
Evangelio del día
Cuarta semana de Cuaresma
Del día 30 de Marzo al 5 de Abril de 2025
Días de la semana
IV Domingo de Cuaresma Ciclo C

“Su padre lo vio y se conmovió”
La parábola del hijo pródigo revela el amor ilimitado de Dios: su gratuidad y exigencia. El hijo menor representa la conversión y la gracia, y el mayor la fidelidad a la misión. La «paradoja de los hermanos» revela el misterio de la misericordia divina. Los dos hermanos caminan juntos de la mano
Fr. Bernardo Sastre Zamora O.P.
Convento de San Esteban (Salamanca)

“Tu hijo vive”
El hombre creyó en la palabra, sin poderla verificar...se fue. No tenía ninguna prueba. tenía solamente la Palabra de Jesús. Creer sin necesidad de signos ni de prodigios. Habrá que aprender a creer.
Fr. Martín Alexis González Gaspar O.P.
Convento de Ntro. Padre Sto. Domingo (Torrent)

“Mira, has quedado sano”
Jesús rompe el esquema y enseña que todos los días son ocasión de gracia y que los seres humanos estamos llamados por Dios a ser instrumentos de gracia. Ser imitadores de Dios. Aprender de las lecciones que Jesús ofrece.
Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)

“Mi Padre sigue actuando”
Con esta confianza de hijo a padre debemos caminar esta Cuaresma. Hagamos el propósito de tratar a Dios con el cariño y la familiaridad del que sabe que habla con su padre.
D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro

“El amor de Dios en vosotros.”
El Amor de Dios, que está en toda persona, ha de ser siempre motor de nuestras actuaciones, de nuestras palabras, de nuestras intervenciones en el vivir de cada día. Y para que eso sea así, no nos podemos despistar.
Hna. Mari Cruz OP
Dominica de la Anunciata

“El Verdadero es el que me envía”
Lo nuestro, cristianos del siglo XXI, va por otro camino. Queremos aceptar la propuesta del mismo Jesús de instalarse en nuestro corazón y seguirle en todos los momentos de nuestra existencia.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

“Señor, Dios mío, a ti me acojo”
Debemos escuchar la Palabra de Dios con un corazón sencillo, abierto, para que, al acogerla, sea realmente luz que oriente nuestra vida.
Sor Cristina Tobaruela O. P.
Monasterio de las Dueñas (Salamanca)