Evangelio del día
Tercera semana de Cuaresma
Del día 27 de Marzo al 2 de Abril de 2011
“ Dame agua viva, así no tendré más sed ”
Introducción a la semana
Para que no perdamos nunca de vista que estamos en camino hacia la Pascua, hay en la liturgia cuaresmal referencias variadas al dramático destino de Jesús. Esta semana él mismo nos recuerda: “Ningún profeta es bien mirado en su tierra” (Lc 4, 24); con ello da a entender que quienes creen conocerlo desde siempre no están dispuestos a aceptar que Dios les hable nunca por su medio: “Uno como nosotros no puede ser un portavoz de Dios”, parecen decir. Algo semejante piensan sin duda los que atribuyen sus poderes sanadores a alguna secreta connivencia con el diablo, negándose a ver en el bien que hace un signo del Dios poderoso y compasivo. Son escenas en las que se adivina ya la hostilidad creciente que suscitan sus palabras o sus actos.
Junto a este horizonte sombrío y precursor, afloran otras constantes propias de este tiempo. Se evoca delante de Dios el recuerdo de los grandes patriarcas de Israel que le fueron gratos en el pasado, a fin de atraer de nuevo su misericordia sobre el pueblo, sobre los que ahora están “humillados por toda la tierra, a causa de nuestros pecados”. Conscientes de este comportamiento pecaminoso, ya no pretenden ganarse a Dios a fuerza de sacrificios de animales, sino presentándole “nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde” (Dn 3, 39). Eso es lo que Dios desea: “quiero misericordia y no sacrificios” (Os 6, 6); en consecuencia, la generosidad de su perdón se volcará sobre aquellos que, mostrándose misericordiosos a su vez, perdonan de corazón siempre que reciben una ofensa.
Destaca de nuevo la necesidad de conversión. Dios mismo censura la terquedad de ese pueblo que con tanta frecuencia se negó a escuchar a sus enviados. “Ojalá escuchéis hoy su voz; no endurezcáis vuestro corazón” (Sal 94). No lo pide un Dios severo y amenazador, sino un Padre dispuesto siempre a restañar las heridas de sus hijos: “Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos” (Os 14, 5). Escuchar, pues, su voz, cumplir sus mandatos –que Jesús ha ratificado y reinterpretado para nosotros- es garantía de vida en plenitud, de resurrección.
Días de la semana
III Domingo de Cuaresma Ciclo A
“Dame agua viva, así no tendré más sed ”
Fray Juan Huarte Osácar
Introducción Lecturas Comentario bíblico Pautas para la homilía Infantil
"Sólo fue curado Naamán, el Sirio"
Fray José Rafael Reyes González
"Acepta nuestro corazón contrito "
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
" Ahora, Israel, escucha los mandatos que yo te mando cumplir"
Hna. María Pilar Garrúes El Cid
"El que no está conmigo, está contra mí "
Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo"
Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas
"Bajará sobre nosotros como lluvia tardía que empapa la tierra"
Comunidad El Levantazo