Dom
5
Sep
2010

Homilía XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)

Quien no lleve su cruz detrás de mi, no puede ser discípulo mío.

Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)



Primera lectura: (Sb 9,13-18)

Marco: La lectura se enmarca en una sección que está dedicada a describir el elogio de la Sabiduría: origen, naturaleza, propiedades y frutos-dones. El contexto inmediato es una oración de Salomón a Dios pidiéndole la sabiduría para gobernar acertadamente a su pueblo.

Reflexiones

1ª) ¡La vida humana es un camino y un itinerario hacia la trascendencia y vida definitivas!

Los hombres aprenderán lo que te agrada... El autor recuerda, pasados muchos siglos de amarga y a la vez esperanzadora experiencia humana, que el proyecto de Dios sigue teniendo validez. El hombre, declarado señor de la creación, tiene un destino que le trasciende; al final le espera la felicidad verdadera, pero es necesario acertar con el camino que conduce a ella. El autor advierte a los hombres que para realizar ese camino necesitan de la Sabiduría. Sólo ella les enseñará lo que agrada a Dios y humaniza al hombre. Dirige la mirada al pasado y observa que los grandes modelos de la historia de Israel fueron dirigidos por esa misma Sabiduría y realizaron fielmente el proyecto de Dios. Los hechos de la historia pasada garantizan y avalan su convicción de que sólo con la Sabiduría que proviene de Dios y que es un don suyo se puede acertar con el camino. Este mensaje sigue teniendo una vigencia singular para el hombre de nuestro tiempo que anhela encontrar un sentido a su vida. Todos los esfuerzos para proporcionar al hombre su bienestar y calidad de vida son reflejos y destellos de su anhelo de vida y de felicidad. La Palabra de Dios le sigue ofreciendo un modelo expresado por un autor que supo conjugar la cultura de su tiempo y de su entorno y la aportación reveladora del Espíritu. En este autor no se produjo un enfrentamiento ni ruptura interior sino equilibrado logro de lo que Dios quiere y el hombre necesita.

Segunda lectura: (Filemón 9b-10.12-17)

Marco: La carta a Filemón es la única carta auténtica de Pablo dirigida a una persona particular. Filemón es un cristiano de buena posición, que había sido convertido por el mismo Pablo (19b).

Reflexiones

1ª) ¡La obra liberadora de Jesús puede transformar a los esclavos en verdaderos hermanos!

Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo... El esclavo Onésimo había escapado de su señor Filemón, tal vez llevándose algún dinero (18s), se había encontrado con Pablo y había sido convertido por éste, prestándole después útiles servicios personales en la cárcel y en la labor misionera (10s.13). Pablo lo habría mantenido gustoso, pero respeta la situación jurídica, y devuelve, de modo correcto, el fugado a su señor. La carta que se acompaña tiene por objeto proteger al esclavo huido de los duros, frecuentemente crueles, castigos correspondientes a ese delito y garantizarle además una acogida amistosa. Todo este conjunto de pensamientos cobra un relieve especial si tenemos en cuenta la situación de la esclavitud en el tiempo en que Pablo escribe la carta. La situación era delicada. ¿Qué hacer? No era fácil tomar una decisión. Gracias a Dios la carta, redactada con suma delicadeza y sabiduría, abrió un camino nuevo en las relaciones, al menos en la Iglesia, entre señores y esclavos (léase Gl 3,26-29). Este ejemplo concreto ilumina a la Iglesia de hoy que se encuentra en medio de un mundo también complicado. ¿No se dan hoy múltiples formas de esclavitud? Esta lectura nos invita a reflexionar sobre las verdaderas relaciones de los hombres y los criterios que las dirigen.

Evangelio: (Lucas 14,25-33)

Marco: En el camino hacia Jerusalén, Jesús sigue impartiendo sus enseñanzas para un verdadero y genuino discipulado. Jesús, de una manera concisa, clara y tajante, ofrece las condiciones imprescindibles para pertenecer al grupo de sus discípulos.

Reflexiones

1ª) ¡La radicalidad del seguimiento de Jesús compromete y libera!

Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Una primera observación: no se conocen expresiones semejantes procedentes de la literatura rabínica. No sabemos de ningún rabino anterior, contemporáneo o posterior a Jesús que se hubiera nunca atrevido a expresar una declaración, exigencia o pretensión parecidas. Es una singularidad exclusiva de Jesús. Las afirmaciones son de las más radicales del evangelio. Jesús se atreve a colocarse por encima de los lazos sagrados que dirigen la familia. Sobre los lazos sacratísimos de los padres y los hijos. Todas las expresiones están en subordinación de la frase principal del conjunto: si alguno se quiere venir conmigo. El verdadero discípulo suyo debe centrar su vida en Él y contemplarlo todo desde Él. Para que la lectura se nos haga más inteligible hemos de tener en cuenta ahora otras palabras de Jesús que se dirigen también a los que quieran ser discípulos suyos y se decidan a optar por Él (Lc 9,23-24).

2ª) ¡El seguimiento de Jesús crea nuevos vínculos y lazos de comunión!

La familia suministró al primitivo cristianismo una de sus imágenes básicas para definir la identidad y cohesión sociales cristianas. En la antigüedad, la familia extensa tenía mucha importancia. No sólo era la fuente del propio estatus comunitario, sino que funcionaba también como la principal red de relaciones econó¬micas, religiosas, educativas y sociales. La pérdida de conexión fa¬miliar significaba la pérdida de esas redes vitales, así como la pérdi¬da de conexión con el país. Pero una familia subrogada* podía tener las mismas funciones que la familia de origen. La comunidad cris¬tiana, que hace las veces de familia subrogada, es el lugar propio de la buena nueva. Dejar a la fa¬milia de origen por la familia subrogada cristiana (como exige Jesús) era una decisión que costaría muchísimo tomar. Para los discípulos galileos que describe Mc en 3,31-35, abandonar la propia familia de origen y optar por la familia cristia¬na subrogada traía consigo una recompensa inestimable: en el tiempo presente cien veces más... y en el futuro la vida eterna (Mc 10,30). Lo mismo se puede decir en Lc 14,26. ¡Y parece ser que Lu¬cas se preocupa mucho por los problemas de tales personas! En este marco social y ambiental se entienden mejor las palabras de Jesús y las consecuencias que se siguen para los que las aceptan y tratan de vivirlas.

3ª) ¡Total despojo y desprendimiento en el seguimiento de Jesús!

Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío. El discípulo debe actuar con sabiduría en medio del mundo. En la misma línea que la primera lectura de este domingo, Jesús invita a recurrir a la verdadera sabiduría y sopesar sagazmente la situación real. Él ofrece una vida feliz ya en este mundo (congratulaciones o bienaventuranzas proclamadas por Él) con una proyección trascendente y perdurable. Pero como ya sabemos, para conseguirlo, deben cumplirse algunas condiciones. Es necesario el total despojo de lo que impide esa posesión. Jesús ofrece al hombre ser señor de todo, como lo es Él. Pero para ello es necesario el despojo de lo viejo para dar cabida a lo inesperadamente nuevo. El seguimiento de Jesús no es un salto en el vacío, es una sabia elección para conseguir lo mejor. Pero para ello hay que deliberar, ponderar y dejarse guiar por Él, que es la verdadera Sabiduría. Y también tiene vigencia este mensaje, esta exigencia, y esta promesa superabundante. El hombre de hoy como el de ayer es invitado a comprometerse en una nueva aventura en el sentido de la vida. Pero con un final seguro y garantizado.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
(1937-2019)