Dom
7
Mar
2010

Homilía Tercer Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2009 - 2010 - (Ciclo C)

Conviértete y cree en el Evangelio.

Introducción

En tiempos de Jesús prevalecía la idea de que al pecado sigue el castigo. Si aparece el mal, castigo en un pueblo, familia o individuo es porque antes pecaron: ¡quien la hace, la paga! Jesús hace lo contrario: exculpa a los pacientes de los daños sufridos y a todos nos invita a la propia revisión y conversión. No somos quienes para juzgar y condenar a los demás: eso pertenece a Dios.. Rompe con el planteamiento tradicional, y acepta que todos somos frágiles y que la vida puede truncarse en cualquier momento. No lanza una amenaza, sino que aprovecha la narración para invitar al arrepentimiento, al cambio de mente y de corazón.

En nuestros días pueden oírse lamentaciones parecidas, o preguntas sin respuesta, que vinculan la acción directa de Dios con las calamidades. En la vida diaria es elocuente la capacidad para enjuiciar con descaro los comportamientos ajenos: Surgen opiniones generalizadas para evitar la crítica de las propias acciones, que lleven a asumir serenamente lo que haya de desorden, egoísmo, error o pasión en las raíces de su conducta personal.

La vid y la higuera tienen en la tradición bíblica un simbolismo especial: Hablan de la relación amorosa del Señor-Dios con el pueblo elegido, y las traiciones e infidelidades que tuvo como respuesta. En la parábola de la higuera se ofrece otra oportunidad para que pueda ofrecer su fruto adecuado: Higos o brevas a su debido tiempo. Curiosamente se subraya que el dueño tan sólo buscaba recoger higos o brevas, y no otra clase de frutas.

No basta con escuchar la Palabra y sentencias divinas, sino que se ha de traducir en cambios prácticos en la vida cotidiana, dando frutos de buenas obras.