Teólogo, embajador, confesor real, prior y maestro, pero ante todo una de las figuras clave y desconocidas en la resolución del Cisma de Occidente. Incansable trabajador por la unidad de la Iglesia, y la búsqueda de la comunión en una Iglesia dividida con tres Papas, y distintas obediencias. Artífice de comunión también dentro de su provincia dominicana de España, ya que pone todo su empeño en lograr que no se dividan las comunidades de frailes que la integran.
Natural de Valladolid, estaba emparentado con los linajes dirigentes de la ciudad y se hizo dominico en el convento vallisoletano de San Pablo. Realizados los estudios de lógica y de filosofía, culminó los de teología en Toulouse (1403) y en París. De regreso en Valladolid, fue prior de San Pablo durante cuatro años y enseñó las Sentencias durante otros dos. Volvió de nuevo a París también como docente y se le concedió el magisterio con autorización del papa de la obediencia de Pisa, Juan XXIII; fue profesor durante el curso 1412-1413. En las actas del concilio de Constanza figura como licenciado, maestro y doctor por París. Otra vez en España, el joven rey de Castilla Juan II le nombró su confesor. Poco después se convoca el Concilio de Constanza (1414-1418) con el propósito de acabar con el cisma de Occidente. Luis de Valladolid integró la embajada que el rey envió a las vistas de Perpiñán (1415), donde representantes de diversos reinos cristianos intentaron sin éxito lograr un acuerdo con el papa de Aviñón, Benedicto XIII, y los castellanos terminaron comprometiéndose con el emperador Segismundo, en Narbona, a la sustracción de la obediencia a este papa, si persistía en su actitud. Cuando se constituyó la embajada de Castilla ante la asamblea conciliar (24 de octubre de 1416), Luis de Valladolid fue también uno de sus integrantes. En la sesión solemne del viernes 18 de junio de 1417, con la presencia del emperador Segismundo, fue recibida la embajada castellana, de la que Luis fue su portavoz. Él leyó los tres documentos principales en latín: la convocatoria del concilio, la integración de la misión castellana en la asamblea y la aprobación de las capitulaciones de Narbona que implicaban la sustracción de obediencia a Benedicto XIII. Después de que el también embajador, Pedro de Grado, leyera públicamente el texto castellano firmado por el Juan II y su madre regente, fue también Luis de Valladolid quien pronunció el sermón solemne que completaba y explicaba el sentido de la incorporación del reino de Castilla a las labores conciliares.
El concilio concluyó con la elección de Martín V como papa único de toda la Iglesia. Los desvelos y trabajos de Fr. Luis para la superación del cisma y el desarrollo del concilio, le merecieron del nuevo pontífice, además de otras gratificaciones personales, la institución de la facultad de teología en la Universidad de Valladolid, conforme al modelo de la facultad de París, autorizada con la bula “Fructuosa” fechada en Constanza el 6 de febrero de 1418. Fray Luis fue su primer decano. También fue autorizado a establecer una doble escuela agregada a la Universidad para los dominicos de España y de Portugal, en el convento vallisoletano de San Pablo. Y para este convento, la concesión de indulgencia plenaria en la hora de la muerte para todos los religiosos presentes y futuros y para treinta y tres familiares y amigos. Con el propósito de facilitar la reforma de los religiosos de su orden, alcanzó autorización para fundar seis conventos de frailes y cuatro de religiosas.
La vinculación con Juan II de Castilla fue constante, y éste le envió a notificar al rey de Aragón, Alfonso V, que su hermano el infante Enrique había sido apresado (1422), y a solicitar la extradición de tres nobles castellanos refugiados en su reino: la infanta Catalina,el condestable y el adelantado Pero Manrique.
Dentro de la orden dominicana, fue elegido provincial de la Provincia de Españaen 1416 y otra vez en 1419. Su mandato fue fuertemente contestado por algunos frailes, pues se propuso una reforma que superara las divisiones producidas durante el cisma, incluyendo una drástica división de la misma provincia. De esto resultó la separación definitiva de la provincia de Portugal, y que en 1425 fuera dispensado del cargo por el papa Martín V. Al año siguiente asistió como definidor de España al capítulo general de Bolonia de 1426, y casi resulta elegido Maestro General pues alcanzó el mismo número de votos que fray Tomás de Sicilia. Para deshacer el empate, el capítulo encargó a los dos candidatos que diesen un superior único a la orden. Con aplauso de todo el capítulo escogieron al confesor del rey francés Luis XII, Bartolomé Texier, que se encontraba en Francia. Fray Luis fue nombrado vicario general hasta la toma de posesión del electo y recibió el encargo de notificar al interesado su promoción al generalato. En 1433 comenzó a su costa la construcción del convento de frailes predicadores de Tordesillas y, por deseo de Juan II, fue nombrado vicario perpetuo del convento. El 25 noviembre del año 1436 se bendijo la iglesia, el mismo año en que falleció.
De entre sus escritos, conservamos una Crónica o Tabula quorundam doctorum Ordinis Praedicatorum,en que cataloga las obras de san Alberto Magno y santo Tomás de Aquino, comenta la fundación del convento de Santiago de París y evoca la vida de los doctores dominicos más prestigiosos. También escribióla Speculatio summae philosophicae, que es una guía para estudiantes.
Obras de ~: Chronica Fratris Ludovici de Valleoleto, (1414) en Analecta Sacri Ordinis Fratrum Praedicatorum. vol. 20 (1931-1932) 727-761, 801-808; Speculatio summae philosophicae, c. 1412, (indéd.).
Bibl.: V. Beltrán de Heredia,Historia de la reforma de la Provincia de España (1450-1550), Roma, 1939; J. Goñi Gaztambide,Los españoles en el concilio de Constanza. Notas biográficas. Madrid-Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1966; J. Goñi Gaztambide: “Recompensas de Martín V a sus electores españoles” en Hispania Sacra 11 (1958) 261-292; Jesús María Palomares, El patronato del duque de Lerma sobre el convento de San Pablo de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1970.
Á. Martínez Casado