Jun
Homilía X Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2012 - 2013 - (Ciclo C)
“ ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! ”
Comentario bíblico
de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo - (1937-2019)
Lectura primera: (1Reyes 17,17-24)
Marco: El contexto es el ciclo de Elías (1Re 17,1-2Re 1,18). El redactor no quiso componer una biografía completa del gran profeta, sino poner de manifiesto el enfrentamiento entre profetas y reyes, y señalar el cumplimiento infalible de la palabra de Dios.
Reflexiones
1ª) ¿Es la enfermedad o la muerte prematura signo de una culpa?
¿Qué tienes tú que ver conmigo?, ¿Has venido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo? La convicción de que la enfermedad es signo de maldición y la muerte prematura signo de una culpa personal o de los antepasados estaba muy extendida en el oriente antiguo y, de modo singular, en el pueblo de Israel. Creían que el Dios celoso buscaba con ello una especie de recompensa. La pregunta que la madre dirige al profeta aparece con cierta regularidad en la Escritura y equivaldría a esta otra expresión: ¿por qué te has metido en mis asuntos? Tu presencia no ha sido beneficiosa para mí y para mi hijo. ¡Estábamos mejor antes!. Por doquier surgen interrogantes ante el sufrimiento. Siempre ha sido muy difícil entender el sufrimiento y la muerte y, más todavía, cuando ésta es prematura.
2ª) ¡Fuerza vivificadora del poder de Dios a través de la oración de Elías!
Al niño le volvió la respiración y revivió. Elías entregó al niño a su madre. El mensaje que quiere subrayar el autor es afianzar y revalidar el carácter profético de Elías. Los signos que Dios le concede realizar tienen como objetivo garantizar la autenticidad y validez de su misión, como ocurrió en la historia de Moisés. Y llegará a su plenitud en la historia de Jesús. Los milagros son signos que orientan hacia el reconocimiento de la misión profética de los enviados por Dios. La respiración es el signo de la presencia del Espíritu vivificador en los seres vivientes. La muerte es la ausencia de respiración. Y la respiración es efecto del Espíritu. Ya desde la creación aparece esta presencia del Espíritu como el que da la vida y la puede devolver a quien la ha perdido. Es una forma muy directa y plástica de expresar que la oración de Elías ha sido escuchada. El Espíritu que actúa en el profeta es el mismo Espíritu que actuó en la creación de la vida del hombre. Elías se lo entregó a su madre. Un hijo es toda la esperanza de su madre.
Segunda lectura: (Gálatas 1,11-19)
Marco: La lectura corresponde a la sección dedicada a la defensa personal de Pablo. Se recoge también el acontecimiento de la vocación de Pablo para el ministerio apostólico, especialmente entre los gentiles.
Reflexiones
1ª) ¡Un perseguidor de Jesús en sus discípulos es ahora su mejor pregonero!
Habéis oído hablar... con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios. Tanto en los Hechos de los Apóstoles como en las cartas, se insiste en esta situación de Pablo antes de su llamada a la misión de anunciar a Jesucristo (Hch 9,22 y 26). Podemos observar la coherencia y radicalidad con que Pablo asumió y plasmó sus convicciones religiosas. No era hombre de medianías. Se entregaba enteramente a la tarea de la que estaba convencido. Esto revela los rasgos de su personalidad: coherencia, tenacidad, radicalidad. Él mismo se declara fanático defensor de las tradiciones de los padres. Pablo había estudiado a los pies de Gamaliel. Esto significa que perteneció al número de los rabinos que empeñaban su vida en el estudio de la ley, en cumplirla meticulosamente hasta los preceptos más mínimos (¡en la tradición farisaica, a la que perteneció Pablo, se contabilizaban más de 600 preceptos de obligado cumplimiento!) y hacerla cumplir utilizando todos los medios.
2ª) ¡El apóstol de los gentiles elegido para esta misión directamente por Dios!
Pero cuando Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó a su gracia, se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles... me fui a Arabia. Cinco pensamientos se escalonan sucesivamente: en primer lugar, Dios lo tenía destinado desde siempre para la misión: Elegido desde el seno de su madre. En segundo lugar, la vocación de Pablo evoca la vocación de Jeremías para el ministerio (Jr 1,5ss). Y en el Segundo Isaías leemos: El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre pronunció mi nombre... No solo eres mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer a los supervivientes de Israel, sino que te convierto en luz de las naciones para que mi salvación llegue hasta los confines de la tierra (Is 49,1ss.6). En tercer lugar, se trata de una llamada gratuita. La misma llamada fue una gracia y fue enviado a proclamar la gracia de Dios para todos los hombres por medio de Jesucristo. En cuarto lugar, el encuentro de Pablo con Jesús resucitado que se le reveló. Finalmente, fue llamado a anunciar el Evangelio a los gentiles.
Evangelio: (Lucas 7,11-17)
Marco: El mismo contexto que el evangelio del Domingo anterior.
Reflexiones
1ª) ¡Jesús itinerante y compasivo con el sufrimiento de los hombres!
Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Jesús siempre en camino, es el anunciador itinerante del reino por todas partes y a todas las gentes. Todos le buscan y quieren retenerle (Mc 1,38s; Lc 8,1). Siempre acompañado por sus discípulos. Es importante subrayar este dato, porque ellos habrán de ser los testigos de todo lo que Jesús hizo y enseñó. Es la garantía para Lucas cuando se decida a componer su relato evangélico (Lc 1,1). Y también por la gente. Es una constante de los relatos evangélicos afirmar que las gentes acompañaban siempre a Jesús. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: No llores. Una observación narrativa de singular significación: a Jesús le acompaña mucho gentío y a la mujer un gentío considerable de la ciudad. Los dos grupos forman un conjunto, como un coro de los dramas griegos, que juntarán sus voces para dar gloria a Dios. A Lucas le gusta que los acontecimientos importantes sean avalados por testigos. Jesús va a realizar un signo singular, se trata de la resurrección de un joven y debe ser adecuadamente testimoniado. A Lucas le gusta también resaltar los sentimientos de compasión y de misericordia de Jesús. Jesús siente lástima de aquella madre, que era viuda y, por tanto, al morir su hijo único quedaba desamparada en todos los aspectos. Jesús capta perfectamente la situación y siente lástima por aquella mujer.
¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!. El muerto se incorporó y empezó a hablar y Jesús se lo entregó a su madre. Jesús siempre se acerca o permite el acercamiento de aquellos que le piden un milagro (leprosos, hija de Jairo, ciego de nacimiento). Jesús posee un imperio del todo singular sobre la muerte. Realiza el milagro sin otros gestos que el de la palabra de vida que impera sobre la muerte. Al mandato de Jesús surge la vida de nuevo. Y se lo entregó a su madre. Último gesto de la delicadeza y ternura de Jesús para con los que sufren. Abundan en los evangelios estos rasgos de la actuación de Jesús, aunque de modo singular están presentes en el relato lucano.
2ª) ¡De Dios procede todo bien y a Dios corresponde toda gloria!
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios diciendo: Un gran Profeta ha surgido entre nosotros, Dios ha visitado a su pueblo. La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera. El numeroso grupo, resultado del encuentro de los que acompañaban a Jesús y de los que acompañaban a la madre, forma ahora un coro final que cierra esta maravilla del poder de Dios y de la misericordia de Jesús. A Lucas le gusta también subrayar la reacción del hombre frente a lo divino y a lo inesperado: quedaron sobrecogidos. Una reacción adecuada frente a una intervención de Dios que desborda las expectativas de los presentes. Dios siempre sorprende con su bondad y con su poder bienhechor. Y daban gloria a Dios. También esta actitud espiritual de los beneficiarios o de los testigos de alguna acción especial es muy querida y subrayada por Lucas. Dios está en el centro y a él solo hay que darle gloria. Que con ello se manifiesta que Dios ha visitado a su pueblo, es también un elemento importante en la historia de la salvación: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Nos ha suscitado una fuerza salvadora en la familia de David su siervo, como lo había prometido desde antiguo por medio de sus santos profetas (Lc 1,68ss). Lucas recuerda con frecuencia que los gestos de Jesús (y, más tarde, también de los apóstoles) se divulgan por doquier.¡ No podía ser de otro modo!.