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Feb
Homilía V Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
“ Rema mar adentro ”
Pautas para la homilía de hoy
Evangelio de hoy en audio
Reflexión del Evangelio de hoy
En este evangelio de la pesca milagrosa Jesús llega donde sus discípulos, que habían estado pescando toda la noche y no habían cogido nada, y les exhorta a que vuelvan a tirar las redes otra vez, y ahí es donde sucede la pesca milagrosa. Los discípulos fueron fieles a Jesús, le hicieron caso, confiaron en su palabra y volvieron a tirar las redes.
Pero es muy fácil ser fiel cuando todo nos va bien, mucho más complicado es ser fiel sin haber pescado nada, en los momentos más duros de nuestra vida. Este evangelio nos llama a la fidelidad, a la entrega y a la perseverancia.
Aunque nos parezca poco eso que le vamos a entregar a Dios, ofrezcámoselo y Él sabrá transformarlo. Porque ante la experiencia de la noche oscura y estéril, del esfuerzo desgastante y sin frutos, Jesús nos propone la experiencia de navegar mar adentro, nos está pidiendo que confiemos en Él, aunque solamente sea porque nos lo está pidiendo Él. Es lo que hizo Pedro, que asume el protagonismo en este evangelio, y eso porque, aunque todo el mundo sabe que nadie se pone a pescar al mediodía en el lago, sobre todo sino ha pescado nada por la noche, Pedro confió totalmente en Jesús y volvió a echar las redes otra vez en el lago porque se lo pidió Jesús.
Este relato prepara a los discípulos para seguir a Jesús, porque era frecuente en la Biblia que, antes de confiar una tarea importante a alguna persona, Dios se revelaba a través de algún signo que manifestaba su poder. En este caso lo hizo a través de la pesca.
El evangelio de hoy nos sugiere tres momentos.
Jesús quiere subirse a nuestra barca, es decir, entrar en nuestro mundo, en nuestras relaciones, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en lo que sabemos hacer… Quiere entrar de lleno en nuestro mundo.
Jesús quiere que naveguemos mar adentro y echemos las redes: Jesús quiere que naveguemos mar adentro en la relación con él, en nuestro mundo, donde estemos acostumbrados; quiere que naveguemos y profundicemos en la relación con Él para que transformemos nuestra vida.
Jesús quiere hacernos salir de nuestro mundo y llevarnos a otro mundo nuevo: “te haré pescador de hombre”. Quiere hacernos usar todas nuestras cualidades para hacernos un gran instrumento de Él.
Pero, ¿cómo podemos llevar a cabo todo esto en la práctica, siguiendo el modelo y el ejemplo de Jesús?
Si nos fijamos bien, la escena que se describe en este evangelio cambia de escenario: a diferencia de otros evangelios donde Jesús habla en la sinagoga, este evangelio se enclava en medio de la naturaleza. La gente escucha desde la orilla; Jesús habla desde las aguas del lago. No está sentado en una cátedra, sino en una barca, un escenario humilde y sencillo desde donde enseñaba a la gente sencilla, que eran los únicos que estaban hambrientos por aprender de Él.
Y, a diferencia de otros predicadores, Jesús no repite lo que oye a otros, no cita a ningún maestro de la Ley, Jesús les habla desde el corazón y les pone en comunicación con Dios, porque la gente no quiere de Él unas palabras cualesquiera, esperan unas palabras diferentes nacidas de Dios.
Y eso es probablemente lo que mucha gente espera hoy de nosotros los cristianos, una palabra humilde, sentida, realista, extraída del evangelio, meditada personalmente en el corazón y pronunciada con el Espíritu de Jesús, como dice José Antonio Pagola y no tantos discursos, oraciones y palabras repetidas, vacías de contenido.
Al final, Jesús nos sigue invitando a seguir confiando en Él y a que sigamos intentándolo de nuevo, volviendo a echar las redes al lago.
Cuando nos vienen las situaciones adversas y pensamos que no pescamos nada, qué nos ayuda a no perder la fe y confiar en que Dios está con nosotros y eso nos da fuerza para poder afrontar esas adversidades. ¿En qué situaciones hemos sido capaces de superarnos o hemos podido ayudar a otros a superarse?