Ago
Homilía XIX Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2015 - 2016 - (Ciclo C)
“ Donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. ”
Pautas para la homilía de hoy
Reflexión del Evangelio de hoy
Y porque este evangelio lo relacionamos con el de los anteriores domingos, recordamos que nos dice Jesús: “estad preparados…”, como si fuésemos a participar en una prueba deportiva.
Quizás ésta es una de las páginas que nos gusta pasar y recorrer de puntillas, sin asomarnos a su fondo ante el temor de que se nos plantee algún que otro problema práctico por “los bienes terrenos” en los que tanto insiste Jesús.
Y es que Jesús fue pobre, y así se lo recuerda con sinceridad a los que intentan seguirle: “no tenía dónde reclinar la cabeza”. Y además ponía esa condición para ir con él: “vende cuanto tienes… y después ven y sígueme”.
Sí, Jesús nos quiere desprendidos de todo, y de manera especial de lo que más ata, los bienes materiales, el dinero… es la mejor forma de “estar preparados…
Prepararse y esperar no es cruzarse de brazos para encerrarse en una tranquila y sosegada pasividad, como quien aguarda pacientemente en la estación a que llegue el tren o el autobús, como tampoco consiste en la evasión de problemas y negocios de la vida de cada día, sin poner de nuestra parte el esfuerzo necesario para ello.
“Tener encendidas las lámparas para el encuentro con el Señor” significa poner nuestra mirada en “los bienes de arriba” sin dejarse encandilar por las cosas de este mundo. “Estar preparados…” supone una vigilancia activa y creadora haciéndonos cargo de los acontecimientos de la vida, y poniéndonos a trabajar con tesón y ahínco para colaborar en hacer un mundo más justo y honrado, más disponible, más habitable y más humano… donde reine la justicia, el amor y la paz.
Con esa fe y confianza se nos presentan en las primeras lecturas a los que siguen a Dios: “tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes…” y “la fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve…” y por esa fe se recuerda a los antiguos, que la carta a los Hebreos nos presenta como modelo: Abraham, Sara, Jacob… ¿tenemos esa fe en el seguimiento de Jesús?
Todo esto nos anima a superar los miedos que con frecuencia se nos presentan y es la garantía de que el Reino de Dios está llegando a nosotros, de que quiere ser verdadero nuestro amor a Dios y a los hermanos.
Cada domingo, en la Eucaristía, podemos encontrar esa fuerza que nos ayuda “a estar preparados…” y bien sabemos que no es ninguna prueba deportiva sino la fuerza que nos debe acompañar para hacer el camino que como cristianos debemos recorrer cumpliendo nuestra misión y haciendo presente el Reino de Dios con un corazón libre de ataduras, limpio de muchos tesoros humanos, porque “donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón”.