Evangelio del día
Trigésimo tercera semana del Tiempo Ordinario - Año Par
Del día 18 al 24 de Noviembre de 2012
“ El día y la hora nadie los sabe... sólo el Padre ”
Introducción a la semana
Es habitual en el presente orden litúrgico que el último domingo de cada ciclo adopte unos tonos y estilos comunicativos de corte apocalíptico que nos quieren alertar de lo que sucederá en la segunda y definitiva venida del Señor: parusía y esjaton. No es nada fácil trasladar estos mensajes bíblicos al lenguaje y al imaginario de hoy, en cuya sensibilidad caben con notable dificultad estos apuntes de ciencia-ficción escriturísticos; y más, cuando sin solución de continuidad, el primer domingo del siguiente ciclo mantiene la expectativa apocalíptica. El libro de Daniel y parte del discurso escatológico de Marcos (todo su capítulo 13), así como un breve recado de la carta a los Hebreos será el menú de la mesa de la Palabra de este domingo.
Una fiesta mariana cuya escena la podemos rastrear en el apócrifo ‘Protoevangelio de Santiago’, la Presentación de María, nos da una nueva oportunidad de homenajear a María de Nazaret; fiesta que entra en el calendario cristiano a resultas de la dedicación de la iglesia jerosolimitana de Santa María la Nueva, en el siglo VI. Y, cantantibus organis, la mártir Cecilia nos convoca para cantar las alabanzas del Señor con la música armoniosa de nuestro seguimiento de Cristo. El remate de esta semana sitúa entre nosotros el martirio de nuestros frailes predicadores en Viet Nam.
Y como no podía ser de otra manera, dado el tono apocalíptico del fin del ciclo litúrgico, la primera lectura de esta semana está tomada íntegramente del libro que cierra el Nuevo Testamento, el Apocalipsis, con fragmentos de dos de las siete cartas dirigidas las iglesias (Éfeso, Sardes, en concreto) y con avances de esperanza respecto al cielo y tierra nuevos que esperan a los fieles del Señor. La página evangélica despliega esta semana hermosura a raudales: ¿qué quieres que haga por ti?, pregunta Jesús al ciego sentado, excluido, al borde del camino; el episodio de Zaqueo que abre su casa a Jesús; los talentos negociados para incrementar el acerbo del Reino; el gesto profético de la purificación del templo que lleva a cabo quien nos habla del nuevo templo y, para terminar, la declaración de que nuestro Dios es de vivos y no de muertos.
Días de la semana
XXXIII Domingo del tiempo ordinario Ciclo B
“El día y la hora nadie los sabe... sólo el Padre”
Fray Emilio García Álvarez O.P.
Introducción Lecturas Comentario bíblico Pautas para la homilía Infantil
"¿Qué quieres? Señor, que vea otra vez "
Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
"Si alguien me abre, entraré y comeremos juntos."
Hna. María Pilar Garrúes El Cid
"El pueblo entero estaba pendiente de sus labios"
Comunidad El Levantazo
San Ignacio Delgado y cc.mm.
"No es Dios de muertos, sino de vivos"
Monasterio Sta. María la Real - MM. Dominicas