Como dijo ya en su día el P. Aldama, hay palabras que definen a una persona. En el caso del P. Arintero la palabra clave es evolución: “Un día vislumbró los secretos de la evolución natural, y se lanzó a estudiarlos. Otro día vislumbró los horizontes de la evolución espiritual, y se consagró por entero a exponerlos”. Recogiendo esta idea, Álvaro Huerga dirá que en la palabra evolución está encerrado el secreto de su obra, de su ventura y desventura, de su misma vida. Pero se trata siempre de una evolución dirigida por Dios. Arintero entendió que en su propia vida había también una evolución hacia Dios.
Según nos dice otro buen conocedor de su trayectoria: “La «evolución», que él captó como palpitante en el fondo de todas las grandes cuestiones, no sólo fue la característica que interesó su pensamiento. Su propia vida fue una subida trabajosa hasta llegar a la cima de todas las evoluciones, la evolución mística. Con todo acierto se ha escrito que «el sabio de la evolución fue también, y sobre todo, el santo de la evolución»”.
Su doctrina espiritual no es fruto únicamente de sus numerosas lecturas, sino también de sus propias vivencias y de sus encuentros con personas experimentadas en el terreno de la mística.
A continuación ofrecemos un estudio completo sobre la biografía y la obra de fr. Juan González Arintero.