Vie
8
Dic
2017

Homilía La Inmaculada Concepción

Año litúrgico 2017 - 2018 - (Ciclo B)

Alégrate, llena de gracia…

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

Responsabilidad en la libertad 

El pecado es la falta de responsabilidad en la libertad. Dios nos creó libres. No quiso robots programados sino hijos libres. Pero no fuimos responsables ante tan maravilloso don y lo desvirtuamos con una voluntad inmadura y caprichosa. Ahí está la raíz del pecado, tan interiorizada en el ser humano, que se convirtió en inclinación a abusar de esta libertad. Pero Dios es misericordioso y el que nos creo por amor no nos dejaría a nuestra suerte. Dios pone semillas de redención en medio de esta situación de “caída”... pues “la estirpe de la mujer… herirá la cabeza de la serpiente…” Seríamos redimidos, liberados de la fuerza del pecado que esclaviza nuestra libre pero débil voluntad. Contemplamos ya  “Evangelio”, “Buena Noticia”, desde esta situación del principio. Es el mensaje que encierra el pedagógico pasaje del Génesis desde unas imágenes llenas de dramatismo y esperanza a la vez.

Jesús es el Cordero de Dios que viene a quitar el pecado del mundo, a sanar de raíz nuestra libertad herida, a enseñarnos a ser responsables ante el don de la libertad que nos ha hecho el Padre. Él viene a orientar nuestra voluntad libre por caminos que, lejos de esclavizarnos, nos sanan y plenifican porque nos llevan de nuevo a Dios. Y María, preservada por Dios de esa herida original, es la porción preciosa de nuestra humanidad, limpia y dispuesta, escogida y cuidada por la Gracia para que pudiera germinar en Ella, en carne, la Palabra Salvadora, Redentora y Liberadora: Cristo.

Cantad al Señor 

¡Cómo no cantar al Señor por todas las maravillas que ha hecho por nosotros…! El salmo 97 nos sirve para ensalzar a Dios, rico y poderoso en su gracia. En Cristo Salvador y en María Inmaculada ha mostrado a todos la justicia de su misericordia y su fidelidad. ¡Gritad, vitoread, tocad! pues el Victorioso nos ha hecho a nosotros, en Cristo, vencedores. 

Elegidos, bendecidos, constituidos Hijos en Cristo

En Cristo, Dios se ha desbordado para con nosotros. Nos ha elegido, bendecido y constituido en “hijos”. En Cristo, “santos e irreprochables por el amor”. Esa es nuestra vocación, la que vemos cumplida ya en María. Ella es ese precioso espejo donde nos podemos mirar cada día para que la “gloria de la gracia divina”, tan generosamente concedida a nosotros por Cristo, y especialmente manifestada en la Virgen, redunde en alabanza suya.

Hágase

La “Llena de gracia” responde. Con su libertad asiente… “Hágase”… Cree y confía por eso dice “sí”. María es responsable, desde su voluntad libre, a la maravillosa efusión de gracia que recibe en virtud de su Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo. María, con su sí, anuncia la llegada del Sí que nos salva, el de Cristo, y marca el inicio de un nuevo comienzo. Todo empieza de nuevo. María nos mueve hoy a renovar el sí de nuestra fe que neutraliza el pecado en nosotros y nos hace responsables, desde nuestra libertad, ante tanta gracia de Dios que hemos recibido por Cristo. En efecto es un día para el gozo y la alegría: ¡alégrate…!