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Homilía XXXII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2014 - 2015 - (Ciclo B)
“ Esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie ”
Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)
Primera lectura: (1 Reyes 17, 10-16)
Marco: Al profeta Elías le correspondió ejercer su ministerio en momentos sumamente graves para la religión yavista.. El fragmento recoge una anécdota entrañable de la historia de Elías. Esta lectura conecta con la segunda parte del evangelio: la donación de la viuda para el templo.
Reflexiones:
¡Dios cumple su palabra!
La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. Ya sabemos que se trata de un signo realizado para garantizar la misión de Elías. El acontecimiento tiene, por tanto, dos vertientes: una, en la que subraya la misericordiosa providencia de Dios manifestada en un gesto entrañable; y otra la misión de garantizar la autenticidad del profeta. Esta es la función de los signos en la Escritura tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. No debe entretenerse nuestra reflexión de la Palabra de Dios en el signo en sí mismo sino en su proyección significativa. Y este es el centro de atención. Dios provee a favor de una pobre viuda, su hijo y el profeta enviado por él y esto significa que Dios derrama su bondad sobre todos. Pero es necesario volver a la genuina fe en él. Todo este conjunto de realidades convierte este pequeño relato en un punto de referencia muy importante desde la perspectiva de la historia de la salvación. Por eso sigue teniendo valor hoy y siempre para los creyentes en Dios y en Jesús.
Segunda lectura: (Hebreos 9,24-28)
Marco: el tema general de Hb 9,15-28 es que Cristo sella con su sangre la Nueva Alianza. Esta sección, paralela a 8,6-13, demuestra la necesidad de la muerte de Cristo para ejercer su mediación
Reflexiones:
¡Cristo es nuestro Abogado defensor ante el Padre!
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres -imagen del auténtico-, sino en el mismo cielo-, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Sabemos que el autor-teólogo quer escribió la Carta a los Hebreos reflexiona y redacta su escrito teniendo delante dos realidades: el antiguo sistema del culto judío y el nuevo inaugurado por Cristo en su propio cuerpo entregado y resucitado. El antiguo era una figura, el nuevo una realidad. Pero es necesario recordar ahora el contexto existencial e histórico que movió al autor a escribir esta Carta. Los cristianos son perseguidos por los judíos y con esta persecución se han quedado sin el amparo legal de que gozaba la religión judía en el imperio romano. Son desposeídos de sus bienes y marginados socialmente. Los cristianos perseguidos sienten la tentación de volver a tras en su seguimiento de Cristo. Y un elemento que influyó fuertemente era precisamente la comparación del espléndido culto que se practicaba en Jerusalén y el modesto culto cristiano en sus formas (no en su contenido evidentemente). Por eso el autor insiste una y otra vez que el sacerdocio de Cristo, menos esplendoroso en sus formas externas, es el definitivo porque ha llegado hasta el cielo, es decir, hasta la presencia de Dios. Y desde allí ejerce la misión de Mediador y Abogado para siempre. El templo terreno era solo figura del verdadero templo y del verdadero culto que se realiza en el cielo y para siempre. Esta reflexión del autor debe animar a los cristianos sometidos a la persecución para que no pierdan la preciosa esperanza a que han sido convocados. Esta esperanza no será nunca defraudada porque Cristo vive para siempre como Intercesor y Abogado. Para siempre significa que también hoy sigue ejerciendo esta misión y tarea junto al Padre. También hoy la Iglesia pasa por momentos difíciles, por lo que también hoy necesita volver la mirada a su Mediador y reflexionar sinceramente este mensaje de la Carta a los Hebreos.
Evangelio: (Marcos 12,38-44)
Marco: El fragmento se encuentra en el bloque sobre las preguntas dirigidas a Jesús.
Reflexiones:
1ª) ¡Los carismas al servicio del pueblo de Dios!
Los escribas se complacen en pasearse con amplias vestiduras, acaparar los saludos en las plazas y ocupar los primeros puestos. En el v. 37 se afirma que el pueblo, muy numeroso, lo escuchaba con agrado. Ahora los invitados a responder serían los escribas. Marcos opone la actitud del pueblo a la de los doctores de la ley. El pueblo reconoce a Jesús como maestro, y la comunidad debe aprender, como aquella multitud popular, a escuchar con gusto a Jesús y a prestar atención a la doctrina concerniente al mismo como Mesías y como Señor. Jesús manifestó repetidas veces una crítica severa contra aquellos hombres influyentes. Estas críticas le granjearon un odio a muerte en dichos círculos. Para la comprensión de esta lectura de hoy es necesario recoger algunos rasgos que describen a los escribas. Estos llegan a serlo después de un largo itinerario de estudios y de preparación. Terminado este proceso de formación y maduración y cumplidos los cuarenta años eran ordenados como doctores mediante la imposición de manos y la entrega de una túnica talar que los distinguía. Desde ese momento adquieren una singular importancia en medio del pueblo. Los sacerdotes se apoyan en el culto y forman una clase singular en Israel. Los senadores o ancianos poseen riquezas que les aseguran un lugar de privilegio en la sociedad. Los escribas poseen la sabiduría y son los responsables de la transmisión oral de la Palabra de Dios y su interpretación. Fueron adquiriendo especial relieve en medio del pueblo y una fuerte influencia porque fueron ocupando los puestos de la administración y de los tribunales. En tiempos de Jesús constituyen una tercera parte del Sanedrín y son acreedores a una singular veneración en medio del pueblo. Jesús denunciando esta situación provoca un agudo enfrentamiento con ellos. La sabiduría, de la que son poseedores, debería ofrecer al pueblo la luz para conducirlo por los caminos de la salvación, no un motivo de autocomplacencia. Pero los escribas la han convertido en un elemento de propio provecho y una oportunidad para singularizarse entre el pueblo y exigir el honor y los privilegios inherentes. Es necesario que volváis al sentido original de vuestra misión y tarea, les dice una y otra vez Jesús. Es necesario que volváis a la auténtica interpretación de la Palabra de Dios para descubrir su verdadero sentido y alcance. Ayer como hoy, Jesús sigue insistiendo en su Iglesia que los carismas son dados gratuitamente para servicio, aprovechamiento y crecimiento del pueblo. Que nunca pueden ser motivo para exigir y justificar especiales privilegios. Lo que habéis recibido gratis debéis darlo gratis. Una exigencia que sigue urgiendo a nuestra Iglesia y, especialmente, a aquellos que ejercen algún ministerio o carisma. Todos los carismas deben ponerse a disposición del pueblo de Dios, deben ejercerse para construir y servir a la comunidad cristiana. Este sería hoy un testimonio de singular relevancia.
2ª) ¡La generosidad no depende de las cantidades que se dan!
Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Este pequeño episodio presenta un profundo contraste con el precedente reproche a la piedad aparente de los escribas. La pobre viuda con su espíritu de sacrificio y su adoración práctica de Dios avergüenza a la gente de largas oraciones y de palabras altisonantes. Dentro del recinto del templo, en el llamado atrio de las mujeres, se encontraba una sala -la cámara del tesoro- en la que había trece cepillos en forma de trompeta. Los recipientes servían para recoger las ofrendas con distintos fines, incluso para los ofrendas libres sin ninguna finalidad concreta.. Los visitantes del templo no depositaban ellos mismos el dinero en los cepillos, como ocurre entre nosotros, sino que lo entregaban al sacerdote encargado, el cual lo depositaba en el arca correspondiente, según el deseo del donante. Esto explica cómo Jesús pudo advertir la ofrenda de la viuda. La ofrenda de la mujer pertenece a las ofrendas libres. La viuda quería hacer una ofrenda a Dios. Las ofrendas para ayuda de los pobres se depositaban en otro lugar o se recogían en un bote. El gesto significa que se entrega a Dios sin condiciones. Y una persona así también mirará por los pobres y, si es necesario, compartirá con ellos hasta el último bocado. La mujer se entrega a Dios “con todas sus fuerzas”, es decir, con todo lo que posee y tiene. El mensaje del evangelio queda así suficientemente clarificado: quien se entrega sin reservas a Dios lo hará igualmente por sus hermanos, especialmente los más necesitados. Por eso la comunidad cristianan que lee el evangelio de Marcos entiende que los dos mandamientos principales, de una manera plástica, le son presentados en este fragmento. Por eso este evangelio sigue teniendo vigencia y urgencia hoy. El cristiano no puede separar la entrega incondicional a Dios y la entrega sincera a sus hermanos. Precisamente porque esto provoca sorpresa entre los hombre se convierte en un excelente testimonio. Es el contraste que ofrece al mundo el verdadero discípulo de Jesús que sabe reconocer y aceptar los bienes de los hombres pero sabe también ponerlos al servicio de los más pobres. En nuestra sociedad tienen especial incidencia vigencia este mensaje.