Homilía Santo Domingo de Guzmán

Introducción

Santo Domingo de Guzmán es el fundador de la Orden de Predicadores (los dominicos). Su vida fue la de un predicador del Evangelio en el mundo de comienzos del siglo XIII, un mundo a la vez inquieto y confuso. La liturgia de hoy se fija en esta característica de su figura.

Elogia al mensajero de la Buena Noticia (1ª lectura: Is 52, 7-10), que recuerda a las gentes cómo Dios no se ha olvidado de sus males, sino que "el Señor consuela a su pueblo,... y verán los confines de la tierra" su victoria.

Al mismo tiempo, inculca al predicador la urgencia de mantenerse firme en la tarea de la evangelización (2ª lectura: 2 Tim 4, 1-8). Encontrará resistencias a su palabra, porque "vendrá un tiempo en que la gente no soportará la doctrina sana", pero eso no debe desanimarlo, como tampoco desanimó al apóstol Pablo.

Y compara el influjo de su tarea con el de la sal que preserva y da sabor, y con el de la luz que permite ver con claridad y orientarse rectamente en la vida. Será la suya una palabra tanto más eficaz cuanto más respaldada esté por una autenticidad integral.