Dom
6
Sep
2020

Homilía XXIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)

Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo

Introducción

Reunidos en el nombre del Señor. Cuando el “ir a misa” los domingos está más en crisis, Jesús nos sigue proponiendo “reunirnos en su nombre”. Es cierto que para muchos cristianos la Eucaristía se hace insufrible, no le encuentran sentido, ni les toca para nada su vida. Poco menos que es un acto gregario y rutinario, al que vamos por costumbre o por miedo, que es conducido por un sacerdote desde una distancia física y humana considerables. Así se va perdiendo esta práctica, ante la pasividad de unos y otros, por eso ¿no habrá llegado el momento de purificarla?, ¿no habrá otras formas de reunión en el nombre del Señor?

Con el Señor no nos reunimos ni por costumbre, ni por disciplina a un precepto. Es una reunión en la que o sentimos el atractivo de Jesús o se va desfigurando y vaciando de vida; o sentimos que nos anima su Espíritu y El es la razón y el motivo del encuentro o nuestras reuniones nos llevarán a la indiferencia y motivos extraevangélicos, saliendo de ellas helados y sin calor para vivir. El número tiene que dejar de ser importante (“dos o tres” valen), para que sea más importante el alimento evangélico que recibimos para vivir como verdaderos seguidores. Además escuchamos el evangelio en comunidad, recordando y celebrando, escuchando y conmemorando la vida de Jesús que actualizamos en nosotros. Esta especie de arte es lo que nos hace más discípulos y mejores seguidores de Jesús.