extraordinario que no queda ni en “eros”, ni en “amistad”. Es un amor de calidad el ágape que tiene que ser el mismo para Dios y para los hombres, aunque los mandamientos se enumeren en primero y segundo. Esta sería la ruptura que Jesús quiere hacer con la discusión de los letrados sobre el primero o el segundo, sobre si el prójimo son los de “mi pueblo” o no.
III.3. Porque no sería una novedad que Jesús simplemente subrayara una cosa que se repetía hasta la saciedad. El que se añada el segundo mandamiento, de amor el prójimo, viene a ser lo original; porque con ello se ha revelado que el amor a Dios y el amor el prójimo es lo más importante de la vida, son un solo mandamiento, en realidad, y así podríamos entender el final del v.31 : ”No hay otro mandamiento más importante que éstos”, pues el ?ντολ? (mandamiento) está en singular y nos permitiría entender que el mandamiento más importante por el que preguntaba el escriba son los dos primeros que vienen a ser uno sólo. Porque no hay dos tipos de amor, uno para Dios y otro para el prójimo, sino que con el mismo amor amamos a Dios y a los hombres. Diríamos que son inseparables, porque el Dios de Jesús, el Padre, no quiere ser amado El, como si fuera un ser absoluto y solitario. Así resuelve Jesús la gran pregunta del escriba, de una manera profética e inaudita.
III.4. Lo que el evangelio de hoy quiere poner de manifiesto es que el amor a Dios debe también ser amor a los hombres. Muchos se contentan con decir que aman a Dios, pero muchas veces se encuentran razones para no amar al prójimo. Aquí es donde el evangelio se hace novedad maravillosa para todos los seguidores de Jesús y para todos los hombres. Se pueden sacar las consecuencias, al hilo de la carta a los Hebreos, que si Jesús ha ofrecido un sacrificio eterno, si no son necesarios los sacrificios rituales a Dios, es porque Jesús ha hecho posible la religión del amor, pero no solamente a Dios, sino a todos los hombres. Eso es lo que identifica al Dios verdadero de los dioses falsos: quiere ser amado en los hermanos. Es eso lo que el autor de la 1Jn pone de manifiesto en su teología de que Dios es amor y no podemos amar a Dios a quien no vemos si no amamos al hermano a quien vemos. Pero esta teología la puso en marcha el profeta de Galilea, Jesús de Nazaret… y por ello dio la vida.